EE.UU. condena la violencia en Tailandia y urge a una solución pacífica

  • Washington.- Estados Unidos condenó hoy la violencia en las calles de Bangkok generada por enfrentamientos entre tropas tailandesas y los "camisas rojas" y pidió "contención" y una solución pacífica a la crisis.

EE.UU. condena la violencia en Tailandia y urge a una solución pacífica
EE.UU. condena la violencia en Tailandia y urge a una solución pacífica

Washington.- Estados Unidos condenó hoy la violencia en las calles de Bangkok generada por enfrentamientos entre tropas tailandesas y los "camisas rojas" y pidió "contención" y una solución pacífica a la crisis.

"Estamos profundamente preocupados por ver a seguidores de los 'camisas rojas' provocar incendios, dañar infraestructuras eléctricas y medios y atacar a periodistas individuales", señaló Gordon Duguid, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos.

En lo que representa la declaración más fuerte de Washington sobre las protestas violentas en Tailandia, el Departamento de Estado de EE.UU., a través Duguid, indicó a periodistas que las autoridades y los "camisas rojas" deben resolver sus diferencias a través de las instituciones democráticas.

EE.UU. "condena ese comportamiento y llama a sus líderes y políticos de la oposición afiliados a instar a sus seguidores a frenar tales actos", explicó.

Al menos 27 edificios de Bangkok fueron incendiados hoy por partidarios del frente de los camisas rojas, en represalia por el asalto de las tropas tailandesas contra su bastión en el corazón comercia de la capital.

Grupos incontrolados incendiaron el edificio de la Bolsa de Valores, saquearon y destruyeron comercios y grandes almacenes situados en el centro, y en al menos en otras 14 áreas de la urbe.

No obstante, Duguid se mostró "alentado" por el hecho de que líderes de los "camisas rojas" se entregaran a las fuerzas de seguridad tailandesas y por su llamamiento a los seguidores de volver a sus casas y evitar más muertes.

El portavoz explicó que la embajada estadounidense en Bangkok, cerca del escenario de mayor violencia, sigue cerrada pero está proporcionando servicios consulares de emergencia desde un hotel en la capital tailandesa.

El Departamento de Estado autorizó la salida de personal que no tiene que prestar esos servicios y de sus familias.

El pasado sábado, EE.UU. emitió una alerta para desaconsejar a sus ciudadanos viajar a Tailandia por las protestas violentas.

El Gobierno de Tailandia declaró el toque de queda en Bangkok después de que las tropas asaltaran el bastión de los "camisas rojas" en el corazón comercial.

Al menos cinco personas, entre ellas un reportero italiano, murieron y unas 60 resultaron heridas durante los tiroteos librados por los manifestantes y soldados, que apoyados por blindados penetraron por todos los flancos en la zona ocupada desde hacía casi seis semanas.

Otras dos personas perdieron la vida en los disturbios que estallaron en varias provincias del noreste del país, donde los "camisas rojas" atacaron edificios oficiales en represalia.

Paramilitares del frente rojo, algunos de ellos con armas de fuego se entregaron y fueron detenidos, mientras los soldados estrechaban el cerco para evitar que los cabecillas escaparan aprovechando el caos en algunas áreas del campamento.

Siete horas después de que las tropas entraran en la fortaleza, los cabecillas de la protesta anunciaron su rendición y pidieron a sus seguidores por la megafonía del campamento que se marcharan.

"Ustedes saben que nunca los abandonaré, pero llegó el momento de evitar más muertes, porque es a nuestros camisas rojas a quienes están matando", dijo Jatuporn Promphan, el cabecilla del ala del frente rojo.

La crisis tailandesa será uno de los temas que la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, abordará en su gira por Asia, la cual emprenderá mañana y la llevará a Japón, China y Corea del Sur.

La mayor parte de los "camisas rojas" provienen de las zonas rurales del norte y noroeste del país, las de mayor densidad demográfica y feudos de los testaferros del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto en un golpe militar en 2006 y quien en 2008 fue condenado a dos años de cárcel por un delito de corrupción.

Tailandia atraviesa una profunda crisis política fruto de la lucha entre los partidarios y detractores del Shinawatra desde el golpe militar.

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