EEUU libera a presos del Guantánamo de Afganistán sin juicio ni antes ni después

  • De la misma forma que Estados Unidos ha comenzado a liberar a los presos de Guantánamo que nunca fueron juzgados y de los cuales España ya acoge a tres, la Casa Blanca ha comenzado a excarcelar a los prisioneros de la cárcel de Bagram, en Afganistán. Son prisioneros contra los que no existe ninguna prueba, que no fueron juzgados antes de encerrarlos en prisión ni han sido juzgados ahora para probar su inocencia.
Jean MacKenzie | GlobalPost

(Jalalabad, Afganistán). Zahir Daud dice que no está enfadado con los estadounidenses que le arrebataron 32 meses de su vida. La única vez que este delgado ex profesor de literatura de ojos oscuros muestra un atisbo de amargura es cuando se le pregunta cuántos hijos tiene. "Cinco. El más joven, un niño, tenía solo cinco meses cuando me arrestaron. No le he visto desde entonces", dice.

Zahir es uno de los nueve hombres que han logrado reunirse con sus familias de nuevo en un sofocante día de verano en el este de Afganistán. El Detainee Release Shura es un evento perfectamente programado y controlado en el que personas que han sido retenidas durante un determinado periodo en la cárcel de EEUU en Bagram (conocida oficialmente como centro de detenciones de Parwan) son puestas en libertad.

Al igual que la mayor parte de los detenidos, Zahir insiste en que él nunca ha tenido vínculos con los insurgentes. "Algún enemigo le dijo a los americanos que yo era un talibán", dice. "Eso es lo que me irrita".

Pero Zahir, al igual que los demás, nunca sabrá exactamente qué evidencias tenían en su contra los militares de EEUU. A lo largo del proceso los detenidos no tienen acceso a un abogado, y tampoco tienen permiso para ver los informes o las pruebas en las que se han basado las fuerzas internacionales para su detención. El Gobierno de EEUU esgrime razones de seguridad nacional para no permitir a los detenidos enfrentarse a sus acusadores.

Esta shura o consejo en Jalalabad se celebra en un complejo del gobernador provincial, Gul Agha Sherzai. Los jardines frondosos, que se completan con una fuente y una piscina, son un fuerte contraste con la cárcel en la que los detenidos (nunca se les denomina prisioneros) han pasado desde unos pocos meses hasta varios años retenidos.

Los detenidos se sienten en la fila delantera. La mayor parte de ellos llevan una sencilla gorra blanca en la cabeza y visten las largas camisas y pantalones flojos típicos de Afganistán.En su discurso de apertura en un enorme salón acristalado, el gobernador de Jalalabad fue muy efusivo al felicitar a los detenidos, a quienes sus comunidades, dijo, recibirán de nuevo con los brazos abiertos.

Fue menos cálido al hablar de los estadounidenses, aunque sí reconoció que ese día era una buena señal de la cooperación entre el Gobierno afgano y las fuerzas extranjeras. Indirectamente, Agha Sherzai sugirió que la mayor parte de los hombres delante de él no deberían de haber detenidos en ningún momento.

"Los estadounidenses no se están llevando intencionadamente a gente inocente", señaló el gobernador. "Les están dando informaciones erróneas. Espero que los afganos puedan tomar pronto las riendas de este proceso ellos mismos".

Se supone que esto ocurrirá en algún momento a principios de 2011, según las autoridades de EEUU y Afganistán. El control sobre las instalaciones de Parwan será traspasado a Afganistán en enero.Zahir, al igual que otros, está encantado con su buena suerte, y no se muestra ansioso por criticar a quienes lo detuvieron. "Estoy muy contento porque me están poniendo en libertad. No tengo queja sobre cómo me trataron los americanos", asegura.

Pero Zahir ejemplifica el problema en el corazón del programa: fue detenido por fuerzas de EEUU sin una base muy sólida, y nunca se le dio una oportunidad para demostrar su inocencia. Ahora se le envía de nuevo a casa sin que nadie admita que, quizás, haya sido separado de su familia y de su comunidad de manera injusta.

"El hecho de que estas personas sean puestas en libertad no es una señal de que sean inocentes", recalca la capitán de navío Pamela Kunze. "Simplemente significa que un Panel de Revisión de Detenidos [DRB en inglés] ha determinado que ya no son una amenaza".

Cada detenido debe de pasar por un DRB para ser liberado. Aunque les da permiso para tener un representante personal, esto no es lo mismo que permitirles tener una representación legal, explica Andrea Prasow, consejera del programa de terrorismo y contraterrorismo de Human Rigths Watch, que ha acudido a varios DRB.

"El error central del sistema es que los detenidos no tienen acceso a un abogado y tampoco pueden revisar las pruebas que hay en su contra", indica. "Las audiencias solo son para hacer que el proceso parezca justo".

Los detenidos también deben de recibir el respaldo de los ancianos de su pueblo, que firman un documento en el que se comprometen a ayudar a esa persona a reintegrarse en la comunidad. También deben de afirmar que el detenido fue capturado "adecuadamente", lo que significa que no podrá haber demandas contra las fuerzas de EEUU por el tiempo que esa persona estuvo retenida. Los detenidos, bajo la supervisión de los ancianos del pueblo, prometen renunciar a la violencia y apoyar la paz y la Constitución afgana.

"No es una mala idea implicar a los ancianos", dice Prasow. "Los detenidos tendrán más oportunidades para reintegrarse si tienen el apoyo de la comunidad". Pero el proceso es más espectáculo que sustancia, añade.

Los shuras de liberación han ido en aumento desde comienzos de año. Según Kunze, más de 220 detenidos han sido puestos en libertad desde enero.

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