¿Dónde están los prisioneros libios que se escaparon de la cárcel durante la guerra?

  • Unos 26.000 delincuentes cumplían condena cuando empezaron las fugas. En plena revolución, las puertas de la mayoría de cárceles en Libia comenzaron a abrirse de par en par, dejando libres a los reos. ¿Dónde están escondidos ahora todos ellos?
Tanto las fuerzas de Gadafi como los insurrectos cometieron crímenes de guerra, según la ONU
Tanto las fuerzas de Gadafi como los insurrectos cometieron crímenes de guerra, según la ONU
Tracey Shelton, Trípoli (Libia) | GlobalPost

En plena revolución libia las cárceles del país eran un caos.

Cientos de guardias abandonaros sus puestos para ayudar a controlar las calles. Otros simplemente huyeron por temor a represalias de una población indignada tras cuatro décadas de opresión.

El 15 de febrero del año pasado, al mes de iniciada la revolución, las puertas de la mayoría de cárceles en Libia comenzaron a abrirse de par en par, dejando libres a miles de reos.

Según las autoridades, unos 26.000 delincuentes (los prisioneros políticos estaban en instalaciones diferentes y continuaron encerrados) cumplían condena cuando empezaron las fugas. Casi 200 de ellos se enfrentaban a la pena de muerte por delitos como homicidio.

"Había pánico fuera y dentro de las cárceles", asegura Dya Adin Badi, quien durante las protestas del año pasado estaba al frente de siete centros de detención, desde Ras Lanuf a Sirte y Misrata.  "Los guardias habían huido. No había seguridad, ni personal. No queríamos tener disturbios".

En Trípoli, el coronel Gadafi ya había comenzado a liberar prisioneros, con la esperanza, dicen algunos, de que se unirían a sus fuerzas leales. En otras zonas la inestabilidad dejó pocas opciones a los carceleros.

Badi dice que la muchedumbre indignada comenzó a congregarse en el exterior de sus cárceles. Los familiares empezaron a demandar la puesta en libertad de los suyos, muchos de los cuales, según el propio Badi, estaban cumpliendo condenas falsas o excesivas.

"Esperábamos recibir órdenes desde Trípoli, pero no llegó nada. Así que aplicamos nuestra propia solución", explica.

El poco personal que quedaba empezó a soltar reclusos en grupos de 10. Los que cumplían condenas por asesinato permanecieron detenidos otros dos días, tanto para proteger a la ciudadanía como por su propia seguridad. Pero sin personal, sin seguridad, sin presupuesto y sin comida, Badi no tuvo más remedio que liberarles también a ellos.

Badi dice que algunos eran reacios a marcharse por temor a ser asesinados por venganza.

Recuerda cómo un hombre le rogó quedarse, pero no había nadie para vigilar el edificio. Su crimen había sido asesinar a dos niños y su madre. Al cabo de dos días de su puesta en libertad lo encontraron muerto, admite.

No se sabe a ciencia cierta a cuántos otros reclusos les esperó el mismo destino.

Cientos de ellos se sumaron a las fuerzas rebeldes. Muchos escalaron puestos y se convirtieron en comandantes. Otros murieron en el frente de batalla.

Y otros simplemente huyeron y se desconoce su paradero.

Si se tiene en cuenta la actual proliferación de armas pequeñas en las calles de Libia, la presencia de los reclusos liberados es una fuerza desestabilizadora.

El jefe de la Policía de Misrata, Ibrahim Mohammed Alsherikcia, dice que aunque estos criminales son una de las mayores amenazas actualmente para la ciudad, los archivos judiciales fueron destruidos durante el bombardeo del edificio de los juzgados, que posteriormente fue ocupado por las fuerzas de Gadafi, y por ese motivo no pueden volver a detener a los antiguos reclusos, sea cual sea el delito por el que cumplían pena.

"Ahora hay criminales libres, y todos ellos están armados", afirma.

Alsherikcia dice que muchos de los que se sumaron a las fuerzas rebeldes murieron y "redimieron sus pecados".

Pero otros aprovecharon la guerra para hacerse con armas y continuar sus actividades delictivas. Incluso quienes vuelven a incumplir la ley a menudo no son condenados por ello, ya que los grupos milicianos tienen actualmente más poder que los policías.

En un informe difundido a principios de mes la ONU expresa su seria preocupación por el desarrollo del sistema de Justicia de Libia. "El sistema judicial sufre el legado de haber sido utilizado como una herramienta de represión", dice.

"Las leyes libias tendrán que ser revocadas o enmendadas... La vasta mayoría de detenidos todavía son retenidos fuera del marco legal, pese a los esfuerzos para centralizar las detenciones".

De alguna manera este sistema emergente de Justicia es un reflejo del régimen anterior, en el que las fuerzas de seguridad "se beneficiaban de una impunidad absoluta", añade el informe de la ONU.

Desde el fin de la revolución, tanto las milicias de ex rebeldes como la policía han administrado su propia forma de hacer justicia, también en un "clima de impunidad".

Mientras los miembros de las fuerzas de Gadafi son perseguidos y encarcelados (de momento sin cargos formales o acceso a asesoría legal), los miembros de las fuerzas revolucionarias que cometen delitos se quedan sin castigo.

El informe de la ONU si destaca sin embargo un cambio significativo: los crímenes los están cometiendo individuos o unidades independientes, en lugar de hacerlo grupos que operan en un "sistema de brutalidad sancionada por el Gobierno central".

Abdullatef Gadour, un veterano miembro de la oficina del Fiscal General de Libia que continúa en su puesto con el nuevo Gobierno, dice que si bien se están produciendo cambios, buena parte del viejo sistema judicial sigue en pie. Según Gadour, las leyes de la era Gadafi eran básicamente adecuadas y justas.

"Una de las pocas cosas que Gadafi no destruyó fue el sistema judicial del país", afirma. "El utilizaba la puerta de atrás".

En lugar de cambiar el sistema, Gadafi simplemente creó "leyes y tribunales de excepción" para sus propósitos, explica el fiscal. Estos tribunales "a puerta cerrada" eran utilizados para juzgar a prisioneros políticos y castigar a los desleales al Régimen sin pasar por el sistema de justicia regular.

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