El principio del adiós a afganistán


Después de 10 años en Afganistán, hoy comienza la cuenta atrás. Una parte de las tropas española desplegadas en el país asiático vuelan esta mañana hacia España en el que es el primero de la serie de vuelos programados para llevar a cabo la reducción inicial de los efectivos militares, una disminución progresiva que el Gobierno ha decidido acelerar.
A lo largo de este mes saldrán otros vuelos que completarán el relevo entre los miembros de la Brigada Paracaidista (Bripac), desplegados en Afganistán desde junio, y los efectivos de la Brigada Ligera Aéreo transportable (Brilat). Pero el nuevo contingente contará con un 10 por ciento de militares menos –cerca de 120 efectivos-, según las directrices marcadas por el ministerio dirigido por Pedro Morenés y pactadas con los aliados internacionales.
El jefe de las fuerzas españolas en Afganistán, el coronel Luis Cebrián, explicó en una entrevista concedida a Servimedia en la base española de Qala-i-Naw que esta primera reducción de tropas se realizará “arañando un poco de cada sitio de manera que la capacidad operativa global del contingente no se vea afectada”. “La reducción gorda irá el año que viene”, señaló.
CAMBIO DE LOS PLANES DEL GOBIERNO
En este sentido, el responsable de la base española en Herat, el coronel Carlos de Palma Arrabal, anunció este sábado que se ha decidido acelerar la salida de Afganistán y que se abandonará la provincia de Badghis, el “bastión” español en el país asiático, a mediados del año 2013. El coronel explicó que los planes iniciales se han modificado y se ha decidido que para finales de 2013 solo permanezcan en Afganistán en torno 400 militares españoles, frente a los más de 1.500 que hay desplegados en al actualidad. Este número se mantendrá con pequeñas variaciones hasta el final de la misión de la OTAN en Afganistán, fijado para el 31 de diciembre de este año.
La principal novedad en el cambio de planes radica en que España abandonará entre mediados del año 2013 la provincia de Badghis, la zona de Afganistán bajo control español –con tres bases en Qala-i-Naw, Ludina y Moqur y una nueva posición avanzada cerca de Mangan- y donde se encuentran cerca de 1.100 de los 1.500 militares están en el país.
La seguridad de la provincia controlada por España desde el año 2002 quedará en manos del Ejército Afgano. También se baraja la posibilidad de transferir parte de la provincia a las fuerzas italianas, cuyos militares se quedarían con la base en Qala-i-Naw, según fuentes del mando de la OTAN consultadas por Servimedia.
LA HUELLA ESPAÑOLA
Los responsables políticos y militares, por lo tanto, comienza ya ha hacer balance de la misión en Afganistán. En el aspecto militar, España deja una provincia de Badghis mucho más segura y un Ejército Afgano con mayor capacidad y profesionalidad.
Parte de esta mejora se debe a la labor realizada por los instructores y formadores militares españoles que han acompañado durante meses a los mandos y tropas del ANA.
El coronel Cebrián considera que ahora los afganos “están preparados para asumir las competencias de la seguridad gradualmente” y defiende que “están en condiciones de llegar al terreno de la insurgencia” y “robar la iniciativa” a los talibanes. Las últimas operaciones realizadas conjuntamente con los afganos se han orientado en este sentido.
El relevo que se inicia hoy, de hecho, marca el cambio de concepto en la ayuda que España ofrece al ANA, al que se va a traspasar “el liderazgo” de las tareas de seguridad en la provincia de Badghis. De esta forma, en vez de instruir y tutelar a los militares afganos, como se hacia hasta ahora, las fuerzas españolas van a dar un paso atrás y van a dejar que el ANA planee y lidere las operaciones, limitándose a asesorar, cubrir la retaguardia y dar apoyo logístico si la situación lo requiere.
MIEDO A LAS REPRESALIAS
Pero, a pesar de la acción de las tropas extranjeras, el país, sobre todo en el este y en el sur, sigue siendo una zona de conflicto y en el que los talibanes continúan asesinando y atemorizando a la población. Se calcula que aquí mueren cada día de media un militar extranjero y entre 10 y 15 afganos, según fuentes del mando de la OTAN consultadas por Servimedia.
De hecho, y a pesar de los esfuerzos realizados para que los afganos confíen en su ejército, varias de las familias afganas que están ayudando al contingente español han empezado ya a ahorrar para mudarse a zonas más seguras. Temen las represalias que puedan sufrir a manos de los talibanes una vez las tropas de la coalición internacional abandonen definitivamente Afganistán.
AYUDA A LA POBLACIÓN
La contribución española a Afganistán no se limita al ámbito de la seguridad. La relativa “tranquilidad” que se ha aportado a ciertas zonas de la región ha servido para poder desarrollar una serie de labores que han contribuido a mejorar la vida de los afganos.
España ha gastado a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (Aecid) desde el año 2006 cerca de 210 millones de euros en proyectos como la construcción de pozos, escuelas y carreteras rurales, la ampliación y mejora de hospitales, las labores de mejora agrícola o la formación de profesores y funcionarios.
A estos datos hay que sumar la labor realizada por las fuerzas armadas a través de los proyectos de impacto rápido realizados por las unidades Cívico-Militares (Cimic). Sus miembros se encargan de ponerse en contacto con los aldeanos, detectar sus necesidades. Gracias a esta tarea se han llevado a cabo multitud de obras como la construcción de pozos, neveros y colegios.
El proyecto español estrella en la provincia de Badghis es la construcción de la ruta Lithium, una vía con la que se pretende vertebrar la región por el noroeste. La ruta, que los afganos llaman “de la luz”, nace en la capital de la provincia, Qala-i-Naw, y llegará en un futuro hasta la localidad de Bala Murghab. El tramo de responsabilidad española contará con 65 kilómetros, de los que ya se han construido cerca de 50.
El jefe de las fuerzas españolas en Afganistán destacó en este ámbito que en la actualidad “hay gente que tiene acceso a la medicina, hay también comercio, y eso se refleja en el acceso a la población a determinados artículos de consumo de primera necesidad”. “Creo que hemos tenido éxito en cuanto a que las circunstancias de la provincia no eran las que nos encontramos cuando llegamos. Creo que es una provincia más segura y donde hay mayores servicios”, afirmó.
HUEVOS CON CHORIZO
Los primeros miembros de la Bripac que abandonan hoy el país están a punto de reencontrarse con sus maridos y mujeres, con sus hijos y amigos, y de disfrutar de aquello que han anhelado tanto durante casi seis meses de misión. La mayoría de ellos, desde los soldados rasos hasta los coroneles, aseguran que lo primero que quieren hacer después de abrazar a sus familias es disfrutar de un buen plato de huevos con chorizo, con morcilla o con patatas. La razón de este “capricho” radica en que en la misión en Afganistán, debido al riesgo de salmonelosis, no se sirven huevos en los menús de las bases.
Pero también muchos reconocen que echarán de menos ciertos aspectos de su vida en el país asiático, como el no tener que lavar la ropa o hacer la comida, o el estar en cierta medida aislados de las noticias sobre la crisis económicas que golpea España. Incluso alguno, al volver la vista atrás, reconoce que le ha cogido cariño al paisaje “extremo” del país.
Pero todos ellos dicen sentirse orgullosos del trabajo realizado en Afganistán. Atrás quedan la vida de 99 españoles (95 militares, dos guardias civiles y dos traductores) muertos en la misión y el esfuerzo, la tensión y el sudor de millares de soldados y oficiales.

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