El futuro de Rajoy se juega entre el 1-O y el PNV, con Soraya y Cospedal quemadas

  • Una gestión deficiente del referéndum y tener que prorrogar los Presupuestos abrirían la puerta de unas generales en 2018 y a la sucesión en el PP.
Mariano Rajoy
Mariano Rajoy

El Gobierno de Mariano Rajoy se juega su futuro en los próximos días y semanas. La gestión de la crisis catalana y la negociación para los Presupuestos Generales de 2018 serán claves para conocer si España se encamina en hacia unas elecciones anticipadas. A ello hay que sumar la sucesión del líder del PP, un asunto que se abrirá irremediablemente si el gallego se ve obligado a poner fin a la legislatura antes de tiempo.

Tanto en el mundo de la empresa como en la oposición política se encuentran muy pendientes de los pasos que vaya a dar el Gobierno en las próximas horas. Dependiendo de la reacción que salga de La Moncloa, Rajoy podría sacar adelante su segundo 'match ball' (el primero se decantó a su favor cuando decidió no pedir el rescate soberano cuando multitud de voces le empujaban a hacerlo) o, por el contrario, podría quedar muy tocado de cara a los próximos meses.

Que los radicales puedan convertir las calles de Cataluña en un 15-M, que se produzca algún disturbio o, incluso, que Carles Puigdemont suba al balcón de la Generalitat en la Plaza de Sant Jaume a declarar la independencia de manera unilateral requerirán una reacción del Ejecutivo. Es ahí donde todos están mirando con lupa y esperando que no sea tibio, unos, y que no se extralimite en sus decisiones, otros. El uso de la fuerza ante posibles algaradas en las calles catalanas también serán un reto que el Gobierno central deberá solventar con contundencia pero sin errores.

La oposición parlamentaria también está ojo avizor ante lo que pueda ocurrir estos días. El PNV, de entrada, ya ha obligado al Gobierno a retrasar la negociación de los Presupuestos Generales de 2018. Además, los dirigentes jeltzales han anunciado que aceptarán sentarse con el Gobierno dependiendo de las decisiones que tome Moncloa en relación al desafío catalán. Si hay actuaciones que no les convencen y rompen las negociaciones, el equipo de Rajoy se vería obligado a prorrogar los PGE de este año y jugarse todo a una carta: o se aprueban los de 2019 o elecciones el próximo año, ya que dos cuentas generales prorrogadas no se soportarían.

Aunque en Moncloa no han pronunciado de momento la palabra elecciones, en algunos cenáculos de poder ya se empieza a barajar la posibilidad de que Rajoy pueda apretar el botón rojo y dar por finalizada la legislatura para tener que acudir a las urnas antes del verano de 2018. Ya lo avisó en su segundo discurso de investidura aquel sábado 29 de octubre: "He avisado lo que va a ocurrir y lo que no va a ocurrir, para que todo el mundo sepa a qué atenerse". 

Polémica sucesión de Rajoy

La convocatoria de unas elecciones anticipadas también abriría el llamado "melón de la sucesión" en el PP. Se trata de un tema tabú para el Presidente del Gobierno, ya que no quiere que le hablen de cómo gestionar su futuro tras la experiencia de cómo Aznar le eligió a él. Ciudadanos ya ha intentado condicionar la decisión y los barones territoriales del PP, de momento, mantienen un silencio que para algunos es inaudito debido a que están esperando a ver cómo Moncloa gestiona la crisis catalana.

En la lista de sucesores tres nombres destacan sobre el resto en los comentarios que realizan diputados y senadores del PP en privado: Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Alberto Núñez Feijóo. La vicepresidenta del Gobierno no ha quedado precisamente bien parada el tema catalán, ya que la famosa 'Operación diálogo' que ella impulsó ha fracasado. La ministra de Defensa y secretaria general del PP ha tenido, por su parte, un protagonismo escaso en la gestión de esta crisis. 

Algunos populares apuntan a que la manifiesta enemistad existente entre ellas descarta a ambas damas para la sucesión. Respecto al presidente de la Xunta de Galicia, el comentario general es que Rajoy "le debe" ser el sucesor tras presentarte a un tercer mandato a pesar de tener alguna suculenta oferta del sector privado.

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