El dilema de Rajoy: sus razones para adelantar las elecciones, o todo lo contrario

    • Rajoy insiste en agotar la legislatura, pero en el partido le apremian a adelantar las generales.
    • El presidente del Gobierno trabaja no sólo con la convocatoria de las catalanas, sino con la dinámica de los emergentes y la crisis en su partido.

Mariano Rajoy se maneja 'a la gallega' cuando se le pregunta por una convocatoria adelantada de las elecciones en septiembre. "No descarto absolutamente nada", dijo en abril, para apostillar inmediatamente después, "pero entre mis innumerables defectos no está hacer las cosas a corto plazo".La pregunta, en un desayuno informativo, desconcertó a Rajoy en una forma poco acostumbrada, como así demostró que entre el cierre del interrogante y el inicio de la respuesta mediasen diez segundos. Reveladores para aquellos que, desde Génova, sostienen que el presidente sopesa un adelanto.Al jefe del Ejecutivo, en cambio, no le gusta hacer las cosas a contraprisa. Conocido es que se toma sus tiempos y no es hombre al que le agraden los cambios ni las sorpresas. Lo demostró más aún recientemente cuando, pese a la debacle electoral del 24-M, desoyó a sus insistentes críticos para acometer una reforma mínima del partido que apenas 'despeinó' a Cospedal, y también del Gobierno, con una salida, la de Wert, que era más que vox populi.En público, Rajoy ha insistido en su intención de agotar la legislatura, aunque dejando también soslayada la lectura de un adelanto. Razones las tiene a favor y en contra y en ambos sentidos las calibra con mesura. Guiado tanto por la situación interna de un PP sumido en la peor crisis de su historia reciente, como del escenario inédito perfilado por los recientes comicios.Neutralizar las catalanasLa presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha sido la última en levantarse ante Rajoy para pedirle que adelante. "He llegado a pensar que lo más conveniente para España es hacerlas coincidir con las catalanas", apremió hoy en la rueda de prensa posterior al Comité de Dirección del partido.Cataluña es, sin duda, el gran motivo de peso que a Rajoy le justifica convocar en septiembre. En concreto, el 27-S, el día fijado por Mas para las elecciones catalanas. Hacerlas coincidir, le indican algunas voces en el partido, serviría para neutralizar el intento de plebiscito pretendido por Mas.El 'president' ya ha dejado claro, no obstante, que está dispuesto a mover ficha en esta estrategia: si Rajoy adelanta, la fecha podría cambiar. Mas ha reconocido que la convocatoria "no es para hacer elecciones ordinarias, sino para hacer el referéndum que no nos han dejado hacer".Aprovechar el 'efecto griego'En el entorno de Rajoy se desea convertir el escenario griego en una traducción más que probable a nuestro país si 'Podemos' resulta ganador en las generales, o, al menos, obtiene en ellas posibilidades de gobierno. No en vano, varios miembros del Gobierno han salido en tromba para marcar las eventuales semejanzas."Que no nos pase lo que está pasando en otros lugares", advirtió Cospedal, mientras en Grecia se imponía el "corralito" y las bolsas de toda Europa anotaban sus peores registros. "Tenemos ante nosotros algunas decisiones importantes que tomar", apostilló en el mismo acto el expresidente José María Aznar. Incluso la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, acostumbrada a un perfil más bien bajo, alertó el martes a propósito del referéndum del próximo domingo: "Ojo, que las urnas son peligrosas", dijo en una entrevista, en la que subrayó también que la situación en Grecia debería hacer pensar a los españoles "que a nivel individual cada uno de nosotros tiene una deuda personal con Rajoy" por evitar una situación parecida.Rajoy podría aprovecharse de la inestabilidad que en Grecia han provocado los pasos del gobierno de Tsipras para neutralizar a Podemos. "En España, si gana 'Podemos-Syriza', igual que en Grecia", es el discurso que en los últimos días ha seguido el presidente para alentar el voto del "miedo". En el partido existen no obstante discrepancias sobre si la estrategia del ataque continuo a la 'izquierda radical' es el más adecuado, si puede sostenerse tanto en el tiempo y si tiene realmente resultados prácticos, una vez que urnas y sondeos han recolocado al PSOE como auténtico adversario en los comicios.Dar aire a la recuperación económicaPresentar al partido como garante de la estabilidad y la recuperación económica es el gran eje en el que Rajoy apoyó la campaña del PP para el 24-M y es de prever que así siga siendo. El presidente del Gobierno defiende en sus intervenciones que la seria política de ajuste del Ejecutivo ha servido para evitar males mayores, y para enfilar al país hacia la senda del crecimiento. Ello, pese a la herencia dejada por el PSOE, partido al que responsabiliza de haber provocado el "desastre" en la economía española.Intentar retrasar al máximo las elecciones daría más peso a este argumento, sostienen en el partido, y permitiría a Rajoy hacer valer unas cifras que de acuerdo a las previsiones propios y a las de los organismos internacionales confirman ese crecimiento. El FMI