El PP arenga a Susana Díaz para que plante cara a Sánchez

    • Los populares fían a la líder andaluza sus pocas esperanzas de llegar a gobernar.
    • Pacto de silencio entre la vieja guardia socialista: "Modo discrección", dice Rubalcaba.
Rajoy, con Sáenz de Santamaría, en el Congreso.
Rajoy, con Sáenz de Santamaría, en el Congreso.

Existe en las últimas semanas en el PSOE un pacto tácito de silencio. La disensión interna entre barones y dirección por el acuerdo o no con Podemos o, lo que viene a ser lo mismo, la guerra de liderazgo entre Pedro Sánchez y la presidenta andaluza, Susana Díaz, ha dejado paso a un inédito cierre de filas con el secretario general. Solo la cesión de escaños a ERC y DiL para formar grupo propio en el Senado provocó algunas voces discrepantes. El incendio quedó pronto sofocado.

Los barones socialistas han pasado en este tiempo a un segundo plano y se mantienen en retaguardia. Quieren que el papel lo asuman los pesos pesados, esto viene a ser, Felipe González, experto en atizar a Iglesias, como ya dejó claro en sus áridas intervenciones en campaña. El expresidente prefiere no abrir las heridas en público, aunque, en privado, mueva hilos para que Sánchez recule en su empeño con Podemos. Tampoco el predecesor de Sánchez es partidario de meterse en el fango político. Rubalcaba se mantiene, dice a lainformacion.com, en "modo discrección".

Al único que se le ha escuchado, o más bien leído, es a Alfonso Guerra. El exvicepresidente del Gobierno ha trasladado este viernes su pesimismo a través de una tribuna en la revista Tiempo, en la que avisa de que un Gobierno de izquierdas liderado por el PSOE tiene una dificultad "insalvable", "el inventado derecho a decidir". Salvo que "el difícil intento de Pedro Sánchez llegase a puerto", dice el socialista, las opciones más probables son dos: un gobierno en minoría del PP o nuevas elecciones.

Los barones socialistas tratan de evitar que en su propia ruptura el gran beneficiado sea el PP. Los populares han fiado su única esperanza a que los dirigentes del adversario muevan ficha y presionen a Sánchez en su intento de pacto. Tienen una fecha marcada, el 30 de enero, día en que el PSOE celebra su comité federal. Por ello, los tiempos de investidura se tratan de aplazar al máximo, en vistas de que en esa cita incendie todo el partido.

La estrategia de los de Rajoy se mide sobre todo en Andalucía. Los populares han incrementado en los últimos días la presión sobre la presidenta de la Junta para que 'salte' contra Sánchez. De esa tácticase ha convertido en abanderado el presidente del PP-A, Juanma Moreno, quien de acto en acto, aprovecha para reprochar a Díaz que no esté haciendo nada para frenar a su secretario general del pacto con "radicales e independentistas".

"Amaga y no da", carga Moreno. Las arengas son insistentes, y tratan de dar en el hueso débil, los planes de la andaluza de desembarcar en Ferraz. El dirigente popular ve a la presidenta, dice, "pusilánime", incapaz de plantarle cara a su secretario general. "Muchas palabras, pero acción concreta, nada", dice Moreno.

Díaz, entre tanto, ha optado desde hace semanas por el silencio. Lo único que se le escucha es pedir "prudencia" a la espera de que el Rey concluya la ronda de conversaciones con los representantes parlamentarios. Eso será este viernes, cuando Iglesias, Sánchez y Rajoy acudan, por este orden, a La Zarzuela. Después, el monarca propondrá, con toda probabilidad y pese a los recelos de los populares, que el presidente en funciones sea quien intente primero la investidura. Será entonces, cuando fracase en el Congreso, cuando los socialistas medirán sus propios tiempos.

Mientras, la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, ha tomado la delantera para pedir a su dirección que priorice la agenda social frente al referéndum. Las relaciones entre PSOE y el partido emergente llevan rotas desde hace meses, después de que Díaz rechazase las condiciones de Rodríguez para lograr un acuerdo de investidura. Aún así, la dirigente morada, crítica con la línea de Iglesias, se ha convertido en la voz más autorizada de quienes en Podemos reclaman cerrar un acuerdo de gobierno alternativo en el que Podemos pueda imponer a Sánchez sus exigencias.

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