EEUU guarda incómodo silencio ante revelaciones de espionaje a la UE

  • La controversia sobre las actuaciones de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE.UU. ha aumentado hoy con las supuestas denuncias de espionaje a la Unión Europea (UE), mientras Washington guarda un incómodo silencio y presiona para que el exanalista de la CIA, Edward Snowden, no sea asilado por Ecuador.

Alfonso Fernández

Washington, 30 jun.- La controversia sobre las actuaciones de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE.UU. ha aumentado hoy con las supuestas denuncias de espionaje a la Unión Europea (UE), mientras Washington guarda un incómodo silencio y presiona para que el exanalista de la CIA, Edward Snowden, no sea asilado por Ecuador.

Justo cuando el gobierno de Estados Unidos trataba de rebajar el perfil del caso de Snowden, que se encuentra desde hace casi una semana en la zona de tránsito del aeropuerto internacional de Moscú, y apostar por el canal diplomático, salían a relucir nuevos supuestos casos de espionaje.

Este fin de semana el semanario alemán "Der Spiegel", que cita documentos facilitados por Snowden, publicó que la NSA espió las representaciones de la UE y la ONU en EEUU, tanto a través de micrófonos instalados en esos edificios como de su red informática interna conectada a Bruselas.

El presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, se declaró hoy "profundamente preocupado y sorprendido" al respecto y exigió a Estados Unidos que aclare lo ocurrido.

Por su parte, la Administración del presidente Barack Obama ha evitado pronunciarse al respecto, y solo el consejero adjunto de seguridad de la Casa Blanca, Ben Rhodes, que acompaña al mandatario estadounidense en su gira por África, ha comentado tangencialmente el hecho preguntado por la prensa.

"No puedo comentar sobre revelaciones no autorizadas de programas de inteligencia (...) (La Unión Europea) es uno de nuestros socios de inteligencia más estrechos. Tenemos una relación muy estrecha con ellos en materia de inteligencia", dijo Rhodes en Sudáfrica, quien refirió a las agencias de inteligencia de EEUU sobre la cuestión.

También este fin de semana, Rafael Correa, presidente de Ecuador, país al que ha solicitado asilo Snowden, revelaba que había recibido una llamada por parte del vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, en la que éste le instaba a que rechazase la petición del extécnico de la CIA.

Correa indicó, a su vez, que Snowden se encontraba en manos de Rusia, y que, por tanto, correspondería a Moscú el decidir los próximo pasos del exanalista.

De nuevo, un portavoz de la Casa Blanca se limitó a confirmar que la conversación entre Biden y Correa se había producido, sin ofrecer más precisiones.

A la par, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, volvía a cargar hoy contra el gobierno estadounidense por tratar de presionar a Ecuador para forzar la entrega de Snowden y reiteró que éste era un "héroe".

Además, Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, sostuvo durante una entrevista con la cadena estadounidense ABC que Snowden estaba "aislado" en Rusia después de que Estados Unidos invalidase su pasaporte y reconocía que su situación era muy "sensible".

"Idealmente, debería poder volver a EEUU (...) pero lamentablemente no es el mundo en el que vivimos", por lo que deberá buscar "justicia" en otro país, aseguró Assange.

No obstante, el fundador de Wikileaks subrayó que "se ha tenido un gran cuidado para asegurarnos que Edward Snowden no puede ser presionado para que detenga el proceso de publicación (de más secretos)".

Por último, varios senadores de EEUU criticaron la postura de los gobiernos de Quito y Moscú por su falta de colaboración con Estados Unidos en el caso Snowden y exigieron que ambos países deben asumir consecuencias.

"(Los gobiernos de Rusia y Ecuador) deberían pagar un precio, ya sea económico, diplomático, geopolítico, por lo que han hecho. Están siempre metiéndonos el dedo en el ojo", indicó Charles Schumer, senador demócrata por Nueva York.

Por su parte, John McCain, senador y ex candidato presidencial republicano, afirmó que la escasa disposición de Rusia es "una bofetada en la cara de Estados Unidos" e instó a la Administración del presidente Barack Obama a redefinir su estrategia con Moscú.

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