El Likud celebra mañana sus primarias con el fantasma de la radicalización

  • El partido gobernante israelí Likud celebrará mañana sus elecciones primarias con el fantasma de la radicalización como telón de fondo, ante el creciente predominio en sus filas de la corriente más nacionalista y colonizadora.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 30 dic.- El partido gobernante israelí Likud celebrará mañana sus elecciones primarias con el fantasma de la radicalización como telón de fondo, ante el creciente predominio en sus filas de la corriente más nacionalista y colonizadora.

Más de 96.000 militantes del partido acudirán a las urnas para elegir la lista de candidatos a diputado de cara a las elecciones anticipadas del 17 de marzo, de la que dependerá en gran medida las posibilidades del primer ministro, Benjamín Netanyahu, de renovar mandato por tercera vez consecutiva.

"Hay temores en la cúpula del partido de que la lista sea demasiado radical", reconoció hoy a Efe uno de los militantes de base, quien destacó que a diferencia de otras ocasiones mañana "no se presentarán candidatos de peso que destaquen por su pragmatismo político".

Nombres como los de los veteranos Dan Meridor o Beni Beguin, ambos del ala derechista moderada, han desaparecido hace ya tiempo de las candidaturas, y más recientemente se han apartado del Likud jóvenes promesas como el ex ministro del Interior Guideón Saar, o el ex de Comunicaciones Moshe Kajlón.

Este último se presentará en una lista separada que él mismo definió como de "derecha pragmática", dado que a su juicio la formación que dirige Netanyahu se ha apartado del camino del "Likud histórico".

Formado en los años setenta a partir de una conjunción de partidos de centro-derecha, el Likud (literalmente "fusión", consolidación") se ha radicalizado en la última década por influencia de personajes como el diputado Moshé Feiglin, un dirigente colono que se afilió al partido con otros miles de ultranacionalistas para propagar su ideología colonizadora.

Desde entonces, muchos de los otros candidatos han radicalizado sus posturas progresivamente para captar votos y poder aspirar a un escaño, quedando marginados aquellos que se identificaban con la moderación o con el Partido Liberal, una de las formaciones originales del Likud.

"La ventaja más grande del Likud en los días de Menahem Beguin (primer ministro entre 1977 y 1983) era su liberalismo", afirma en su columna de hoy el periodista Yoaz Hendel, al proclamar que en la actualidad no podría darle el voto a este histórico partido.

Beguin, que defendía nominalmente la integridad de la Tierra de Israel, fue el primer gobernante israelí en firmar un acuerdo de paz con un país árabe, Egipto, y lo hizo en 1979 al precio de devolver todo el Sinaí, lo que le generó severas críticas dentro de su formación.

Más de dos décadas después, otro histórico del partido, Ariel Sharón, debió abandonarlo para poder retirarse de la franja de Gaza.

Hendel subraya en ese sentido que esta combinación de "nacionalismo y liberalismo ha desaparecido", y asegura que "el Likud de nuestros días no tiene ninguna fuerza nueva, ni jóvenes carismáticos, ni una gama amplia de ideas" que le permitan atraer al votante promedio de centro derecha.

Destacadas fuentes del entorno de Netanyahu expresaron hace unos días su preocupación por el hecho de que el jueves el primer ministro pueda despertarse a una realidad poco favorable para unos comicios generales, en los que necesitará al electorado más moderado para aspirar a gobernar.

"Netanyahu se ha quedado sólo en esta batalla. No tiene respuesta frente a los grandes grupos de militantes que controlan el partido", agrega en ese sentido el columnista.

El diario Yediot Aharonot califica la jornada electoral de mañana como "la prueba de Netanyahu", porque lo que se decidirá es si "el primer ministro definirá la lista de candidatos del partido o si, por el contrario, lo harán los extremistas".

Las primarias se celebrarán entre las 9.00 y las 22.00 hora local (6.00-19.00 GMT) en unas 600 urnas diseminadas por todo el país, en la que los militantes deberán elegir entre 38 aspirantes en la categoría de "lista nacional" y otras decenas por cada distrito.

Según las últimas encuestas, el Likud podría obtener en los próximos comicios entre 20 y 22 diputados, por lo que la extrema rivalidad interna ha alentado aún más la radicalización del discurso de los candidatos en liza.

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