El cierre de túneles por Egipto pone en jaque la maltrecha economía de Gaza

  • La destrucción por Egipto del 95 por ciento de los túneles de contrabando en la zona de Rafah supone para la debilitada economía de Gaza un dramático impacto social y humanitario, un problema al que el gobierno de Hamas tendrá que buscar soluciones alternativas para evitar el descontento.

Saud Abu Ramadán

Gaza, 21 sep.- La destrucción por Egipto del 95 por ciento de los túneles de contrabando en la zona de Rafah supone para la debilitada economía de Gaza un dramático impacto social y humanitario, un problema al que el gobierno de Hamas tendrá que buscar soluciones alternativas para evitar el descontento.

El Ministerio de Economía gazatí ha valorado el daño causado a la economía de la franja en unos 460 millones de dólares (340 millones de euros) desde que el presidente egipcio Mohamed Mursi fue depuesto el 3 de julio y el nuevo régimen militar se lanzó a una campaña para desarticular los grupos islamistas que actúan en el Sinaí.

El Cairo considera que los grupos armados que han atacado en los últimos meses a sus fuerzas de seguridad se valen de los túneles entre Gaza y el Sinaí para encontrar refugio y aprovisionarse de armas en la Franja, acusación desmentida por el gobierno de Hamás.

Afín en ideología a los Hermanos Musulmanes egipcios, al que pertenecía el depuesto Mursi, el ejecutivo de Gaza ve la campaña como parte de la represión de los militares egipcios contra el anterior régimen, y asegura que no se entromete en sus asuntos internos ni en los de ningún otro país árabe.

"Ciertamente se producirá una crisis humanitaria en Gaza por las medidas del Ejército egipcio para cerrar los túneles", advirtió Mustafa al Sawaf, analista político experto en el movimiento islamista palestino.

Los túneles, que llegaron a superar los 2.000 hace años, se habían convertido en el pulmón de la franja desde que Israel le impuso un férreo bloqueo en 2007, después de que Hamás se hiciera con el control de Gaza y repudiara la autoridad del moderado presidente palestino Mahmud Abás, que gobernaba desde Cisjordania.

En términos económicos, la decisión egipcia arrastra mayores niveles de escasez en los productos básicos y combustibles, una irremediable subida de precios, y una reducción del 40 por ciento en los ingresos de Hamás, que tasaba tanto la apertura de los conductos subterráneos como los productos importados.

Ni siquiera el levantamiento en 2010 por Israel de la mayor parte de las restricciones -con la excepción de aquellos productos clasificados como de doble uso civil y militar (acero, cemento, gravilla, fertilizantes con fósforo, etc.)- paralizó la actividad en los túneles, que en las últimas semanas se desploman uno tras otro a causa de las detonaciones y las excavadoras egipcias.

Algunos observadores locales establecen una relación colateral entre la creciente sensación de inseguridad social y alimentaria entre los gazatíes y los recientes llamamientos del autodenominado movimiento "Tamarrud" (Rebelión), que ha exhortado por las redes sociales a manifestaciones de protesta contra el gobierno del primer ministro, Ismail Haniye.

Este movimiento, cuyos líderes viven fuera de Gaza, trata de emular en la franja las protestas masivas que acompañaron el derrocamiento militar de Mursi en Egipto, aunque su fuerza es aún casi ínfima.

La próxima convocatoria la ha hecho para el 11 de noviembre, aunque el Ministerio del Interior de Hamás -que denunció que los activistas eran alentados y entrenados por la Inteligencia egipcia- ya ha asegurado que no tolerará ningún tipo de concentración.

Mientras tanto, largas colas de vehículos se agolpan en las gasolineras en busca de un preciado combustible que Hamás compraba a proveedores egipcios a precio subvencionado, y que en Israel costaría más del doble.

También escasean los materiales de construcción, aunque Israel ha permitido el martes, por primera vez desde 2007, el ingreso de algunos de ellos para proyectos privados.

Maher al Taba, director de la Cámara de Comercio de Gaza, advierte de una "crisis humanitaria aguda a menos que Egipto revoque sus decisiones e Israel levante (totalmente) el bloqueo".

El pasado miércoles, el ministro de Sanidad en Gaza, Mufid al Mujalalati, denunció en una rueda de prensa que los frecuentes cierres del paso de Rafah han afectado a la llegada de medicamentos, de los que se han acabado 145 tipos.

Rafah es el punto de llegada de un 30% de los medicamentos a Gaza, mientras que el resto provienen de Cisjordania (a través de Israel) o de solidaridad internacional.

Desde el golpe de Estado en El Cairo, el cruce pasa más días cerrado que abierto, mientras en Gaza 5.000 casos humanitarios esperan para viajar a Egipto, a lo que cabe añadir todos los estudiantes palestinos que no pueden proseguir sus estudios en el país vecino, según el director de la parte palestina del cruce, Maher Abu Sabha.

Temiendo un empeoramiento de la situación, los líderes de Hamás tratan de convencer a El Cairo de que apruebe soluciones alternativas al cierre de túneles, una de ellas la apertura de una zona comercial por la que discurra libremente la importación de productos a Gaza.

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