El 'efecto Syriza' obliga a recular a 'Podemos': el partido renuncia a la reestructuración de la deuda

    • El partido de Iglesias relega de sus prioridades la cuestión de la deuda, una de las más controvertidas.
    • Crecen los temores a que la situación griega les perjudique en las urnas.
Pablo Iglesias celebra que el resultado del referéndum refuerza la posición del Gobierno griego
Pablo Iglesias celebra que el resultado del referéndum refuerza la posición del Gobierno griego

Hace semanas que la 'cuestión griega' genera lógica inquietud en la dirección de Podemos. El partido de Iglesias es consciente de que el paralelismo con quien él mismo calificó de partido hermano puede tener un efecto negativo en las urnas. Más aún ahora que el Gobierno heleno ha asumido un rescate de condiciones estrictas por el que renuncia a buena parte de sus promesas electorales y pone al partido Syriza al borde de la ruptura, con la continuidad del primer ministro, Alexis Tsipras, también en entredicho.

En este tiempo, Podemos ha ido variando con sutileza su discurso respecto a Tsipras, su gabinete y sus políticas. Si bien el apoyo no es cuestionado- la formación morada aplaudió el resultado del referéndum y ha mantenido gestos de "solidaridad" con el gobierno griego, como la reciente participación del eurodiputado Miguel Urbán en un acto de Syriza en Atenas- sí lo es el intento del partido 'morado' por marcar las distancias con respecto al escenario español y el griego.

"Grecia no es España", es el mensaje que intenta trasladar con insistencia en las últimas intervenciones públicas. No lo es, insisten, en lo que respecta al modelo económico, a su peso en la escena internacional, o a las formas de financiación. Y por ello, advierten también, lo que pasa en Grecia no tiene por qué trasladarse a España, aún cuando existan más semejanzas que diferencias en los programas de ambos partidos.

En la estrategia de marcar líneas se han volcado en las últimas semanas todos los dirigentes de Podemos. Entre ellos, el secretario de política,Íñigo Errejón: "Los españoles conocen lo que es una verdad evidente, y es que la situación en España y en Grecia es radicalmente diferente", aseguró recientemente.

De puertas hacia afuera, el partido trata de esquivar cualquier interrogante sobre si preocupa un efecto adverso en las urnas. No es momento para hacer "cálculos electorales", recordó hace unos días el secretario de Organización, Rafa Mayoral. Pero que la preocupación aumenta a nivel interno es un secreto a voces del que también se aprovecha la oposición. Desde el PP, se ha intensificado la ofensiva para no dejar aire entre Podemos y Syriza, advirtiendo incluso del riesgo de 'corralito' que supondría el aplicar las políticas del partido emergente.

El partido de Iglesias ha dado hoy un giro en su respuesta ante lo que viene calificando de "política del miedo" de los 'populares', y en su intento por marcar diferencias ha empezado incluso a renunciar de lo que en su día fueron algunas de sus medidas estrella. Entre ellas, la reestructuración de la deuda, que el partido no contempla ya como prioritaria, según ha reconocido este martes en rueda de prensa tras el Consejo de Coordinación, el secretario de Economía, Nacho Álvarez.

La medida, una de las más atacadas, era defendida desde el origen de la formación, si bien ya notablemente rebajada. En los últimos tiempos, el partido había renunciado ya a hablar del "impago" original para dejarlo en una "reestructuración ordenada" orientada a determinar qué partes de la deuda podrían resultar ilegítimas y proceder a tomar medidas.Deuda, sí, pero privada

"El proceso de reestructuración de la deuda que plantea Syriza no creemos que en este momento sea el que necesita España", ha defendido el dirigente de Podemos, que ha enfatizado de nuevo que "la realidad" que viven España y Grecia "es bastante distinta" y que las medidas a desarrollar no pasan necesariamente por una "estrategia similar a la griega". "Creo que aun manteniendo las relaciones políticas de plena cordialidad y de comprensión y solidaridad internacional, Podemos y Syriza tiene orientaciones económicas distintas" fruto de que la comunidad económica en la que viven "es bastante distinta", se ha empeñado en remarcar Álvarez.

Entre los nuevos objetivos que se fija ahora el partido está, por ejemplo, el cambio en la política fiscal o relajar el cumplimiento de los objetivos de déficit público que fija Europa, la creación de empleo o la garantía de servicios públicos. La deuda, también, pero la privada. El partido centra ahora su atención en una "ley de segunda oportunidad" - incluido ya en el programa de las autonómicas- que permita aliviar los pagos de las familias asfixiadas por la crisis.

"El proceso de reestructuración de la deuda depende de como lo entendamos. El que está planteado Syriza y el gobierno griego no consideramos que sea el que en este momento necesita una economía como la española, ahora bien, un proceso de reestructuración de las deudas de los hogares como Islandia sería un proceso de reestructuración de la deuda que España necesitaría", ha apostillado Álvarez.

"Es un cambio en la política fiscal que permita poner fin a la austeridad, que en España no entrañaría la necesidad de reestructurar de forma unilateral la deuda pública ni nada por el estilo, no es condición necesaria, se podría hacer mañana mismo, ahora bien, eso no quiere decir que Podemos no considere que la deuda sigue siendo un problema y que deber ser abordada de alguna forma", ha ahondado el dirigente de la formación 'morada'.

No es la primera vez que una medida "estrella" se descuelga del programa original de la formación. Ya lo fue, en su día, la también controvertida renta básica, una de las propuestas más destacadas del programa con el que el partido se presentó a las elecciones europeas. De un pago a todo ciudadano por el "mero hecho de serlo" se pasó después-a instancia de los economistas Vicenç Navarro y Juan Torres-a una renta condicionada a situaciones de vulnerabilidad. Finalmente, la medida quedó suplantada por una equiparación al salario mínimo interprofesional de las rentas de inserción que paga cada comunidad autónoma.

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