El fantasma

  • Ni uno ni otro ha osado pronunciar su nombre. Como si fuera una palabra tabú, Bárcenas se ha paseado como un fantasma, casi de puntillas, por el primer "cara a cara" del año entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso, después de un convulso mes de enero marcado por la corrupción.

Enrique Rodríguez de la Rubia

Madrid, 30 ene.- Ni uno ni otro ha osado pronunciar su nombre. Como si fuera una palabra tabú, Bárcenas se ha paseado como un fantasma, casi de puntillas, por el primer "cara a cara" del año entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso, después de un convulso mes de enero marcado por la corrupción.

El presidente del Gobierno y el líder del PSOE sí han hablado de la corrupción que mancha el panorama político, aunque sin citar casos concretos y con el único fin de dar consejos a su oponente sobre cómo acabar con esta lacra en sus respectivas casas.

"Contundencia, celeridad y ejemplaridad", le ha reclamado Rubalcaba a Rajoy, que ha recogido el guante y le ha recomendado al líder del PSOE que se tome su propia medicina.

Sin citar ni por un solo momento a Luis Bárcenas, las cuentas en Suiza o los supuestos sobresueldos en el PP, Rubalcaba ha insistido en que el PSOE ya aprendió esta lección en el pasado y que el PP no puede quedar "impune" ni irse de "rositas".

Rajoy, que ha eludido el cuerpo a cuerpo en todo momento, se ha limitado a afear la conducta de Rubalcaba, obligado a hacer "un papelón" por la situación interna que vive el PSOE.

Mucho más duro, el líder de IU, Cayo Lara, ha alertado de que la corrupción no puede seguir "envenenando la democracia" y ha advertido al presidente del Gobierno de que la "bomba de Bárcenas" le puede estallar en cualquier momento.

A diferencia de Rubalcaba y Rajoy, Lara no ha tenido reparos para nombrar el caso Bárcenas, ni tampoco a Urdangarin, Palau, Pokemon, Campeón, Fabra, Pallerols, EREs, Baltar o Matas, en una larga letanía de casos de corrupción que causan "escándalo público, indignación y alarma social".

Rajoy, conciliador, ha prometido a Lara trabajar en busca de un acuerdo contra la corrupción, en pro de la transparencia, para lo que ha invitado a todas las fuerzas políticas.

Un pacto contra corrupción rechazado de plano por la líder de UPyD, Rosa Díez, que considera que ya han terminado los tiempos de las palabras y de los "grandes pactos vacíos de contenido" para atajar lo que ha llamado "delincuencia organizada".

También ha entrado en harina la portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, que ha calificado de "inmoral, indecente e inconstitucional" la amnistía fiscal.

"Un traje a medida" para los defraudadores y del que se habría beneficiado también el extesorero del PP, Luis Bárcenas, según ha denunciado Rodríguez en su pregunta a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Como su jefe en el Ejecutivo, Sáenz de Santamaría ha esquivado el nombre de Bárcenas y sus 22 millones de euros en Suiza, y ha contraatacado recordando al PSOE que tampoco está libre de pecado.

"Para reprender no hay que tener falta y usted, según lo que hemos visto estos días, tiene alguna sentada en su bancada", ha proclamado la vicepresidenta, que se ha quedado ahí, y ha preferido no mencionar siquiera el reciente caso en la Fundación Ideas, ni otros que han salpicado las filas socialistas.

En la línea de lo dicho poco antes por Rajoy, Sáenz de Santamaría ha garantizado que el Gobierno presentará medidas concretas para perseguir los delitos de corrupción y ha añadido que si hay que modificar el Código Penal y endurecer las penas, se hará.

El problema de la corrupción ha calado tanto en la clase política que hasta Amaiur se ha sumado hoy a este clamor, aunque eso sí, en clave nacionalista.

La diputada abertzale Maite Ariztegui ha denunciado que la corrupción es "inherente al Estado español, porque todo viene atado y bien atado" y ha asegurado que si hubiera una verdadera democracia, el PP sería declarada una organización ilícita.

Acusaciones rechazadas contundentemente por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que ha proclamado que Amaiur no puede dar "lecciones de honestidad" a otros partidos cuando ha "acompañado a la más putrefacta organización que ha tenido este país en su historia".

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