"El objetivo de Marruecos es el Sáhara. Después, Ceuta y Melilla"

Ceuta, una ciudad confinada donde solo los migrantes deambulan por las calles

La avalancha migratoria ha 'encerrado' a los ceutíes en sus casas mientras grupos de jóvenes marroquíes vagan por la ciudad sin rumbo fijo ni objetivo concreto. Más de 1.500 menores han entrado desde el lunes.

"El objetivo de Marruecos a corto plazo es el Sáhara. Después, Ceuta y Melilla"
"El objetivo de Marruecos a corto plazo es el Sáhara. Después, Ceuta y Melilla"
EFE

"Amigo... ¿Dónde está la ciudad?". Said no tendrá más de trece años. Procede de Tetuán y logró entrar en Ceuta este martes. Llegó con lo puesto y ahora, bien entrada la noche, busca un lugar donde dormir. Es uno de los 1.500 menores marroquíes que han irrumpido en la ciudad autónoma en los últimos dos días -menores que no entran el proceso de devolución a Marruecos iniciado ayer mientras el Gobierno central y la Administración autonómica guardan silencio sobre su futuro inmediato-. Cuando pregunta por "la ciudad" se encuentra a dos calles del centro.

Su 'desorientación' parece la tónica general entre los jóvenes marroquíes que vagaban ayer sin rumbo fijo ni objetivo concreto, con una bolsa de plástico como único equipaje, por una Ceuta 'confinada'. La histórica avalancha migratoria ha 'encerrado' a los 'caballas' en sus casas. La mayoría de comercios y restaurantes permanecían cerrados este martes mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se desplazaba a la ciudad autónoma para prometer que defenderá "con todos los medios necesarios" la frontera ante cualquier circunstancia. "No hemos llevado a los niños al colegio por precaución, como ha hecho mucha gente. Las tiendas tampoco han abierto. La verdad es que parece un domingo", dicen dos hombres sentados en una terraza del Paseo de Camoens, la 'artería' comercial de la ciudad. La suya es la única mesa con clientes poco antes del cierre. Excepto por los grupos de inmigrantes, no hay un alma por la calle.

La escalada de tensión iniciada hace semanas entre Rabat y Madrid por la presencia en España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, ha degenerado en una crisis migratoria histórica tras amenazar gravemente las relaciones económicas y comerciales -como ha venido informando este diario-.  La entrada de 8.000 inmigrantes desde Marruecos en 48 horas ha encendido todas las alarmas en Moncloa y obligado a la Unión Europea a reaccionar: Bruselas recordó este martes a Rabat que la frontera de Ceuta es también una frontera de la UE. Mientras, la ira de los ceutíes se divide a partes iguales entre Marruecos y el Gobierno español. "Entre los (migrantes) que han llegado hay muchos niños de 8 o 9 años. ¿Cómo puede mandar Marruecos a niños de esa edad? Se han venido con lo puesto, hasta las bolsas de plástico (en las que llevan sus pertenencias) se las hemos dado aquí. Y España, sabiendo el follón que tenemos en la frontera, no tenía que haber acogido a Ghali. Ahora lo pagamos nosotros", opina el único taxista que espera clientes, sin éxito, en una parada del centro. 

El Ministerio del Interior aseguró ayer que ya ha expulsado a 4.000 inmigrantes, la mitad de los llegados a la ciudad autónoma desde el lunes, y que reforzará con 250 efectivos (150 agentes de la Policía Nacional y 100 de la Guardia Civil) a los militares del Ejército de Tierra desplegados en la zona. Mientras se aceleran las devoluciones (Interior habilitó ayer un sistema de retorno de 24 horas para agilizar los trámites) grupos de inmigrantes han comenzado a regresar a Marruecos voluntariamente, después de horas de deambular por una ciudad 'cerrada' sin encontrar comida ni alojamiento. Uno de ellos, un menor recién llegado de Tetuán que vaga por el puerto pasada la medianoche, ni siquiera pide comida. Busca desesperadamente unos calcetines. Va en chanclas y tiene los pies destrozados.

