El exvicepresident, el último en salir de prisión

El 100.2 del reglamento penitenciario, el salvoconducto de Junqueras y el procés

Junqueras y Romeva
Junqueras y Romeva
Europa Press

Un artículo del reglamento que establece las condiciones de los presos en todo el Estado está sirviendo como principio del fin del reproche penal para todos los condenados por el procés catalán. Ese 100.2 de la legislación penitenciaria es el que está utilizando la Generalitat para permitir la salida a prisión durante unas horas a los líderes del plan que tuvo su momento álgido en el referéndum del 1 de octubre de 2017. Y que tiene un precedente en la puesta en libertad temporal de Oriol Pujol, el hijo del expresident Jordi Pujol condenado por el caso de las ITV. Pero el movimiento para liberar a Oriol Junqueras este martes para que dé clase en una universidad es el último gran paso para empezar a dar carpetazo a la causa juzgada por el Tribunal Supremo.

Las competencias en materia penitenciaria que tiene Cataluña es lo que permite al Govern llevar a cabo esta medida que ha beneficiado a cargos destacados de los partidos que conforman la coalición de gobierno en la región. Algo que primero tienen que aprobar las juntas de tratamiento de las cárceles, que en el caso de Junqueras es la de Lledoners, donde también cumplen su condena Joaquim Forn, Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. De todos ellos, solo Rull y Turull no han accedido por el momento a la semilibertad, ya sea por ese artículo del reglamento,que está regulado por el Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, o por tener derecho al tercer grado. También han accedido a este régimen, que es completamente ajeno a ese tercer grado, la exconsellera Dolors Bassa y la expresident del Parlament Carme Forcadell. 

El 100.2 es todo un recoveco legal, al ser el que marca que las penas de prisión se flexibilicen con tareas alternativas que faciliten la reinserción del reo. Incluso con condenas por delitos considerados graves como el de sedición, que se tradujo en 13 años de reclusión para el líder de ERC, 12 para Romeva, Bassa y Turull, 11 para Forcadell, 10 para Forn y Rull  y 9 para Sànchez y Cuixart. La última palabra siempre la tiene la Justicia, ya que la aplicación del artículo puede ser revocada en cualquier momento. Sobre todo porque todos los encausados, salvo los 'Jordis', están en segundo grado penitenciario y no el tercero, que es el que marca el régimen penitenciario abierto. 

De hecho, se conoce como "vía Pujol" porque el primer beneficiado fue el hijo del expresident y ex secretario general de Convergència, que en julio de 2018 fue condenado a dos años y medio de prisión por cohecho, falsedad documental mercantil y tráfico de influencias. Apenas un año después, y por su supuesta colaboración en un comedor social y por su trabajo para una cristalería como autónomo, pudo abandonar su celda. Una decisión que avalada por la jueza de vigilancia penitenciaria, que es quien tiene que dar el visto bueno a los informes de las juntas de tratamiento. En el caso de Pujol, se alegó que mostró un alto grado de arrepentimiento. 

Los informes desfavorables de la Fiscalía aún no han tenido efecto en estas decisiones de la Generalitat que, hasta ahora, han contado con la aquiescencia de los jueces. El Ministerio Público ya rechazó en su momento que los 'Jordis' y Joaquim Forn pudieran salir temporalmente, en el caso de este último para trabajar en Mediapro durante sus permisos. Pero por el momento no se ha pronunciado sobre los casos de Junqueras o de Raül Romeva, con el primero dando clase en el campus de Manresa, que pertenece a la Universidad de Vic. Mientras, el segundo pasará estas horas de permiso en una asociación que trabaja sobre los acuerdos de paz de Dayton, que fueron los que sirvieron para acordar el fin de la guerra de Bosnia. 

El futuro de Junqueras

El exvicepresident de la Generalitat sale de prisión tras más de 850 días de encarcelamiento ininterrumpido, desde que ingresara de manera provisional en el Centro Penitenciario de Estremera tras su declaración en la Audiencia Nacional el 2 de noviembre de 2017. Pero esa provisionalidad por su implicación en el procés no se cumplió, y Junqueras pasó todo el juicio del 1-O entre rejas. Un tiempo en el que no ha parado de hacer política, como él mismo admitió, además de a escribir cartas, conceder entrevistas o recibir visitas ilustres del mundo de la política o de la empresa. 

Solo salió unas horas para participar en la constitución de las Cortes posterior a las elecciones generales del 28 de abril, donde obtuvo acta de diputado. Un privilegio al que renunció posteriormente por su intención de ser eurodiputado. Pero aunque también fue elegido, no obtuvo el permiso para ir a recoger el acta. Lo que motivó el reproche del Tribunal de Justicia Europeo a España, poniendo incluso en duda que se le pudiera mantener encarcelado por esta decisión que formaba parte del ordenamiento jurídico. Finalmente, el Tribunal Supremo resolvió que haberle reconocido sus derechos como parlamentario europeo no implicaba su puesta en libertad debido a que su condena era firme y ya no tenía derecho a la inmunidad.

La salida de Junqueras se produce en medio del regreso a la frontera española del expresident Carles Puigdemont, que se dio un baño de masas este fin de masas en un mitin organizado por el Consell de la República que se celebró en Perpignan. Allí, el 'jefe' del Govern del procés reivindicó que el único mandato válido es el del referéndum del 1 de octubre. Pero no hizo ninguna mención al diálogo iniciado entre la Generalitat y el Gobierno de Pedro Sánchez la pasada semana. Algo que se ha interpretado como un desaire en ERC, que no mantiene las mejores relaciones con Junts per Catalunya a pesar de gobernar en coalición. Está por ver cuál es la reacción del líder de los republicanos, que a pesar de empezar a pisar la calle, no puede esquivar la inhabilitación para ejercer cargo público a la que está sujeto. 

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