El expresidente de Sri Lanka confía en una victoria en las legislativas del país

  • Un optimista Mahinda Rajapakse se mostró confiado en recuperar el puesto de primer ministro de Sri Lanka en las elecciones legislativas de este lunes, apenas unos meses después de perder la presidencia del Estado.

La votación para elegir a los ocupantes de los 225 escaños del parlamento -adelantada a petición del jefe del Estado, Maithripala Sirisena- se desarrollaban sin problemas, con una participación del 30% en las tres primeras horas de votación, según las autoridades.

Los colegios electorales cierran a las 16H00 locales (10H30 GMT) y los resultados estarán disponibles el martes.

Desde su sorpresiva victoria frente a su exmentor en las presidenciales del 8 de enero, a Sirisena le ha costado imponer su autoridad en su Alianza para la Libertad del Pueblo Unido (UPFA, por sus siglas en inglés) y no fue capaz de evitar que Rajapakse se postulara como candidato a primer ministro.

Aunque Sirisena ha amenazado con usar sus poderes de presidente para evitar que Rajapakse se convierta en primer ministro, su combativo antecesor aspira a que su decidida actitud fuerce a su presidente a echarse atrás.

"Seguro que ganaremos", dijo Rajapakse poco después de votar en su circunscripción, en Hambantota.

El optimismo de Rajapakse contrasta con las predicciones de los analistas de que ningún partido obtendrá la mayoría y de que la linea dura nacionalista del expresidente minará sus posibilidades de encontrar aliados para una coalición.

El candidato, de 69 años, cuenta con una gran popularidad entre el grupo mayoritario cingalés, ya que presidía el país cuando se derrotó a las guerrillas tamiles en 2009, después de 37 años de guerra por la independencia.

Sin embargo, las acusaciones de su sucesor de "venderse" a los tamiles ha puesto de manifiesto un clima de polarización en una isla que aún intenta saldar cuentas con su pasado.

Se cree que Sirisena prefiere que el Partido de Unidad Nacional (UNP), del primer ministro saliente Ranil Wickremesinghe, forme el próximo Ejecutivo, con el apoyo de los tamiles y los partidos musulmanes, poco favorables a Rajapakse.

Tras votar en Colombo, Wickremesinghe dijo que confiaba en formar un nuevo gobierno que pudiera "consolidar la revolución del 8 de enero".

La decisión de adelantar las elecciones vino motivada por la situación creada con las tácticas de bloqueo empleadas por los leales a Rajapakse en el parlamento.

Rajapakse mantuvo unas estrechas relaciones con China durante su década en el poder, gracias a las cuales Pekín le ayudó a financiar numerosos proyectos de infraestructuras, hoy en gran medida suspendidos.

Tanto Sirisena como Wickremesinghe han intentado alejar a Colombo de la esfera de Pekín y acercarse al gran vecino indio.

La imagen de Rajapakse también se ha visto dañada por la percepción de que, bajo su mandato, creció la corrupción.

Sin embargo, el apoyo entre sus partidarios parece más fuerte que nunca.

"Rajapakse es un gran hombre por haber terminado la guerra civil en 2009. En la historia de mi país, solo hay un héroe, y ese es Mahinda Rajapakse,", dijo Jagath Kumara, de 34 años, tras depositar su voto en Hambantota.

El brutal fin al conflicto étnico en la isla motivó peticiones para llevar a cabo investigaciones sobre posibles crímenes de guerra. Según la ONU, unos 40.000 civiles de etnia tamil murieron en las últimas fases de la guerra.

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