Rajoy vuelve a las andadas: tira de ladrillo y obra pública para afianzar la economía

  • El Ejecutivo prevé que en 2020 se recupere gran parte de los 1,5 millones de empleos dedicados a la construcción que se han perdido en la crisis.
Grúas en las afueras de Madrid.
Grúas en las afueras de Madrid.

La construcción empieza a convertirse en uno de los pilares básicos sobre los que se está asentado la recuperación de la económica española. Así, el Gobierno está volviendo a confiar en el ladrillo y en la obra pública como una parte importante del crecimiento de las finanzas nacionales, como ya ocurrió en el pasado con tan nefastas consecuencias. Del mismo modo, el turismo batirá en este 2017 todos los récords. Ambos sectores se suman al de la inversión y al de las exportaciones como los motores sobre los que el Ejecutivo prevé que se sustente la consolidación económica durante los próximos años.

El Gobierno de Rajoy lo tiene claro: la construcción está creciendo y lo seguirá haciendo en los próximos años a un ritmo constante. Consciente de esta situación (que ya es una realidad), el Ejecutivo prevé que el sector del ladrillo y de la obra pública tenga una importante aportación a las cifras de recuperación de puestos de trabajo que permitan conseguir el objetivo fijado por el presidente en su investidura: conseguir que al final de la legislatura haya 20,5 millones de españoles trabajando. Para ello, los cálculos que hacen en Moncloa apuntan a que en 2020 se puedan ya haber recuperado una parte importante de los 1,5 millones de empleos en el sector de la construcción que se destruyeron durante la crisis. 

Pero volver a fiar el crecimiento de la economía a la construcción, al menos en parte, tiene sus peligros. El Gobierno no ha detallado ninguna medida para evitar los excesos que se cometieron en el pasado en un sector que vivió de la opulencia. De momento, Moncloa ha anunciado una inversión de casi 2.000 millones de euros en el año 2018 en obra pública. "España ya está lista para dar un nuevo impulso a la inversión en infraestructuras", afirmó el propio Rajoy durante una visita esta semana a Murcia puso la primera piedra al Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras, que prevé movilizar 5.000 millones de euros, abarcará más de dos mil kilómetros y creará 189.000 puestos de trabajo.

El discurso triunfalista de Rajoy

Rajoy protagonizó en su balance de 2017 un discurso totalmente triunfalista. Habló de alcanzar los 20 millones de ocupados en 2019, a un ritmo de 500.000 al año (en algún discurso también ha hecho referencia a 400.000 anuales) y de una serie de metas para el 2020: situar la tasa de paro en el 11,1%, sumar ocho años de crecimiento positivo, rozar el equilibrio presupuestario, un crecimiento medio de 2,5% y una deuda situada en el 91% del PIB. Además, en este 2017 el Ejecutivo ha conseguido que el paro baje de los 4 millones de desempleados por primera vez desde 2008, lo que supone un descenso de 2,5 puntos al año. 

Lo que no mencionó el presidente del Gobierno en su discurso desde el Salón de Tapices de Moncloa fue cómo pretendía el Gobierno mejorar la precariedad en el empleo, el elevado paro juvenil (24,1% de los desempleados), de los parados de larga duración y de la baja cualificación de los mismos. En concreto, un 23,8% de los españoles con un nivel de cualificación bajo están en el paro. Temas pendientes en la cartera de Fátima Báñez y prioridad incluida en la Estrategia Española de la Activación para el Empleo.

En cuanto a los proyectos legislativos del Gobierno en materia económica para el próximo año, Moncloa prevé llevar al Congreso una batería de leyes: la Ley de Financiación Autonómica, atascada desde 2014 (recordar que comunidades autónomas se encuentran ahora mismo sin presupuestos al estar recurridos: Cataluña, Aragón, Asturias, Extremadura y La Rioja), la Ley del Mercado de Valores, la Ley del Cambio Climático, una materia en la que los inversores en renovables están muy pendientes, y la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales y Financiación Terrorista. 

Pero el gran proyecto legislativo que tiene el Gobierno pendiente son los Presupuestos Generales de 2018. Rajoy ya ha tenido varios gestos con un PNV reacio de momento que allanan el camino a la firma de las cuentas que garantizarían poder prolongar la legislatura hasta 2020. El más importante ha sido la renovación del Cupo, que ha sido considerada por algunos como un regalo prenavideño hacia los peneuvistas. Días más tarde, los diputados jeltzales provocaban una sonora derrota del Gobierno al aprobarse una Proposición de Ley de Unidos Podemos para tumbar la regla de gasto. No obstante, y pese a estos tiras y aflojas con el PNV, en Moncloa confían en que los nacionalistas vascos terminen cediendo y aprobando unas cuentas necesarias para que Rajoy cumpla la promesa de que en España haya 20,5 millones de personas trabajando en 2020.

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