"Más del 90% de los ataques (rusos) que hemos visto no fueron contra el EI o contra terroristas de Al Qaida. En su gran mayoría fueron contra grupos opositores", dijo el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.
Desde que la operación de ataques aéreos rusos contra Siria comenzó la semana pasada, Washington insiste en que Moscú no apunta al grupo EI o a los grupos próximos de Al Qaida, sino a los opositores sirios, lo que consolida de facto el régimen de su aliado, el presidente Bashar al Asad.
Es la primera vez que las autoridades estadounidenses proporcionan una estimación en cifras del impacto de los ataques rusos en este país en guerra.
"Nuestra inquietud reside sobre todo en el impacto de la actividad militar en el interior de Siria (...) sobre grupos que no son ni el Estado Islámico ni los terroristas afines a Al Qaida", dijo Kirby.
El ejército sirio lanzó este miércoles una vasta ofensiva terrestre fortalecida por ataques de la aviación, y a partir de ahora de la marina rusa, una semana después del comienzo de la intervención militar de Moscú que volvió a dar impulso al régimen de Asad.
"Tanto si lanzan un misil de crucero como una bomba desde un avión ruso, el resultado es el mismo: Asad sigue teniendo apoyo de Rusia", declaró Kirby.
El presidente ruso Vladimir Putin anunció, en este contexto, que las operaciones rusas iban a intensificarse.
"Es un error para Rusia", reafirmó por su parte el portavoz de la diplomacia estadounidense.
Estados Unidos y Rusia celebraron la semana pasada una primera reunión de sus fuerzas armadas con el fin de evitar incidentes aéreos entre sus aviaciones en cielo sirio, pero por ahora no hay programado ningún otro encuentro.
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