El 'efecto Évole' llega a la calle: "Deme jamón de York, pero que no sea El Pozo"

  • Los charcuteros se quejan que desde que se publicó el reportaje de La Sexta la venta de productos de El Pozo ha caído en picado. 
Fotografía de cerdos en una pocilga
Fotografía de cerdos en una pocilga
EFE

Tras el polémico reportaje de Évole, en el que analizaba la industria cárnica en España y mostraba animales en condiciones insalubres, la tormenta ha estallado y las reacciones a todos los niveles no se han hecho esperar. Cientos de personas han mostrado su indignación en redes sociales y las cadenas belgas de supermercados Colruyt y Delhaize han retirado los productos de El Pozo de la venta al público en sus establecimientos. Sin embargo, los veterinarios han acusado al periodista de dar información sesgada que no refleja la realidad en la que viven los cerdos en España. A pie de calle, los charcuteros se quejan de que el programa de La Sexta ha hecho mucho daño, "más del que se pueden imaginar".

Pedro Martínez regenta una carnicería en el Barrio del Pilar, con su mismo apellido. Reconoce que el reportaje de Évole es el tema de conversación en la cola de su charcutería. "Es hablar de ello y todos los clientes se ponen a opinar", reconoce. "Yo he vendido un 50% menos de los productos de El Pozo esta semana. Y quienes los compran es porque no se han enterado todavía. A mí me ha hecho mucho daño porque yo acababa de hacer un pedido bastante grande que se va a echar a perder. Puede haber casos de abuso, no lo niego, pero todas las marcas españolas tienen unos controles de seguridad que ya quisieran en Europa. Si hay muchos cerdos que viven mejor que yo", asegura.

En la charcutería Manuel, las cosas no va mucho mejor. "Yo tengo un negocio de barrio. El Pozo hace muy buenos precios por productos buenos, que se vendían bien. Llevo toda la semana sin vender nada de esa marca, las clientas te preguntan y no quieren comprar nada que haya aparecido en el programa de Évole. No recuerdo nada igual desde lo de las vacas locas, cuando todo el mundo estaba histérico y a nosotros casi nos cuesta el negocio. Aquí hay más marcas, pero no se trabaja tan bien como con El Pozo. ¿Me va a pagar Évole el género que se me va a estropear?", se enfada el propietario.

Cuatro mujeres que escuchan a su charcutero de toda la vida hablando así, se revuelven algo incómodas. No quieren perjudicarle, dicen. "Pero tampoco voy a dar a mi nieto un bocadillo de un cerdo 'canceroso'. Yo no sé si se habrá inventado el muchacho de la tele algo o no, pero las imágenes ahí están y como comprenderás, yo no voy a poner en riesgo la salud de mi familia por una marca a la que no debo nada. De momento, prefiero comprar embutidos de Campofrío. Cuando se demuestre que El Pozo es una marca de calidad... Dios dirá, pero no lo sé", asegura Rocío, una de las clientes habituales del establecimiento.

Más dramática es la situación en las grandes superficies. En una de las principales cadenas de supermercados en España reconocen extraoficialmente que las ventas de los productos de El Pozo han sido un desastre desde la denuncia de Évole. "La venta de estos productos ha ido disminuyendo durante toda la semana, mientras el tema ha ido ganando relevancia. Desde el domingo no vendemos absolutamente nada de El Pozo y hoy vamos por el mismo camino. Todos los clientes son muy específicos y, cuando se llevan otras marcas, preguntan si los cerdos están en las mismas condiciones. Hemos tenido que tirar ya varias piezas que se estaban poniendo malas", se lamentan.

Por su parte, las organizaciones y asociaciones de la producción, transformación y comercialización que conforman la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC) destacan que en España se aplica el modelo europeo de producción, que cumple con la legislación más exigente del mundo en bienestar animal y seguridad alimentaria. “En España tenemos una normativa más exigente que la europea. En 2012 ya cumplíamos con las exigencias que entraron en vigor en 2013. Incluso, la cumplimos por delante de países como Dinamarca, Holanda o Alemania que siempre nos suelen mirar por encima”, apunta el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino.

A pesar de las explicaciones de los expertos, hay quien no termina de fiarse. "Yo regento un bar con una charcutería. Además, vendemos bocadillos y muchos los compran a la salida del colegio. Ahora, te piden específicamente que no sea de El Pozo. Yo no trabajo con esa marca, así que no me ha afectado, pero hasta cuando sirvo un sandwich mixto por la mañana me preguntan si el cerdo vive en condiciones saludables. Y yo qué sé. Yo compro a los proveedores que me generan confianza y asumo que cumplen con la normativa, solo faltaba. La verdad es que el 'reportajito' de Évole se las trae y ha hecho mucho daño. Aquí tenemos a los mejores cerdos del mundo que viven como reyes", asegura un hostelero de la zona.

En El Pozo piden que acabe el acoso

Desde El Pozo, insisten en que desvincularse de los animales que aparecen en el programa de La Sexta y defienden que estos "jamás entrarían en la cadena de producción de El Pozo Alimentación. Los controles estipulados por la legislación española y por la propia empresa hacen inviable esta posibilidad". "La inmensa mayoría de los clientes están apoyándonos. Es muy prematuro ver si afecta o no a las ventas, pero la respuesta que hemos recibido del público ha sido de apoyo y cohesión. Esperamos que esta situación de acoso y derribo acabe pronto y podamos trabajar con toda rigurosidad, como hemos hecho hasta ahora", explican desde la compañía. Además, el grupo Fuertes (dueño de la marca ElPozo) ha decidido acabar con la relación comercial que le ligaba a la granja Hermanos Carrasco, en Murcia, la que aparecía en el citado programa. Según la compañía, la "desvinculación" con esta granja proveedora donde se grabaron las imágenes se produce a consecuencia de la apertura de un "expediente de investigación" interno.

Tendrá que pasar tiempo para ver si realmente El Pozo queda o no marcado por este reportaje. Mientras, los charcuteros reclaman que se controle qué se publica en los medios de comunicación. "No puede ser que nos veamos afectados por una historia que ni siquiera se sabe si es cierta. Si es verdad lo que se publica, El Pozo debería asumir sus responsabilidades y pagarnos por el perjuicio que nos está ocasionando. Pero si es mentira o, al menos, no es toda la verdad, alguien tendrá que pedirle cuentas a un periodista que nos está fastidiando el negocio y revolucionando a la clientela. Aunque también te lo digo, yo defiendo la seguridad de las marcas españolas, pero mientras se aclare, por si acaso, yo prefiero no comer El Pozo", concluye Pedro.

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