El juez condena a dos años de cárcel a la aristócrata que se apropió de un Van Dyck

  • "Lo entregó a terceras personas, sin haber abonado su precio a sus legítimos propietarios", según reza la sentencia. 
cuadro van dyck
cuadro van dyck
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La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a dos años de prisión a Cristina Ordovás, la aristócrata acusada de haberse apropiado del cuadro 'Anna Sofía, condesa de Carnarvon' del pintor flamenco Anton Van Dyck, que pertenecía a dos ingleses que lo compraron por 40.000 libras en una subasta.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la sección séptima de la Audiencia madrileña le impone, además de la pena de prisión, que indemnice a los ingleses con 165.000 euros, el precio en el que se tasó la obra una vez se supo que era original del pintor flamenco.

La Sala considera probado que en junio de 2014 la aristócrata recibió de sus dueños la obra porque había mostrado interés en ella y podía comprarla, pero se apropió de ella, la incorporó a su patrimonio "de forma casi inmediata" y nunca abonó los 165.000 euros que había acordado pagar a los ingleses.

Cristina, que se enfrentaba a una petición del fiscal de 4 años de prisión, declaró en el juicio que recibió el cuadro porque tenía pensado comprarlo, aunque le pareció "muy feo", pero unas semanas después la obra fue recogida por un conocido suyo alemán, quien se lo llevó a Marbella (Málaga) y posteriormente a Londres sin su permiso. "Me hizo una faena", aseguró.

"El robo era responsabilidad" 

En ese momento, dijo, asumió que "el robo era responsabilidad" suya, y esperó para pagar el importe del cuadro cuando recibiera el cobro de una deuda, si bien ese dinero nunca llegó a los legítimos dueños de la obra. En la sentencia, el tribunal apunta que, a partir de las declaraciones de los testigos, "resulta acreditado que la acusada recibió el cuadro para tenerlo en su domicilio" y valorar si lo adquiría, "y pese a ello lo entregó a terceras personas, sin haber abonado su precio a sus legítimos propietarios".

La Sala considera probado que Cristina participó junto a su conocido alemán en una sociedad domiciliada en Liechtenstein y esa operación le dejó una factura de 600.000 que no tenía liquidez para pagar, por lo que sus asesores fiscales le pidieron permiso para aportar el Van Dyck -entre otros cuadros- a dicha sociedad, y ella se lo otorgó.

Puesto que la aristócrata dispuso del Van Dyck como si fuera de su propiedad, dice la sentencia, "se ha imposibilitado a sus dueños recuperar la obra", de la que tampoco han recibido pago alguno.

Por estos hechos, la Sala sostiene que Cristina ha sido la autora material de un delito de apropiación indebida de un objeto perteneciente al patrimonio histórico, artístico y cultural cuyo valor supera los 50.000 euros y, además de las penas ya citadas, le impone una multa de 3.240 euros. 

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