El barón popular que se atrevió a toserle a Zaplana

  • La trayectoria política del ahora presidente de la Generalitat cambióel día en que Eduardo Zaplana le nombró su delfín. Pese a suexperiencia, nadie se esperaba que este joven tuviera el valor deenfrentarse al todopoderoso dirigente para hacer valer sus premisas.Ahora está pasando uno de sus peores momentos en política.
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Amante del Valencia C.F. y del tenis, este devoto político valenciano está pasando a sus 47 años por uno de sus momentos más complicados. Francisco Camps carece del carisma de su antecesor en la Generalitat (Eduardo Zaplana) pero su estrategia política, aunque diferente, ha resultado eficaz. Ahora se enfrenta a uno de sus momentos políticos más complicados por su relación con algunos cabecillas de la trama Gürtel.

Camps ha pasado por todos los escalones en su trayectoria hasta llegar a la Presidencia de la Generalitat. Empezó en Nuevas Generaciones, fue responsable de la concejalía de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia, de la conselleria de Educación, secretario de Estado, vicepresidente del Congreso, delegado del Gobierno y, por último, jefe del Consell.

Sin embargo la clave de su trayectoria se remonta al día en que fue designado delfín de Zaplana. Nadie en el PP esperaba que este chico de Valencia pudiera plantarle cara al todopoderoso dirigente que había dejado la Comunidad para entrar en el Gobierno de Aznar, seguramente con aspiraciones a llegar más lejos en política.

Pero el control que esperaba mantener a distancia pronto se truncó. El delfín se rebeló. Francisco Camps quería controlar el partido y la Comunidad y su estrategia fue rodearse de cuantos le manifestaban su apoyo y, por tanto, se atrevían a toserle a Zaplana.

Así, dos de sus grandes amigos dejaron Madrid para estar a su lado y formar su primer gobierno. Esteban González Pons dejó portavocía de los populares en el Senado y Gerardo Camps su cargo como secretario de Estado de Seguridad Social.

Este trío de políticos permanece unido desde que un joven estudiante de primero de Derecho convenció a dos de los mayores para que abandonaran su candidatura y se unieran a la suya como delegados de alumnos. Fue la primera vez que Paco convencía a González Pons y al otro Camps para que se unieran a su causa. Las tertulias políticas universitarias reforzaron este lazo.

Más de una década después fueron sus primeros pilares en un tiempo en el que en la Comunidad no había elección, o se estaba con Camps o con Zaplana, y eso marcaba el futuro político de cada uno. Ha sido una dura etapa, con una batalla campal abierta entre 'campsistas' y 'zaplanistas' que aún hoy, siete años después, sigue viva.

Esta batalla ha curtido su coraza de barón en el PP hasta el punto de convertirse en uno de los firmes apoyos para Mariano Rajoy frente a los envites de otros miembros de su partido.

Esta fidelidad y sus números de récord en cada una de las elecciones a las que ha concurrido, desde que el 25 de mayo de 2003 ganara las primeras, han hecho que el líder nacional de los populares no haya titubeado a la hora de mostrar su apoyo público en los momentos más complicados del dirigente, como su relación con algunos imputados de la trama Gürtel.

 

Seguramente si se le pregunta por alguno de sus días más felices, Camps, valencianista hasta la médula, probablemente se acordaría del día en que Ángel María Villar le dio la copa de la Liga de la temporada 2003-2004 para que fuera él quien se la entregara a Albelda, capitán del equipo 'ché'. El presidente sigue viendo cada partido de los suyo desde su localidad de tribuna, junto a su padre.

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