El "broker" que hizo temblar el tercer banco francés en el banquillo

  • París.- El operador de mercados que hizo perder 4.900 millones de euros a Société Générale (SG) a comienzos de 2008 se sentó hoy en el banquillo del Tribunal Correccional de París para responder de acusaciones de fraude y falsificación que él atribuye al funcionamiento de la sala de mercado del tercer banco francés.

El "broker" que hizo temblar el tercer banco francés en el banquillo
El "broker" que hizo temblar el tercer banco francés en el banquillo

París.- El operador de mercados que hizo perder 4.900 millones de euros a Société Générale (SG) a comienzos de 2008 se sentó hoy en el banquillo del Tribunal Correccional de París para responder de acusaciones de fraude y falsificación que él atribuye al funcionamiento de la sala de mercado del tercer banco francés.

Jérôme Kerviel, que tiene ahora 33 años, llegó al palacio de justicia entre una nube de periodistas y acompañado de su abogado Olivier Metzner, uno de los penalistas más reputados de Francia que rápidamente sintetizó la que va a ser la posición de la defensa.

Kerviel -dijo Metzner a la prensa- "es un peón" dentro de "un sistema", el de las salas de mercado del sistema financiero y en concreto de SG.

Lo mismo que ha venido repitiendo en diversas declaraciones en las últimas semanas el acusado, que de ser declarado culpable podría ser condenado a cinco años de cárcel por haber introducido datos de forma fraudulenta en el sistema informático de la sala de mercados del banco, y a una multa de 375.000 euros por abuso de confianza.

"El sistema no lo inventé yo", subrayó este hombre que empezó a trabajar en SG en 2000 en el departamento de supervisión de las operaciones bursátiles de la entidad y que dos años después consiguió convertirse en "broker".

El banco francés, que concurre al juicio como acusación particular, es el principal interesado en demostrar no sólo la culpabilidad de Kerviel, sino que actuó en solitario para acallar las sospechas de que un fraude de esa magnitud no se podía haber fraguado sin la connivencia de sus superiores.

Unas sospechas que se han sustentado sobre todo en que el antiguo operador llegó a exponer en sus posiciones especulativas 50.000 millones de euros de SG, cuando el límite oficial autorizado para el equipo en el que trabajaba Kerviel era de 125 millones.

Y es que la tesis de la entidad crediticia -que va a reclamar con carácter simbólico una indemnización equivalente al dinero que perdió a causa de su antiguo operador- implica que sus controles internos fallaron hasta tal punto que uno solo de sus empleados pudo poner en peligro la continuidad del banco, con las consiguientes dudas sobre la confianza en SG.

Los hechos saltaron a la luz pública el 24 de enero de 2008 cuando el banco francés anunció haber sido objeto de un fraude gigantesco de Kerviel, que sin embargo no obtenía con ello un beneficio personal directo.

En las 17 audiencias previstas deben comparecer más de 40 testigos que, más allá de ayudar a clarificar la responsabilidad de un hombre que pasó un mes en prisión provisional y que desde que recuperó la libertad ha estado trabajando en una empresa de servicios informáticos con un sueldo de 2.300 euros al mes.

Kerviel ha reconocido que realizó muchas operaciones ficticias y que falsificó correos electrónicos, pero que no era el único que recurría a esas prácticas, que no sólo eran conocidas por sus superiores, sino que éstos las alentaban.

"Probablemente yo fui más lejos y por eso mi caída fue más dura", analizó el inculpado, que insistió en que "los superiores te alientan para ir en esa línea" y "te presionan para asumir cada vez más riesgos".

Haciéndose eco de las suspicacias que generan los excesos del sector financiero como causante de la crisis actual, Kerviel señaló que junto a su caso "hay muchos abusos en las salas de mercados" y que además "no se hace nada para que las cosas cambien".

También avanzó que confía en que durante el proceso se pueda exponer cómo al menos otras 70 personas estaban al corriente de las operaciones ficticias que él realizaba para camuflar que superaba todos los límites reglamentarios en sus posiciones especulativas.

A modo de ejemplo, precisó que el dispositivo informático para no superar una exposición superior a los 125 millones de euros había sido desactivada por sus superiores.

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