El equipo de Cifuentes denuncia el acoso del 'aguirrismo' por levantar alfombras

  • La ya expresidenta llevó a la Fiscalía documentación que comprometía judicialmente a su predecesora: Canal de Isabel II, Ciudad de la Justicia...
Cifuentes, el último verso suelto del PP con proyección... en el centro del punto de mira
Cifuentes, el último verso suelto del PP con proyección... en el centro del punto de mira

"Cifuentes era como el capitán Trueno, quería ser la defensora de la justicia que venía a arreglar todos los males en el PP, y mira cómo ha acabado". Esta confesión sobre la ya expresidenta de la Comunidad de Madrid la realizó un antiguo ministro popular nada más conocerse la dimisión de la baronesa con más poder. Se marcha de la Puerta del Sol a menos de una semana del 2 de mayo, pero no abandona el partido para no provocar 'navajazos' internos entre unos y otros. Y es que el PP de Madrid ha sido durante estos años un nido de venganzas y zancadillas internas. Todo se explica con la batalla que ha librado el 'esperanzismo' contra el 'cifuentismo'.  

Cifuentes llegó a la presidencia del PP de Madrid casi por accidente. Esperanza Aguirre dimitía como líder del partido y Génova elegía a la entonces delegada del Gobierno en Madrid como presidenta de la gestora. Le aupó su buena relación con la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y con Mariano Rajoy, a quién no le importaba 'guasapear' mientras acudía al programa de televisión 'El Hormiguero'. De la gestora se llevó a su núcleo duro a la delegación y comenzó a fraguarse como política emergente de un PP acosado por la corrupción en diferentes puntos de España.

Cifuentes fue miembro de la Ejecutiva del PP con Aguirre, pero nada más ganar las elecciones autonómicas en 2015 decidió romper cualquier vínculo con la anterior etapa. Hizo limpieza en buena parte de los cargos autonómicos para colocar en ellos a personas de su confianza. Lo mismo ocurrió con las empresas y entes públicos, donde no le tembló el pulso para defenestrar a dirigentes que llevaban años o incluso décadas en su cargos. En su lugar apostó por una nueva hornada de dirigentes de su entorno y dio peso a nombres como Ángel Garrido, Jaime González Taboada o Pedro Rollán en detrimento de los grandes hombre y mujeres del 'aguirrismo'.

Pero la tensión entre ambas facciones terminó por estallar cuando a los pocos meses de llegar a la presidencia autonómica abrió los cajones y presentó antes la Fiscalía pruebas sobre presuntas irregularidades en la gestión de Ignacio González en el Canal de Isabel II. Fue un torpedo en plena línea de flotación de la anterior etapa que, evidentemente, no sentó nada bien en el entorno de Esperanza Aguirre. La lideresa ya lanzaba dardos a su sucesora en una entrevista en La Información: "En los partidos sólo ascienden los más pelotas" o "he visto muy pocas políticas liberales a este llamado nuevo PP", afirmó Aguirre.

Durante estos años, el 'aguirrismo' siempre ha lamentado que el discurso anticorrupción del PP ha generado varias víctimas colaterales. "Se puso a mal con mucha gente", comentan fuentes cercanas a Esperanza Aguirre. Hay casos sonados de cargos imputados a los que el 'cifuentismo' no ha defendido. El más reciente fue el caso de Arturo Canalda, presidente de la Cámara de Cuentas de Madrid, que tuvo que dimitir el pasado mes de diciembre tras ser citado por el juez que investiga el Caso Lezo. O Borja Gutiérrez, alcalde de Brunete, que fue citado también en el Caso Púnica. En ambas ocasiones, se quejan, Cifuentes no defendió a los suyos. 

Ese código ético al que ha apelado continuamente el 'cifuentismo' "ha provocado que gente buena ya no esté", aseguran sus rivales. "Y es por su culpa", añaden. Por eso algunos en el PP de Madrid tenían una sensación de alivio y de cierta satisfacción cuando conocieron la noticia de la dimisión de Cifuentes. 

La gota que colmó el vaso de la paciencia del 'aguirrismo' llegó hace unos días cuando la Comunidad de Madrid en pleno caso Máster de la Universidad Rey Juan Carlos llevó a la Fiscalía el Campus de la Justicia. En concreto denunció "incumplimientos sistemáticos" en la gestión del proyecto y anunció que la Comunidad se podría presentar como acusación particular en el proceso judicial. Más fuego amigo, en definitiva, y muchos enemigos detrás. Por eso la propia Cifuentes habló en su despedida de una "campaña de acoso" y del precio que se paga por luchar contra la corrupción.

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