El belga Lafosse denuncia la "dictadura de la emoción" en San Sebastián

  • El belga Joachim Lafosse presentó este jueves su película "Les Chevaliers Blancs" en el festival de San Sebastián, basada en el escándalo real de unos cooperantes que intentaron sacar ilegalmente a cien niños de Chad, denunciando una "dictadura de la emoción".

Protagonizada por los franceses Vincent Lindon y Louise Bourgoin, esta coproducción franco-belga, "Los caballeros blancos", narra la historia de una ONG que viaja a un país africano en guerra con la misión oficial de vacunar a niños en pueblos remotos.

Los cooperantes ocultan su verdadera intención: localizar a cientos de huérfanos menores de cinco años y sacarlos sin autorización del país para darlos en adopción a familias en Francia.

Basada en hecho reales, retoma el que en Francia se conoció como "caso del Arca de Zoé", por el nombre de una asociación que en 2007 intentó hacer algo similar con cien niños chadianos.

"Nos inspiramos de los hechos (...) pero después está también el placer de fabricar una película juntos, de reescribirla cada mañana", explicó Lafosse tras la proyección de su cinta en este festival del norte de España, advirtiendo que "un film siempre es mentira".

"El escándalo mediático es una cosa, pero eso no hace una película", agregó, reconociendo haberse sentido inmediatamente atraído por esta "historia supernovelesca".

"Se podía hacer un verdadero thriller, con grandes cuestiones morales: ¿dónde está el bien, dónde está el mal, cuándo se superan los límites y se pasa de un caso humanitario a un fiasco?", explica.

Sin querer pronunciarse sobre el mundo de las ONG, que admite no conocer, Lafosse considera que "el infierno está lleno de buenas intenciones" y dice interesarse por "el narcisismo" de ciertas "personas que creen saber mejor que los otros lo que es bueno para ellos".

El belga, que se define como un artista al que no le interesa la realidad, se negó a hablar con los protagonistas del escándalo real para "poder dejar vía libre a la imaginación".

Su objetivo era, asegura, "escenificar la dictadura de la emoción" de unas personas dispuestas a saltarse la ley llevados por sus sentimientos.

La desesperación de un pueblo sumido en la guerra y la miseria, la manipulación de sus dirigentes, las tensiones entre los cooperantes, el papel cómplice de una periodista se entremezclan en esta historia en competición por los galardones que el festival otorgará el sábado.

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