El plan de Sánchez naufraga y sume al país en el bloqueo político y económico

Pedro Sánchez junto a su núcleo duro de asesores anoche en Ferraz
Pedro Sánchez junto a su núcleo duro de asesores anoche en Ferraz
PSOE

Las elecciones generales del 10 de noviembre dejan un país aún más ingobernable que en abril. España tiene desde hoy un escenario endiablado, en el que va a hacer falta cirugía fina para salir del bloqueo y donde la incertidumbre va a ser la tónica habitual en las próximas semanas y meses. Esta inestabilidad pone en riesgo la economía y provoca que 2020 vaya a arrancar con los Presupuestos prorrogados por segunda vez, algo inédito en democracia. Solo un cambio radical de posiciones solucionará este avispero.

Los estrategas de Moncloa y Ferraz han naufragado convocando estas segundas elecciones. El plan de Sánchez pasaba por mejorar los 123 diputados del 28 de abril y saltar el cerrojo al bloqueo político. Pero han fracasado de forma flagrante. El PSOE se ha dejado en seis meses casi 1 millón de votos y 3 diputados por el camino. Pero no solo eso: la convocatoria electoral arroja un Congreso aún más dividido y unas posiciones polarizadas para poder garantizar la gobernabilidad del país en el corto y medio plazo. El centro-izquierda suma más que el centro-derecha, pero necesitaría a los independentistas para todo.

Pedro Sánchez junto a su núcleo duro de asesores anoche en Ferraz
Pedro Sánchez junto a su núcleo duro de asesores anoche en Ferraz. / PSOE

La fragmentación parlamentaria, conjugada con la actual normativa electoral y la nula relación de confianza entre los principales dirigentes políticos supone un triple obstáculo, infranqueable hasta ahora para garantizar la gobernabilidad del país. En estas condiciones o bien se replantea la correlación de fuerzas con la eliminación de alguna de las actuales formaciones políticas o bien se lleva a cabo una revisión a fondo de un sistema electoral claramente ineficaz. 

De lo contrario cualquier nueva consulta con las urnas será en balde. Salvo que se suprima el tercero y más elevado estorbo de los tres mencionados, lo que implicaría la eliminación, por cese o destitución forzosa, de buena parte de los actuales líderes políticos que no han podido, sabido ni querido ponerse de acuerdo para asumir la responsabilidad que les compete como representantes electos. 

La situación exige decisiones urgentes para poner sobre la mesa soluciones. La desaceleración, o el enfriamiento al que alude el Gobierno en funciones, sólo puede reafirmarse como antesala de una recesión si el país continúa anclado en la molicie que viene padeciendo desde la célebre moción de censura que, aparte de desalojar a Mariano Rajoy de La Moncloa, propició que el país siguiera sumido en la parálisis reformista.

La inacción del PSOE en su inopinado regreso al poder, tras once años sin ganar unas elecciones, ha mantenido al ralentí el motor de la economía nacional que había sido impulsado después de unos años dramáticos de ajuste y reestructuración. La decidida política expansiva del Banco Central Europeo durante la etapa de Mario Draghi permitió salvar al euro y contribuyó decisivamente al rescate de los países más endeudados entre los que figura España. Sólo así, respaldados por los vientos de cola procedentes del exterior, ha sido posible superar la gran recesión que, en todo caso, ha exigido una enorme factura económica pasada al cobro en forma de desigualdad social.

El PP se recupera, pero el bloqueo exige su intervención

En Génova tienen motivos para estar contentos. Al menos por unas horas. La presión va a recaer sobre el PP en este escenario que puede calificarse como diabólico para los requerimientos del país y que, por encima de todo, obliga a un ejercicio insólito de renuncia a los dos grandes contendientes históricos que han encarnado el bipartidismo político en las sucesivas formaciones de Gobierno en España. El PSOE tiene en su mano la iniciativa, pero las únicas opciones de legitimar su investidura pasan por la colaboración de los populares a partir de una gran coalición o, en su defecto, mediante una abstención parlamentaria calificada como 'patriótica' que facilite la victoria efectiva de la lista más votada. En esta ecuación podría aportar su granito de arena Ciudadanos.

