El ring está en Bruselas

  • Patricia de Arce.

Patricia de Arce.

Madrid, 27 jun.- Mariano Rajoy se puede ir mañana a la cumbre europea más tranquilo, porque esta vez no lleva la maleta llena de reproches de la oposición y, sobre todo, porque tiene en Alfredo Pérez Rubalcaba un aliado para la batalla que le espera en Bruselas.

El "cara a cara" semanal entre el presidente del Gobierno y el líder socialista ha estado exento de confrontación y ambos han escenificado en la sesión de control del Congreso el consenso con el que se quieren presentar ante Europa.

Rajoy se guarda así los guantes de boxeo para la cumbre, porque como ha reconocido tiene mucho por lo que pelear y hay que conseguirlo cuanto antes: España no puede seguir financiándose a un coste tan alto por mucho tiempo.

A un día de la cita clave, el presidente se centra ya en mandar a Europa todos los mensajes que puede, consciente de que España necesita, como el aire, que la UE ponga en marcha todos los instrumentos con los que cuenta para ayudar a calmar los mercados.

Rubalcaba ha cumplido con Rajoy y no ha querido hacer sangre en su intervención.

Eso sí, no ha perdido la ocasión de volver a pedir al presidente que consiga que se amplíe el calendario de reducción del déficit público sin que nos pongan nuevas y más duras condiciones.

Y ha mandado a Rajoy a Bruselas a "pelear" para conseguir la fórmula más beneficiosa posible -si es que la hay- del rescate bancario.

Tampoco el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, ha estado duro con el jefe del Ejecutivo, aunque sí le ha reprochado que hable tanto del "binomio crecimiento y empleo" sin terminar de tomar medidas para conseguirlo.

Así que a "dejar de hablar del binomio para ponerse a trabajar por él", ha dicho Erkoreka, a lo que Rajoy ha replicado con el recuerdo de la obligada austeridad y una de sus frases más manidas: "hemos gastado lo que no teníamos".

Después de estos debates de guante blanco se preveía una sesión de control calmada, pero eso nunca pasa en el Congreso.

Encendido ha sido el debate entre el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y la diputada socialista María González Veracruz sobre el matrimonio homosexual.

Mientras González le ha pedido que retire el "recurso de la vergüenza", el que el PP interpuso en el Tribunal Constitucional contra la unión de personas del mismo sexo, Gallardón se ha venido arriba asegurando que los populares no sólo respetan, sino que además defienden los derechos de los homosexuales, y ha acusado a la socialista de hacer "política barata".

Jaleado sobremanera por la bancada popular, Gallardón también ha provocado otra de las polémicas de la mañana, cuando ha sugerido que Rubalcaba ha cambiado de posición en política antiterrorista.

Ha habido un embrollado debate que ha empezado Rubalcaba pidiendo explicaciones y en el que han intervenido tres interlocutores más -el portavoz del PP, Alfonso Alonso, el secretario general del grupo socialista, Eduardo Madina, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz-.

Todo para nada: cada uno se ha mantenido en sus trece.

Y encima, no ha quedado claro si el presidente de la Cámara, Jesús Posada, defendía las tesis de Rubalcaba o sólo quería apaciguar los ánimos, en este día que ha comenzado calmado para algunos "púgiles" del Congreso y ha acabado mucho más acalorado para otros.

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