Preocupación por disturbios en las calles

El Gobierno, en alerta 5 por Nissan: teme las protestas al estilo 'chalecos amarillos'

Cierra Nissan
Cierra Nissan
EFE

Las alarmas se han encendido en el Gobierno tras la oficialización del cierre de la planta de Nissan en Barcelona y de Alcoa en Lugo. Un alto cargo del Ejecutivo habla incluso de 'alerta 5' en este momento. El adiós de ambas compañías afecta a más de 30.000 empleos, entre directos e indirectos, y supera a todos los acontecimientos delicados vividos en los últimos días por la coalición, tanto al pacto con Bildu como a la crisis de los generales en la Guardia Civil. Lo de este jueves ha sido "un punto de inflexión", opinan en el Ejecutivo. La principal preocupación pasa por que esas protestas se conviertan en disturbios y generen un "efecto dominó".

Jornada realmente complicada la de este jueves en Moncloa y en el área económica del Gobierno. Aunque la vicepresidenta económica haya afirmado que los mensajes que le llegaban de Japón eran diferentes a la decisión final, en el equipo de Pedro Sánchez esperaban noticias no precisamente positivas para este día. Son dos torpedos en la línea de flotación de la débil estructura industrial del país, de ahí que los comentarios que se escuchaban ayer en distintas estancias gubernamentales no fueran de optimismo respecto a un sector, el de la automoción, que va a quedar tocado. No esperan en el Gobierno más cierres de factorías a corto y medio plazo, apuntan fuentes del Ejecutivo.

El objetivo inmediato es evitar que las calles empiecen a ser un foco de disturbios, indican desde ese área económica del Ejecutivo que ya está estudiando soluciones. España, de momento, no ha tenido acciones de protesta como las que protagonizaron los 'chalecos amarillos' en Francia y que pusieron en jaque a Emmanuel Macron por la reforma de las pensiones, pero el temor es que estos despidos acaben convirtiéndose en escenas de violencia que recuerdan a otras épocas. "Un contexto de noticias desfavorables" no favorece a la tranquilidad, indican desde la Vicepresidencia Económica.

En el Gobierno no olvidan que antes de que estallara la crisis del Covid ya tuvieron que hacer frente a la revuelta de los tractores. El campo se movilizó con fuerza para atajar el desplome de los precios en los productos de agricultores y ganaderos, mientras que veían cómo los intermediarios, especialmente los grandes distribuidores, disfrutaban de márgenes que consideraban injustos. Se movilizaron, cortaron carreteras, llegaron al Ministerio de Agricultura... y Luis Planas tuvo que actuar. La situación no está aún pacificada.

El sector de la minería es otro de los señalados. Alcoa es la guinda pero hay más fábricas que van a tener que reconvertirse y modernizarse. Así lo obliga la Ley del Clima que salió la semana pasada del consejo de ministros y que será la columna vertebral de los planes verdes del Gobierno. Las comarcas mineras asturianas y de Castilla y León son, en este sentido, los principales focos de interés para el Ejecutivo. 

Hay que recordar que la Policía Nacional y la Guardia Civil ya han advertido al Gobierno a través de comunicaciones internas de la posibilidad de que la situación económica y social pueda acabar generando disturbios en las calles. Esos informes, no obstante, hacen referencia a movimientos como las protestas de las cacerolas que surgieron en la madrileña calle Núñez de Balboa, algo que en el Ejecutivo, a nivel interno, consideran secundarias comparadas con los problemas que pueden provocar personas que han perdido su empleo.

El Ingreso Mínimo Vital, uno de los legados de Sánchez

La semana va a acabar para el Gobierno con uno de los grandes hitos de la legislatura: la aprobación del Ingreso Mínimo Vital. Moncloa ha marcado en rojo este proyecto que supondrá uno de los legados de la coalición. Será una de las grandes alegrías de la crisis para el gabinete presidencial, aunque el día escogido para aprobarlo haya sido cuestionado internamente. En cualquier caso Pedro Sánchez tendrá ya su gran hito de carácter social, una renta que llega para quedarse y que presentarán en sociedad José Luis Escrivá y Pablo Iglesias.

Pero Moncloa sigue diseñando una estrategia para recuperar la iniciativa perdido. Este sábado Sánchez quiere tener un gesto con los militares que han participado en la Operación Balmis durante los momentos más duros de la pandemia. El gabinete ha previsto que el presidente acuda al cuartel de Retamares junto al Rey y a la ministra de Defensa, Margarita Robles, para dirigir unas palabras a los tres ejércitos con motivo del Día de la Fuerzas Armadas. Sería la segunda vez que Sánchez salga de Moncloa, tras su visita a la fábrica de respiradores en Móstoles. El plan previsto es que el jefe del Ejecutivo participe en una videoconferencia con los representantes en las operaciones en el exterior, las permanentes y la Balmis a través de una ronda. No habrá honores ni formaciones. Luego vendrá el gran acto homenaje a las víctimas presidido por el Rey, aún sin fecha concreta. El mismo sábado el jefe del Ejecutivo decidirá si solicita la sexta prórroga del estado de alarma.

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