EEUU se gasta 66.000 millones de dólares en un caza supersónico inservible: provoca mareos y desmayos a los pilotos

  • El F-22 Raptor estaba llamado a convertirse en la joya de la corona de la Fuerza Aérea estadounidense del siglo XXI. Sin embargo, el riesgo que su pilotaje supone para la salud de los pilotos lo ha convertido en un aparato de exhibición que no puede alejarse demasiado de las bases del ejército, por si tiene que hacer un aterrizaje de emergencia. Ya se han producido 12 casos.

El caza supersónico que debía convertirse en el terror del enemigo asusta más a los propios pilotos del la Fuerza Aérea estadounidense que a quienes estaban llamados a recibir su temible potencia de fuego. De momento, el F-22 Raptor ha provocado más bajas entre los pilotos que en las filas adversarias. Hasta 12 pilotos han sufrido mareos o desmayos por falta de oxígeno durante las pruebas del único caza de combate de quinta generación que existe en el mundo.

De hecho, algunos de los 200 pilotos asignados al programa del F-22 Raptor han solicitado ya el traslado a otro destino ante los a problemas que presenta la aeronave y que, a día de hoy, la hace inservible para realizar misiones de combate.

Las investigaciones apuntan a que el fallo está en el suministro de oxígeno de la cabina, por lo que se ha instalado un nuevo sistema adicional de oxígeno de seguridad que estará en pruebas hasta finales de noviembre cuando, de confirmarse su efectividad, comenzará su instalación en los F-22, a un ritmo de diez Raptors al mes.

De momento, el Pentágono ha decidido que, hasta que se solucionen los problemas, todos los vuelos de estos cazas se realicen cerca de las bases aéreas en las que están destinados, lugares que aseguran la posibilidad de realizar un hipotético aterrizaje de emergencias en caso de que se produzcan nuevos incidentes.

Un problema tras otro

El primer gran contratiempo de los F-22 Raptor se vivió en 2007, cuando 12 cazas que realizaban un vuelo de pruebas entre Hawái y Japón tuvieron que regresar a territorio estadounidense nada más pasar la línea internacional de cambio de día. El ordenador de a bordo se volvió loco al actualizar la fecha.

Poco después, en 2008, el cazabombardero más caro de la historia militar estadounidense volvió a ser noticia cuando los pilotos experimentaron síntomas similares a la hipoxia durante el primer vuelo oficial del F-22. Un problema que casi cuatro años después aún no se ha solucionado.

Un juguete muy caro

Desde que en 1991 se aprobó el diseño del que debía convertirse en el avión de guerra más temible, y caro, y caro del mundo, el Gobierno estadounidense ha invertido nada menos que 66.000 millones de dólares en el programa del F-22 Raptor.

Inicialmente, el Pentágono pensaba comprar 650 de estos cazas a Lockheed Martin, la empresa fabricante. Sin embargo, su alto coste 2013nada menos que 211 millones de dólares por unidad2013 ha reducido el pedido a 190 aviones, el último de los cuales debía ser entregado esta misma semana.

De momento, el programa F-22 Raptor ha resultado un desastre: cada decena de estos jet de combate valen más que todo el PIB de países como Groenlandia, y ni siquiera son capaces de cumplir con la parte más simple de su misión, volar con seguridad.

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Roberto Arnaz
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