mejoraba este mes la previsión de PIB para España, que sitúa en un alza del 3'1% para este año. El Ejecutivo lo coloca en el 2'9%.La misma línea siguen las cifras del paro, que acumulan cuatro caídas consecutivas: el descenso en el mes de mayo-117.985 parados menos-fue el mejor de la serie histórica en ese mes.Más creación de empleo, más recaudación, equivale también a nuevas promesas de cariz electoral. La última, filtrada y luego desmentida, fue la de la devolución de la paga extra a los funcionarios, los días libres debidos e incluso una posible subida salarial. Una posibilidad con claros fines electorales que el Gobierno matizó de inmediato: se hará si así lo permiten los presupuestos.Los emergentes, en horas bajas. El PSOE, vinculado a los 'radicales'Si la irrupción de Podemos puso en jaque al bipartidismo, el actual escenario apunta a una nueva tendencia: el partido de Iglesias se desinfla, el PP se confirma como fuerza más votada y el PSOE se refuerza hasta pisarle los talones. Ciudadanos, partido que en los últimos meses parecía disparado, se desploma también y pierde opciones.La preocupación de Génova ya no es ahora tanto Podemos-al que de forma insistente se atacaba hace unos meses-como el rival histórico. La directriz es clara: presentar al PSOE como 'socio' de 'los radicales', es más, como la nueva izquierda extrema. La vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, aprovechó incuso la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para asegurar que al Ejecutivo le preocupaba la "deriva" socialista, tras los pactos con el partido de Iglesias para las investiduras en varias comunidades y ayuntamientos. El secretario general del PSOE le respondió días después con una gran bandera española como fondo de escenario en su designación como candidato a La Moncloa.Adelantar las elecciones cogería a los nuevos partidos en sus horas más bajas y convertidos ya en una "bisagra" y permitiría a Rajoy aprovecharse de lo incierto de los pactos electorales. Si se opta por retrasarlas, quizás estos se desinflen aún más, y queden aún más reducidos en sus opciones electorales.En ello resultará del todo determinante el acierto con el que los gobiernos de izquierda resultantes de las alianzas postelectorales gestionen los próximos meses. A más tiempo de desatinos, más opciones para los 'populares'. Al contrario, si ésta se demuestra eficaz, el "discurso del miedo" que explota el presidente quedaría en buena parte desmontado.Enfriar la crisis interna... o desgaste para el partidoEl tsunami de las elecciones del 24-M arrasó, no sólo en resultados-con dos millones y medio de votos perdidos-sino en un partido agravado en su crisis interna.Si desde hacía meses el PP era un hervidero entre los partidarios de la renovación y el continuismo, con la permanencia de Rajoy en entredicho, los comicios no vinieron si no a apuntillar la peor imagen, la de un partido en descomposición.Con el adelanto, Rajoy podría ganar tiempo frente a los críticos y también frente a los dirigentes, antes fieles, y que ahora le exigen una renovación que va más allá del cambio de caras.La dirección nacional ha intentado frenar la rebelión de sus barones vetando la posibilidad de convocar congresos regionales. Estos serán, trasladan desde Génova, después de las elecciones generales, nunca antes. El partido intenta evitar que la sangría se agrave, haciendoles ver que no tiene sentido renovar partidos regionales cuando los esfuerzos tienen que estar 'todos a una': las generales. De acuerdo a los Estatutos del PP, la convocatoria de los Congresos regionales, provinciales o insulares habrá de hacerse "dentro de los cuatro meses siguientes" a la celebración del Congreso Nacional. Esto es, a principios de 2016. Pasadas las elecciones.La decisión provoca malestar entre los líderes autonómicos: el balear, José Ramón Bauzá, uno de los más críticos con Rajoy tras los resultados electorales, quiere irse cuanto antes. Aguirre y Fabra han expresado el mismo deseo. El partido busca cómo afrontar sus relevos sin congresos y con sutilezas: los cambios no han de dar imagen de derrota y discrepancia si no todo lo contrario. Del intento de renovarse para afrontar un nuevo tiempo político de cara a las generales. Adelantar los comicios permitiría a Rajoy enfriar los ánimos internos y evitar prolongar la actual agonía.La urgencia de ultimar el programaRajoy maneja una fecha, mediados de septiembre, para tener ultimado el programa electoral, y así se lo ha hecho saber su dirección, a la que ha encargado la designación de grupos de expertos para contribuir a las propuestas.Cierto es que esta fecha no dejaría apenas margen para una convocatoria en ese mismo mes, pero no deja de resultar llamativa la premura del presidente por diseñar ya sus medidas de 'cabecera'.A Rajoy le apremia además otra fecha, el 11 y 12 de julio, días en que se celebrará la Conferencia Política que no deja de ser una suerte de acto de campaña con mayúsculas. El presidente quiere hacer ya allí algunos anuncios concretos y de calado, especialmente en materia social, el área más troceada por los recortes.

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