El presidente libanés dice que los secuestradores no escaparán a la justicia

Beirut, 28 ago.- El presidente libanés, Michel Suleiman, aseguró hoy que los secuestradores no podrán escapar a la justicia, después de que en las últimas semanas se sucedieran decenas de raptos de ciudadanos sirios, turcos y de un kuwaití en el país.

"No podrán escapar a la justicia, tarde o temprano serán juzgados por sus actos", dijo el presidente durante una recepción con el embajador de Kuwait en Beirut, Abdel al Konahi.

En cuanto al secuestro del ciudadano kuwaití Isam al Juti, que fue liberado anoche, Suleiman expresó su esperanza de que este suceso no afecte a las relaciones entre ambos países.

El mandatario libanés subrayó que Kuwait siempre ha desempeñado un "papel positivo" respecto al Líbano, según un comunicado de su oficina de prensa.

Al Juti fue capturado el sábado pasado en la región de Hauch el Ghanem, en el valle oriental de la Bekaa, por elementos armados, que le dispararon en los pies antes de obligarlo a subir en su vehículo.

Después de su liberación, el kuwaití reveló que había sido golpeado por sus secuestradores, que lo acusaron de "terrorismo y de ser un responsable del Ejército Libre Sirio".

Un responsable del grupo chií Amal, Basem Tlaiss, que lo recibió en su casa, aseguró que no se pagó un rescate por su liberación y que esta se debe a la presión popular y al trabajo de los órganos de seguridad libaneses.

Suleiman señaló que era necesario continuar la investigación en dicho asunto para descubrir a sus autores, así como el de los otros secuestradores.

Líbano ha vivido en las últimas semanas una ola de secuestros, en su mayoría de sirios, en represalia por la captura de libaneses en Siria presuntamente a manos de los rebeldes.

Debido a esta situación, que tiene como trasfondo el conflicto sirio, cinco países del Golfo Pérsico -entre ellos Kuwait- pidieron a sus nacionales abandonar el Líbano.

La situación de seguridad en el Líbano se ha deteriorado desde el inicio de la revuelta popular en Siria, en marzo del 2011, produciéndose secuestros, ataques de las fuerzas sirias al otro lado de la frontera y enfrentamientos armados entre detractores y seguidores del presidente sirio, Bachar al Asad, en Trípoli (norte) y en Beirut.