Echenique recuerda al Guerra de "quien se mueve no sale en la foto"

  • El número tres de Podemos incendia con su advertencia de "extirpar las malas hierbas" en el partido. 

    ¿Imita Podemos los tics de la 'casta'? Control vertical, purgas y disidencia también están detrás del fracaso del 26-J. 

Pablo Echenique y Alfonso Guerra.
Pablo Echenique y Alfonso Guerra.

Desde la noche electoral,una pregunta quita el sueño a los dirigentes de Podemos. ¿Qué ha fallado? La confluencia con IU es la primera respuesta que encuentran, en especial los críticos a esta confluencia.  Pero hay más.

El millón de votos esfumados encuentra también explicación en el desencanto por la actitud del partido, y su líder, Pablo Iglesias, en los últimos meses, y por la deriva de la formación. De movimiento asambleario, a partido al uso, con los tics más reprochables de la “casta” política: control vertical, purgas y dedazos.

Mientras la división interna está lejos de aflojar, el secretario de Organización, Pablo Echenique, ha caldeado el ánimo con un mensaje, avanzado por eldiario.es, en el que avisa de la necesidad de “extirpar las malas hierbas”.

Las críticas le han obligado a matizar- ha dicho después que con ello se refería a la urgencia de “trabajar duro” para acabar con los enfrentamientos- pero el lenguaje recuerda a aquel “el que se mueve no sale en la foto” con el que Alfonso Guerra advertía que la disciplina de partido estaba por encima de cualquier otra cosa.La purga empezó con Pascual... 

El mensaje de Echenique, con o sin corrección, deja un aviso a navegantes. Pese a que en Podemos siempre se ha presumido del debate interno como algo “sano” y “natural”, lo cierto es que la disidencia no está bien vista. El ejemplo más rotundo fue el cese fulminante del número tres, Sergio Pascual, en uno de los momentos más críticos para el partido y con varias federaciones en efervescencia.

La decisión, tomada directamente por Iglesias, mostró por ver primera y de forma clara que a los dirigentes de Podemos no les temblaría el pulso a la hora de eliminar a sus díscolos. El motivo ofrecido por el secretario general fue la incapacidad de Pascual para frenar las distintas crisis territoriales, pero la lectura ofrecía otra perspectiva: Pascual era mano derecha de Íñigo Errejón, número dos y con una estrategia enfrentada a la de Iglesias.

La salida del secretario de Organización provocó la sabida guerra interna entre pablistas y errejonistas. Los primeros, partidarios de la “mano dura”, de la táctica de la confrontación con el adversario. Los segundos, más moderados y con una visión del largo plazo.Las federaciones: "Sobra la gente aparatera"

Los últimos meses no han sido fáciles para Podemos. La organización, construida en tiempo récord, ha acusado también la dificultad para engrasar a sus federaciones y las dimisiones en varias cúpulas territoriales han tenido un denominador común: la crítica al aparato de Madrid.

“Este partido ha ido creciendo desde una dirección centralizada, que ha hecho del asalto al poder la razón que dejaba todo lo demás en segundo plano. Una de las consecuencias ha sido la falta de confianza en los representantes territoriales”, alegó en su marcha, con otros 19 dirigentes, el responsable de Podemos en Euskadi, Roberto Uriarte. "No queremos aparatos. La gente 'aparatera' es la que sobra en Podemos", advirtió.

Las luchas de poder entre familias se evidenciaron también en Madrid, con la dimisión en bloque de varios miembros del Consejo Ciudadano, partidarios de Errejón y críticos con Luis Alegre, el hombre fuerte de Iglesias. En su adiós alegaron también el descontento por la “deriva” de la organización.Listas a “dedazo” y sin primarias para el 26-J

La configuración de las listas siempre ha sido un caballo de batalla para las distintas ramas de Podemos. Las más decisivas, las del 20-D, no estuvieron exentas de críticas. En Andalucía, por ejemplo, la dirección impuso a sus candidatos en todas las provincias, a excepción de Sevilla, sin contar con el criterio de la líder en la comunidad, Teresa Rodríguez, ni tampoco con el resultado de la militancia.

En el 26-J se evitaron directamente las primarias. La organización entendió que se trataba de una “segunda vuelta” y que, por tanto, lo “razonable” era repetir las listas. Éstas se alteraron únicamente para dar cabida a los candidatos de IU.Iglesias impuso el pacto con IU

Las “cuentas del ábaco” no funcionan, advertía Errejón en abril, en plena especulación sobre la confluencia con IU. El número dos, partidario de la “transversalidad”-la incorporación de actores de distintos movimientos y organización pero sin suma de siglas- acabó ninguneado por Iglesias. El pacto se fraguó en mayo y forzó un aparente “cierre de filas. La consiga fue evitar las tensiones antes del 26-J.Los dos Podemos

El difícil equilibro interno que libra Podemos enfrentará unas semanas críticas. El próximo 9 de julio hay convocado un Consejo Ciudadano en el que se debatirá sobre los pasos a seguir. Tampoco se descarta que haya llegado el momento para la asamblea 'refundacional', largamente reclamada por los críticos.

Mientras, Podemos sigue siendo un polvorín. Cuesta pensar que el partido que acusó al PSOE de estar manchado de “cal viva” sea el mismo que llenó después su campaña de corazones y sonrisas. La estrategia edulcorada con la que se enfrentó al 26-J es una de las causas que, según varios dirigentes, ha llevado al fracaso. La táctica, ideada por Errejón, ha recibido las críticas de Podemos Andalucía por ser demasiado “conservadora” y con poca “mordida”. “Se ha puesto toda la credibilidad y la fe en el comité de campaña generado en Madrid”, reprochó el secretario de Organización, Jesús Rodríguez.

El debate sobre el futuro de Podemos se librará en los próximos meses. En cuestión no esta solo  la conveniencia o no de reeditar el acuerdo con IU, sino, sobre todo, lo que Podemos quiere ser, y cómo quiere ser. El debate será sin duda convulso y con impredecibles consecuencias.

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