Los resultados electorales en Cataluña apuntan a un callejón sin salida muy complicado para formar Gobierno, que tendría que ser un nuevo tripartito entre el PSC, En Comú Podem y los independentistas de ERC, como opción más probable con un apoyo del 34,3%; o un ejecutivo autonómico puramente soberanista entre Junts per Catalunya (JxCat) y ERC, que tendría que contar con el apoyo de otras fuerzas nacionalistas, como la Cup. Así se deriva de la encuesta realizada por Dym para La Información, en la que se da la paradoja de que los socialistas catalanes de Salvador Illa serían los primeros en votos, con el 22,7% del total, pero quedarían superados en escaños por Junts, a pesar de que sus votos estuvieran seis décimas por debajo.
El reparto de sillones hace que los de Puigdemont y Laura Borrás opten a una horquilla de entre 35 y 38 escaños, mientras que el PSC, con más papeletas, se quedaría entre 29 y 32, una proporción muy similar a la de ERC, que sería la tercera fuerza en discordia por el poder, con el apoyo del 19,2% del electorado, dos puntos y medio por debajo de los socialistas. Evidentemente, la mejor opción para una parte muy mayoritaria de los partidos nacionalistas es la de un gobierno propio, sin el PSC, si bien todas las opciones son relativas si contamos con que hay una tercera parte de los votantes que no sabe cuál sería la mejor opción de Gobierno, lo que se corresponde con una abstención de más del 40%
El gran perdedor de los comicios catalanes en la encuesta de Dym, y en la mayor parte de las que se han publicado, es el partido que ganó los anteriores comicios, Ciudadanos, que se quedaría con un 10,6% de los votantes y entre 11 y 13 escaños, lo que supone un desplome del 14,9%. Esa caída tiene además un trasvase muy claro hacia el lado socialista moderado de Illa, con una subida del 8,8%, y hacia Vox, que irrumpe con el 5,8% del censo y entre 6 y 8 escaños, prácticamente el doble que el PP, que no mejora su situación. Las fuerzas nacionalistas apenas se aprovechan del descenso de la formación de Inés Arrimadas y Carlos Carrizosa.
La peor legislatura en mucho tiempo
Una de las cuestiones que más clara deja la consulta es el hartazgo que existe en la sociedad catalana que, además de no apoyar en su mayoría la celebración de las elecciones en plena pandemia, hace una valoración nefasta de la legislatura que ahora se acaba, que ha sido la del 1-O y el ‘procés’. Hasta un 89% de la población catalana está convencida de que la situación ha empeorado desde el punto de vista social; otro 83,7% ve una regresión similar en la parte política; y más de 73% asegura que la economía ha ido a peor. En este caso, además, sin paliativos: esa opinión es mayoritaria en todas las fuerzas políticas, sean independentistas o constitucionalistas, y en todos los sentimientos o ideologías del espectro catalán.
A pesar de ese reconocimiento, no se rebaja el sentimiento nacionalista e independentista en Cataluña en la antesala de los nuevos comicios. Más de un 60% de los catalanes advierte que no se ha modificado su postura soberanista, incluso un 20% asegura que la ha reforzado. En la mayor parte de los casos, ese sentimiento nacionalista se incrementa por los “ataques a Cataluña y al independentismo” (40%), “la mala gestión del Estado español” (20%) y la necesidad de “construir la nación catalana” (20%). Del otro lado, entre las razones más apoyadas para ceder en el sentimiento independentista esta la mala gestión de los partidos políticos y las promesas incumplidas.
Tras estos cuatro años de conflictividad política en Cataluña, el pesimismo se ha apoderado de la situación, hasta el punto de que más de un 61% de las personas encuestadas se muestra pesimista respecto a la posibilidad de que estas elecciones ayuden a que mejore la situación política en Cataluña, algo que es común en casi todos los partidos, si bien los votantes de Ciudadanos son los que se muestran más agoreros sobre la situación, a sabiendas de que perderán gran parte del apoyo que tuvieron hace cuatro años.
La consulta de Dym constata que una mayoría del 59,3% de los catalanes indica que es necesario disminuir la conflictividad política y reagrupar a la sociedad catalana, algo que se apoya más desde la parte de PSC y Cs que de los partidos soberanistas. La situación parece haber cambiado de forma radical desde el triunfo de Ciudadanos de 2017, aunque no le sirviera para formar Gobierno, pues ahora hay una percepción de que el PSC aupado por el ‘efecto Illa’ es el partido mejor dotado para reducir esa conflictividad en los próximos años, con un 23,6% de apoyo, muy por encima del 14,4% que confían en ERC y el 10,4% de Junts, todos ellos muy por encima del 5,6% de Ciudadanos.
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