El 'Guantánamo' de Stephen Slevin: dos años olvidado en un calabozo de EEUU por conducir borracho

  • Pasó casi dos años aislado y sin luz natural porque le atraparon conduciendo ebrio un coche presuntamente robado. Ahora Estados Unidos se escandaliza y le indemniza con 22 millones de dólares.
Quique Peinado
Quique Peinado

Stephen Slevin iba conduciendo borracho por las calles de Doña Ana (Nuevo México) y, aunque dijo que el coche se lo habían prestado, nunca fue capaz de demostrarlo. Un examen decretó que sufría síntomas que hacían de él un potencial suicida. Sufría una depresión profunda desde hacía tiempo.

Cómo alguien decidió encerrarlo solo, 23 horas al día sin luz natural, durante 22 meses es difícil de explicar.

Slevin fue confinado en 2005 y no recibió tratamiento psiquiátrico. Únicamente una enfermera sin cualificar lo atendía. Cuando pidió ayuda, sólo encontró más sedantes en su dosis, cuentan todos los medios de comunicación estadounidenses estos días.

Poco a poco se fue destuyendo. Sufría paranoias y sueños inquietantes. "Tenía miedo a cerrar los ojos", cuenta a la NBC. Estaba tan abandonado que se le pudrieron algunos dientes y le fue negada hasta la asistencia odontológica. Desesperado, se arrancó de cuajo varias piezas dentales.

En mayo de 2007, ante su extremo deterioro físico (había adelgazado un tercio del peso con el que ingresó en prisión), fue enviado a un hospital psiquiátrico. Tras dos semanas de intensa mejora, incomprensiblemente fue devuelto a la prisión.

"La gente pasaba junto a mí, me veía deteriorarme día tras día tras día y no hacía absolutamente nada para ayudarme", dice.

Salvado por su hermana 'in extremis'

La historia de Slevin ejemplifica el olvido de las autoridades, pero no de su escasa familia. Sólo mantenía contacto con una hermana, que le mandaba dinero y le escribía desde la otra punta del país.

Stephen nunca contestaba. Ella pensó que él la repudiaba. Aun así, le pareció extraño. Decidió informarse de su estado: cuando se enteró del infierno que sufría, comenzó una batalla legal que acabó con su excarcelación.

Había pasado 22 meses en un agujero. Por conducir borracho un coche presuntamente robado.

Demandó al estado de Nuevo México, al director de la prisión y a su médico. Acaba de ganar. Le pagarán 22 millones de dólares, uno por cada mes en los que apenas vio la luz.

"Es el peor caso de confinamiento solitario en el país", analiza Matthew Coyte, su abogado, experto en derechos humanos, en declaraciones a los medios.

Posiblemente Coyte no tenga razón. En los Estados Unidos hay entre 20.000 y 25.000 personas en régimen de aislamiento. Según un informe de la ONU del pasado mes de octubre, el aislamiento sólo debe ser utilizado como último recurso y no debe superar los 15 días. El informe habla del caso de dos presos de Luisiana que pasaron 40 años bajo este régimen.

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