La suerte de Nasheed, un militante ecologista convertido en jefe de Estado, conmueve a la comunidad internacional, incluidas las Naciones Unidas.
El Departamento de Estado se declaró este martes "molesto" por el traslado del expresidente a una cárcel en la noche del domingo al lunes, un mes después de que su condena a 13 años de prisión haya sido conmutada por una de prisión domiciliaria.
El portavoz de la diplomacia estadounidense, John Kirby, denunció la legitimidad de "un proceso que fue conducido de una manera contraria a la legislación de las Maldivas y a sus obligaciones internacionales".
Kirby reclamó nuevamente al gobierno de este archipiélago del océano Índico "liberar a Nasheed, poner fin a los procesos políticos y tomar medidas con el fin de restablecer la confianza en su compromiso con la democracia y el Estado de derecho".
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