A los 4.000 migrantes expulsados y a aquellos que regresan a Marruecos voluntariamente se suma el hecho de que las fuerzas de seguridad marroquíes desplegaron controles ayer por la tarde en las carreteras de acceso a Beliones, junto a la frontera con Ceuta, y Castillejos, al norte de Tetuán. Desde entonces, la caída en el número de migrantes que intentaban entrar en España por los espigones del Tarajal y Benzú ha disminuido de forma notable.

En el terreno diplomático, sin embargo, Rabat no cede un milímetro. Su embajadora en España, Karima Benyaich, repitió este martes el mantra de las autoridades marroquíes desde el inicio de la crisis: "(En las relaciones entre los dos países) hay actos que tienen consecuencias, y se tienen que asumir", en referencia a la decisión del Gobierno de trasladar a España a Brahim Ghali -con un pasaporte diplomático en entredicho- para que recibiera atención médica. Sus palabras, apuntando al líder del Frente Polisario como detonante de la crisis, contrastan con las declaraciones oficiales del Gobierno español, que ha evitado hasta ahora establecer una relación directa entre la avalancha migratoria y el choque diplomático con quien es nuestro primer socio comercial en África (España es el primer proveedor y el primer cliente de Marruecos). El propio Sánchez ha evitado responsabilizar a Marruecos -"un país socio y amigo"- de la situación en Ceuta, optando por apelar a su cooperación para resolver la crisis.

"El objetivo inmediato es el Sáhara. Después, Ceuta y Melilla"

A la hora de explicar el detonante del último choque entre España y Marruecos todos los focos se ha puesto sobre la figura de Brahim Ghali, hospitalizado en Logroño desde el 20 de abril para recibir tratamiento contra el coronavirus y que fue trasladado a la Península sin que las autoridades españolas se lo comunicasen a sus homólogos marroquíes. Su llegada a nuestro país, no obstante, no es el punto de inflexión en el deterioro de las relaciones con Rabat a ojos de algunos analistas.

Esto es algo que viene de lejos y Marruecos ha ido buscando motivos (para el enfrentamiento). Rabat tiene un plan de política exterior muy bien trazado incluso desde antes de la independencia y que se enmarca en el sueño del ‘Gran Marruecos’, que lógicamente incluye Ceuta y Melilla. Su objetivo a corto y medio plazo es el Sáhara, pero el próximo paso será Ceuta y Melilla, tal y como han declarado los líderes marroquíes. Su plan es convertirse en la potencia dominante en la zona y lo están desarrollando de forma muy efectiva; llevan años gastando más del 3% del PIB en Defensa, ha recuperado el servicio militar obligatorio y ahora cuenta con el apoyo de EEUU en el Sáhara. Desde el punto de vista geopolítico, Marruecos, un Estado que ha tenido conflictos con sus tres vecinos, siempre ha ganado", explica a La Información Enrique Ávila, profesor de la UNED especializado en Seguridad e Inmigración y residente en Ceuta.

El arma en este último ‘conflicto’, como demuestra lo ocurrido en el Tarajal, el punto más débil de la frontera con Marruecos y un termómetro perfecto para medir los grados de tensión entre Rabat y Madrid, es su población. Las imágenes de unas fuerzas de seguridad desbordadas en una frontera que Marruecos no reconoce pero que utiliza como instrumento de presión diplomática hablan por sí solas. "Marruecos usa a su población como 'munición' contra España. No estamos ante un movimiento migratorio, hablamos de una violación de una frontera", añade Ávila. En un país donde una de las principales fuentes de riqueza son las remesas y en el que a los jóvenes de las zonas rurales se les educa para emigrar, no habrá escasez de 'efectivos'.

Mostrar comentarios