El muftí saudí insta a la unidad de los musulmanes frente a sus enemigos

  • El muftí de Arabia Saudí, Abdulaziz al Sheij, instó hoy a la unidad del mundo musulmán para ser autosuficiente y hacer frente a sus enemigos, en su tradicional sermón durante la peregrinación anual a la ciudad santa de La Meca.

Riad, 14 oct.- El muftí de Arabia Saudí, Abdulaziz al Sheij, instó hoy a la unidad del mundo musulmán para ser autosuficiente y hacer frente a sus enemigos, en su tradicional sermón durante la peregrinación anual a la ciudad santa de La Meca.

"Pueblos musulmanes, tenéis que preservar la unidad de la nación islámica a nivel económico, militar y cultural para conseguir nuestra autosuficiencia. Tened cuidado de vuestros enemigos y sus engaños", dijo Al Sheij en su discurso en la mezquita de Nimra, junto al monte Arafat de La Meca.

El muftí advirtió de que los enemigos del mundo islámico, a los que no nombró, quieren dividirlo y acabar con sus bienes para controlarlos.

"Haced fracasar esos planes y preservad vuestras patrias", pidió Al Sheij a los fieles.

Además, alentó a los ulemas (estudiosos) del islam a ser "sabios y valientes", para poner fin a los conflictos "entre los hermanos del mundo musulmán".

El muftí, máxima autoridad religiosa de Arabia Saudí, concluyó su alocución con una breve mención al conflicto sirio: "Que Alá haga triunfar a nuestros en hermanos en Siria contra quien les ha agredido", apuntó el clérigo, sin dar más detalles.

El religioso pronunció su sermón tras la subida de los fieles al monte Arafat en el segundo día del "hach" o peregrinación anual musulmana a La Meca.

En este lugar, también conocido como "Yabal al Tauba" (Monte del arrepentimiento), el profeta Mahoma pronunció su último discurso hace catorce siglos.

Al atardecer, los peregrinos bajarán a la localidad vecina de Muzdalifa, donde pernoctarán y recogerán los guijarros que arrojarán mañana en Mena contra tres columnas que representan el diablo y sus tentaciones.

Después completarán las vueltas a la "Kaaba", un edificio en forma de cubo, cubierto por una tela negra y dorada, en el que se encuentra la piedra negra, que los musulmanes consideran un pedazo desgajado del paraíso.

Cumplidos los rituales, los fieles se cortarán el pelo y las uñas y darán muerte a un cordero, con lo que comenzará la fiesta del Sacrificio (Aid al Adha), una de las principales festividades islámicas.

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