El estatus del este de Ucrania ensombrece el alto el fuego

  • El estatus del este de Ucrania, donde los rebeldes prorrusos mantienen sus aspiraciones independentistas, ensombrece el alto el fuego, que gana respaldo según avanzan los días tanto entre los combatientes, como entre la población local.

Boris Klimenko

Kiev, 9 sep.- El estatus del este de Ucrania, donde los rebeldes prorrusos mantienen sus aspiraciones independentistas, ensombrece el alto el fuego, que gana respaldo según avanzan los días tanto entre los combatientes, como entre la población local.

"Ahora, estamos estudiando aspectos de la cooperación. Ya que somos vecinos, puede haber puntos de coincidencia con Ucrania. Pero eso no quiere decir que valoremos un estatus especial en el seno de Ucrania", aseguró hoy Andréi Purguín, viceprimer ministro de la autoproclamada república popular de Donetsk.

El protocolo de Minsk suscrito por Kiev y los separatistas el 5 de septiembre estipula una ley de estatus especial para las regiones de Donetsk y Lugansk, escenario de una sublevación armada contra Kiev desde abril pasado.

De acuerdo con ese documento, Kiev se compromete a aprobar una ley "Sobre el régimen temporal de autogobierno en determinadas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk".

Ese punto del acuerdo es tan vago que se presta a todo tipo de interpretaciones, tanto por parte de ambos bandos, como por parte de Rusia, que insistió hoy en el pronto inicio de negociaciones sobre el estatus de las regiones rebeldes.

El líder de los separatistas de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, dejó claro hoy en declaraciones a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti que los rebeldes aspiran a todo el territorio que comprende ambas regiones, aunque sólo un tercio esté ahora bajo su control.

"La república popular de Donetsk es toda la región de Donetsk y la república popular de Lugansk es toda la región de Lugansk", subrayó.

Así salió al paso de las declaraciones de Yuri Lutsenko, asesor de la Presidencia ucraniana, quien matizó que el protocolo de Minsk contempla un estatus especial sólo para las zonas controladas por las milicias.

En la misma línea, el portavoz de la Cancillería ucraniana, Yevgueni Perebinis, aseguró que "la firma del protocolo en ningún caso legitima a esos grupos ilegales", ya que los representantes separatistas de Donetsk y Lugansk firmaron exclusivamente con su nombre y apellidos.

"Los acuerdos fueron alcanzados sobre la base de los principios de respeto a la soberanía e integridad territorial de Ucrania", aseguró.

Y añadió que los próximos pasos deberían ser el repliegue de tropas, mercenarios y armamento rusos del territorio ucraniano, el control efectivo de la frontera ruso-ucraniana y la apertura de corredores humanitarios por parte de los insurgentes.

Poco importa, ya que Purguin insistió en que los dirigentes de ambas repúblicas separatistas "mantienen el rumbo de la autodeterminación", aunque "hay puentes que no se deben romper, ya que hemos vivido muchos años juntos en un mismo territorio".

"Nos mantenemos firmes en nuestra posición de autodeterminación en las fronteras administrativas de Donetsk y Lugansk", apuntón, aunque admitió que "habrá que hacer algunas concesiones en temas económicos y culturales".

Los dirigentes insurgentes defienden el derecho a mantener relaciones comerciales exteriores con la vecina Rusia, algo que el Kremlin defendió desde el estallido de la crisis.

En ese marco, los rebeldes esperan recibir a través de los gasoductos que cruzan la frontera ruso-ucraniana suministros de gas ruso durante este invierno, que se perfila duro, ya que, por ejemplo, Lugansk lleva más de un mes sin agua, gas y combustible.

Al respecto, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, aseguró hoy que espera el pronto inicio de negociaciones sobre el estatus de Donetsk y Lugansk.

"El formato (de las negociaciones) es evidente: las autoridades de Kiev y los dirigentes de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, los firmantes en Minsk del protocolo el 5 de septiembre. Instamos a cumplir esa cláusula del protocolo", aseguró.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha instado a Kiev a abrir urgentes negociaciones para cambiar su modelo de Estado, en un intento de arrancar mayores competencias para el este rusohablante.

El objetivo de esas negociaciones sería, "sin lugar a dudas, garantizar los derechos legales de la gente que allí vive", insistió.

Antes incluso de la sublevación armada, el Kremlin propuso a Occidente una hoja de ruta sobre la federalización de Ucrania, aduciendo que un país donde el este y el oeste hablan idiomas diferentes, tienen economías dispares y honran a distintos héroes no puede ser un Estado unitario.

Tras el acuerdo de Minsk, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, destacó que éste abre la puerta a la descentralización del Estado, ofreciendo a las regiones del este mayores competencias económicas y garantías sobre el uso de la lengua rusa, pero en el marco de una Ucrania unida.

La opositora Yulia Timoshenko ha tachado de "peligroso" el acuerdo y conminó a Poroshenko a convencer a los ucranianos de que Kiev no va a convertir esa zona en una nueva Transnistria (Moldavia), uno de los conflictos separatistas congelados desde tiempos de la URSS, junto a los de Nagorno Karabaj, Abjasia y Osetia del Sur.

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