El asesino de la catana muestra hoy su cara 17 años después del triple crimen

  • DMAX emitirá hoy y mañana un documental a las 22:30 con durísimas imágenes inéditas.  Actualmente es bróker de bolsa, está casado y tiene una hija.
Asesino de la catana
Asesino de la catana

José Rabadán, asesino confeso de la muerte de sus padres y su hermana pequeña a golpes de catana y machetazos, confiesa en un documental producido por Discovery Max que, diecisiete años después del crimen, aún no sabe por qué los mató.

"Yo no tenía la intención, fue mi cuerpo. La espada bajó sola", asegura Rabadán en una entrevista a cámara en la que, por primera vez, descubre su imagen, una decisión que ha tomado, según los promotores del proyecto, porque quiere ayudar a demostrar públicamente que la rehabilitación es posible.

Producido por Juan Ramón Gonzalo ("El programa de Ana Rosa") para Discovery Max, el documental "Yo fui un asesino: el crimen de la catana", es la primera producción española del género "true crime".

La película, que se emitirá dividida en dos episodios de una hora de duración hoy y mañana en horario de máxima audiencia, aporta durísimas imágenes inéditas, rescatadas del archivo de la policía, además del relato de varias decenas de testigos, vecinos y familiares, además de expertos, psiquiatras, periodistas y abogados que llevaron el caso.

Conocido como el asesino de la catana, Rabadán confesó el asesinato de sus padres y de su hermana pequeña con síndrome de Down en abril del año 2000, un crimen por el que fue condenado a ocho años de reclusión en un centro de menores -los dos últimos, de libertad vigilada- en aplicación de la entonces recién aprobada Ley del Menor.

Uno de sus autores, psicólogo forense en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid desde 1985 y Defensor del Menor entre 1996 y 2001, Javier Urra, ha participado activamente en este documental, no solo con sus opiniones de experto, sino también con una entrevista en profundidad a Rabadán.

Tras opinar que Rabadán ha cumplido su condena penal, pero "no ha pagado moralmente", Urra ha enfatizado que le parecería "abominable" que él "quisiera vivir de esto y que se le permitiera decir que se ha convertido la maldad en un hombre bueno".

En ese sentido, ha añadido que, si pretendiera sacar un beneficio "económico, de ego, de narcisismo o de buscar los focos, pido a los medios de comunicación que no le hagan el juego y a los ciudadanos que no le vean".

Los creadores de la tvmovie han asegurado que se ha elegido este caso porque "está cerrado por la justicia" y su protagonista ha cumplido su condena, actualmente se encuentra "totalmente rehabilitado" y vive "con toda normalidad" con su mujer y su pequeña hija de tres años, integrado en la comunidad evangélica con la que pasó los dos años de libertad vigilada.

Además de provocar un debate en la sociedad, que Javier Urra encara cuestionando las peticiones de cambiar la Ley de Menores de "gente que ni la ha leído", porque "muchos consideran que las penas son escasas", la producción cuestiona a la sociedad si está preparada para asumir a una persona con un pasado tan oscuro como éste.

El crimen conmocionó no solo a los vecinos de Rabadán, sino que estuvo durante meses ocupando portadas de medios de comunicación de índole nacional: los titulares con cada nuevo descubrimiento abrieron entonces una caja de Pandora que, hasta Rabadán, parecía que sólo ocurría en lugares lejanos.

Pero Rabadán era un chico normal, de Murcia, de 16 años, amante de las artes marciales, buscador de respuestas en el esoterismo y los libros satánicos como muchos adolescentes inquietos, aunque este tenía acceso a internet.

Un jugador de rol que, sin motivo aparente, acuchilló a su familia hasta romper la espada samurái que uso, y que tuvo que sustituir por un machete. En la grabación, sólo llora cuando habla de su hermana, a la que "quería con locura".

Según Juan Moya, director del programa, en el documental ha primado "la objetividad, la neutralidad y el rigor".

"Hemos creado un mosaico de testimonios con mucha documentación para que el espectador tenga información suficiente y se haga su propia opinión porque, a día de hoy, -ha dicho Moya- ni los expertos saben qué pasó".

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