El preso sombra de Morate señala que es una persona muy peligrosa

    • "Morate tiene aires de superioridad y es una persona que miraba al resto de presos de una forma desafiante", ha destacado el preso.
    • "Yo no quiero tener ninguna relación con esa persona, simplemente hago mi trabajo y lo aguanto", ha destacado en 'El Programa de Ana Rosa'.
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'El programa de Ana Rosa'de Telecinco ha hablado con el preso de confianza que vigilaba a Sergio Morate en prisión. Según este preso, "Morate tiene aires de superioridad y es una persona que miraba al resto de presos de una forma desafiante".Este recluso ha sido la sombra de Morate durante ocho horas al día en las últimas semanas. "Yo no quiero tener ninguna relación con esa persona, simplemente hago mi trabajo y lo aguanto", ha destacado en este programa.Este preso ha explicado que son tres las personas que vigilan a Morate. "Cubrimos las 24 horas al día en turnos de ocho horas cada uno. Os puedo decir que Morate es una persona muy peligrosa". Este recluso destaca que vigilan todo lo que entra en la celda, incluso la comida. Son los presos sombra los que abren los botes y le sirven la comida a Morate."Es desafiante. No quiere hablar con nadie, rehúye preguntas que le podamos hacer. No quiere saber nada del exterior. Tiene la mirada perdida y está pensativo", ha relatado durante su entrevista en Telecinco.Otro compañero de cárce de Morate ya avisó de su carácterLa declaración de este preso coincide con el relato que dio A.C a Lainformacion.com el pasado mes de agosto. A.C fue compañero, durante 6 meses, de Sergio Morate en la prisión de Cuenca en 2012. Pide que no se publique su nombre real al completo: acaba de conseguir un trabajo y teme tener problemas si se desvela su pasado carcelario."Su frialdad ponía los pelos de punta""Coincidí unos meses con él. Yo acababa de entrar por un asunto de drogas, menudeo, y él ya llevaba un tiempo. En la cárcel, si quieres sobrevivir, tienes que estar muy atento y ser muy observador. Ver de qué pie cojea cada uno y así saber a qué atenerte. A mí, Sergio Morate me dio miedo desde el primer momento en el que le vi. Recuerdo que me lo presentaron, me miró de arriba abajo y siguió con lo suyo. No fue el desprecio con el que me miró, fue su absoluta frialdad. Se te ponían los pelos de punta", arranca.Poco a poco, su primera impresión se fue confirmando. "Es una persona complicada de definir. Quizá la palabra que más defina su personalidad es frustrado. Me explico: con los jefecillos de la cárcel era absolutamente sumiso, se humillaba. Sabía que estaban por encima de él y que podían hacer de su vida un infierno. Le he visto darles su comida, todo tipo de recados… Los jefes le aguantaban porque era su perrito faldero, útil, pero le despreciaban. Se reían constantemente de él. Sergio nunca decía nada, pero en cuanto podía lo pagaba con alguien más débil. Nunca se metía en problemas gordos, aunque de vez en cuando le daban arranques de furia y se volvía una bestia, podía liarse a golpes con el que se le pusiera delante, destrozarle incluso. Lo normal era la crueldad psicológica. Si sabía que algún preso tenía a un hijo enfermo, se reía de él y decía que iba a morir. O hacía comentarios sobre lo que haría a las madres o hijas de los compañeros. No suena muy grave, pero cuando estás encerrado, esas cosas te destrozan", recuerda."Una mujer superior a un hombre debe desaparecer"Además, según cuenta A.C., nunca hablaba de su exnovia ni del delito que le había llevado a la cárcel. Solo una vez, rememora, le oyó decir que sentía mucho lo que había hecho, aunque a los pocos minutos se recompuso y aseguró que lo que realmente le molestaba es que una "guarra como esa le hubiese llevado a la cárcel".Pero si hay algo que marcó profundamente a A.C. fue el machismo de Morate. "Estás con hombres las 24 horas, es normal que, hasta cierto punto, se escape algún comentario fuera de tono sobre las mujeres, entre risas. Nada grave. Lo normal son comentarios del tipo sexual de lo que le harías a esta o a aquella cuando salieras de la cárcel, más por fanfarronear que por otra cosa".Morate sin embargo no solía unirse a las bromas. Cuando hablaba de mujeres era en un tono diferente. Una vez le oí decir que las mujeres que estaban por encima de un hombre deberían desaparecer. Otra vez, que él jamás permitiría que una mujer se impusiera a él, que si se rebelaba lo más mínimo se iba a acordar de él toda su puta vida. Siempre estaba diciendo que a una mujer hay que educarla para que sepa quién manda, que las chicas tenían que estar al servicio de los hombres, que eran inútiles y sentimentales y que solo servían para el sexo, cocinar y limpiar.

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