El príncipe homenajea la "antipoesía" de Parra, "popular, airosa y elegante"

  • El príncipe de Asturias elogió hoy el "brillo" de la "antipoesía" de Nicanor Parra, que ha sabido "nutrirse a la vez de la tradición popular y la letrada" que simbolizan, respectivamente, Sancho Panza y don Quijote, con un uso de la palabra "hondamente popular, airosa y elegante".

Madrid, 20 abr.- El príncipe de Asturias elogió hoy el "brillo" de la "antipoesía" de Nicanor Parra, que ha sabido "nutrirse a la vez de la tradición popular y la letrada" que simbolizan, respectivamente, Sancho Panza y don Quijote, con un uso de la palabra "hondamente popular, airosa y elegante".

Don Felipe y doña Letizia fueron los anfitriones del almuerzo anual que se ofrece en el Palacio Real a los representantes del mundo de las letras con motivo del Premio Cervantes.

El príncipe Felipe, heredero de la Corona española, transmitió a los presentes el "saludo afectuoso" del rey Juan Carlos I y destacó la "circunstancia muy especial y excepcional" de no contar con la presencia de los reyes ni del premiado, Nicanor Parra.

Por primera vez, los reyes no ejercieron como anfitriones en este almuerzo, debido al proceso de recuperación que debe seguir don Juan Carlos tras su intervención quirúrgica en la cadera y tampoco estuvo presente Nicanor Parra, ya que la grave dolencia reumática que padece y su avanzada edad desaconsejaba el desplazamiento a España de este poeta chileno, de 97 años.

Estuvo representado por su hija, Colombina, y su nieto, Cristóbal Ugarte, a quienes se dirigió el heredero de la Corona en el brindis del almuerzo para que, además del premio, lleven a Nicanor Parra el "recuerdo" y "el abrazo más caluroso" de los príncipes, de sus invitados y de todos los que se sienten "unidos en esta patria universal y cervantina de la letras hispanas".

Tres días antes de que presida junto a doña Letizia en Alcalá de Henares (Madrid) la entrega de este premio -que será recogido por el joven Cristóbal Ugarte-, don Felipe subrayó que "los grandes poetas del español, como Nicanor Parra, han sabido nutrirse a la vez de la tradición popular y de la tradición literaria", como hizo el propio Cervantes.

Así, se remitió a las propias reflexiones de Parra para recordar que "En un lugar de la Mancha" es un octosílabo que "podría ser perfectamente el comienzo de un romance", mientras que "De cuyo nombre no quiero acordarme" es un endecasílabo, "un verso de arte mayor", y juntos representan la transfusión de los dos mundos literarios que simbolizan los personajes de Sancho y don Quijote.

Los hispanohablantes de la época de Cervantes "estaban justamente orgullosos" de una lengua que alcanzaba entonces "un altísimo esplendor literario" y que "hoy nos ofrece, generosa, el brillo de la poesía de Nicanor Parra", reflexionó el príncipe, antes de levantar su copa para brindar "por la poesía de su magnífica Antipoesía".

Antes de pasar al comedor de gala, los príncipes saludaron, en la Sala Gasparini -de la que Patrimonio Nacional ha retirado para su restauración el sillón circular central que dificultaba la visibilidad de los informadores gráficos- a sus 92 invitados, encabezados por la hija y el nieto del escritor premiado.

El director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, Mario Vargas Llosa, Carme Riera, Antonio Gamoneda, Luis María Anson, Juan Luis Cebrián, Carmen Iglesias, Luis Goytisolo y Carmen Balcells figuraban entre los comensales, al igual que José Luis Sampedro, Nicolás Sánchez Albornoz, Pere Gimferrer y Carmen Cafarell.

Además de la hija y el nieto de Parra, ocupaban lugares preferentes en la mesa, junto a los príncipes, el director de Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, Vargas Llosa, Blecua, Gamoneda, y el ministro chileno de Cultura, Luciano González, así como el director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, Gerardo Piña-Rosales.

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