Es aquí, en esta segunda vía, donde la realpolitik se convierte en un caramelo realmente envenenado para Pablo Casado como virtual jefe de la oposición. La eventual abstención del PP permitiría formar un gobierno de izquierdas sin posibilidades de ser derribado una vez se instalase en el poder. Sánchez dispondría así de plena capacidad para sacar adelante casi todas sus medidas programáticas y cualquiera de las exigencias planteados por la derecha serían de imposible cumplimiento para el secretario general del PSOE. La consecuencia directa sería la consolidación de Vox no ya como tercera fuerza política en España sino como primer partido de la oposición a un Gobierno socialista fraguado con la complicidad del PP. En suma, un escenario que además de diabólico se antoja imposible para sacar a España de su bloqueo político y económico.

Vox escala a la tercera plaza y serán decisivos

Vox ha sido la gran sorpresa de la noche gracias a los 52 diputados conseguidos y los más de 3,6 millones de votos. Santiago Abascal ha llegado para quedarse y durante la próxima legislatura tendrá la fuerza suficiente como para poder ser decisivos en determinados debates. El discurso duro de la formación, especialmente en asuntos como la identidad nacional o la inmigración, ha calado hondo en varios territorios de la España profunda que tradicionalmente han votado a otras opciones. Andalucía (con 12 diputados), Castilla-La Mancha (5), Castilla y León (6), Comunidad Valenciana (7) y Madrid (3) han sido sus bastiones. Sin olvidar Murcia, donde han sido el partido más votado. 

Unidas Podemos sigue cayendo y no tiene fondo

Unidas Podemos sigue en caída libre. Pablo Iglesias ha pagado caro su órdago a Sánchez por un Gobierno de coalición y se ha dejado más de medio millón de papeletas por el camino. Encara, por tanto, esta legislatura en una situación de mayor debilidad, al perder 7 representantes. Más País, por su parte, no ha cumplido sus expectativas y logra 3 escaños, quedándose muy lejos de lograr grupo parlamentario propio.

Rivera aplaza su marcha ante la debacle naranja

Ciudadanos ha fracasado estrepitosamente. No le ha funcionado a Albert Rivera la estrategia el bloqueo ni el posterior giro abriéndose a facilitar un Gobierno de Sánchez. La formación naranja ha pasado de 57 a 10 escaños y ha perdido a algunos de sus más carismáticos representantes, como Juan Carlos Girauta o José María Espejo-Saavedra, entre otros. Su posición en la próxima legislatura será meramente testimonial. No han podido movilizar a ese indeciso que, según los primeros análisis, o se ha quedado en casa o ha acudido mayoritariamente a coger la papeleta de Vox.

Sánchez también ha dejado Cataluña en una situación peor. Los independentistas han mantenido sus posiciones y lo han hecho, además, gracias a los dos escaños que ha conseguido la CUP. Los antisistema llegan al Congreso. ERC pierde dos diputados y JxCAT, el partido de Puigdemont, gana uno. Eso complica aún más el sudoku, ya que los republicanos estaban esperando a las generales para poner sobre la mesa la convocatoria de unas autonómicas anticipadas. Ahora todo se complica, ya que PP y Vox han sumado dos escaños, cada uno, y el PSC ha estado cerca de dar el 'sorpasso'. En el País Vasco PNV y EH Bildu han salido aún más reforzados, lo que también abre la puerta a unas eleccioens anticipadas en la autonomía a principios de año.

Del ejercicio de funambulismo voluntarista de Sánchez (él lo llamaba "geometría variable") sale, en definitiva, el Parlamento más fragmentado de los últimos años con nuevos partidos incluso que antes, como es el caso de Teruel Existe. El plan de Sánchez ha sido todo un fracaso para el propio proyecto socialista que pierde tres escaños en el Congreso, al tiempo que relanza a Vox como tercera fuerza y no impide que Podemos y los independentistas disfruten de una posición cómoda en las futuras Cortes Generales. Todo ellos factores de incertidumbre e inestabilidad que representan una bomba de relojería para el desarrollo económico de España.

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