El Gobierno turco somete investigaciones policiales al control de Interior

  • Una nueva normativa adoptada en Turquía impide que los comisarios de policía puedan abrir expedientes sin antes informar a sus superiores de mayor rango, un paso que algunos consideran como el fin de la separación de poderes en el país eurasiático, señala hoy el diario turco "Hürriyet".

Estambul (Turquía), 23 dic.- Una nueva normativa adoptada en Turquía impide que los comisarios de policía puedan abrir expedientes sin antes informar a sus superiores de mayor rango, un paso que algunos consideran como el fin de la separación de poderes en el país eurasiático, señala hoy el diario turco "Hürriyet".

La norma, publicada el sábado en la Gaceta Oficial, pone fin a la práctica de abrir investigaciones policiales únicamente con conocimiento de la Fiscalía, como se hacía hasta ahora, dado que Turquía no cuenta con una policía judicial separada.

El cambio de regulación aparece como reacción del gobierno islamista ante el reciente escándalo de corrupción que implica a tres de sus ministros, un director de un banco público y otros altos cargos de la administración.

La investigación policial de una red de sobornos en el ámbito urbanístico y bancario, llevada en secreto durante un año, estalló la semana pasada con la detención del hijo del ministro de Interior, algo de lo que su padre no había sido informado antes.

Con la nueva regulación, este paso tendría que haber sido aprobado, prácticamente, por las mismas autoridades que están siendo ahora investigadas.

Además, de acuerdo a una nueva circular policial no se permitirá el acceso de periodistas a las comisarías y anula los pases de prensa a las salas habilitadas hasta ahora.

La norma, criticada hoy como "censura" por la Federación de Periodistas Turcos, parece querer limitar las filtraciones policiales a la prensa, en un momento en el que la policía aparece ya no como instrumento sino como adversario del Ejecutivo.

La respuesta de Interior ante el escándalo se ha centrado en destituir o cambiar de destino a un centenar de jefes policiales, al tiempo que el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, califica toda la investigación de "trampa" dirigida por "agentes y traidores" para derrocar el Ejecutivo y dañar el crecimiento de Turquía.

Erdogan dibujó el escándalo como parte de la lucha de poder entre su gobierno y la cofradía dirigida por el predicador islamista Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos, aunque durante años aliado fundamental del partido gubernamental AKP, también islamista.

Los seguidores de Gülen son numerosos en la policía y la Fiscalía turca y al escapar al control del partido gobernante, la estrategia de Erdogan parece ser la de limitar el poder de estos cuerpos y someterlos al control del ministerio de Interior.

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