El supremo rechaza una querella de un detenido en la “operación nécora” contra garzón


La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha rechazado de plano la querella en la que Eulogio Romero Betanzos, uno de los detenidos en el marco de la “Operación Nécora” y que fue finalmente absuelto, acusaba al juez Baltasar Garzón de delitos de prevaricación, abuso de poder, amenazas, coacción y falsedad, por el trato que le dispensó durante la instrucción de la causa contra la red de narcotráfico asentada en Galicia.
Los magistrados del Alto Tribunal, presididos por Juan Saavedra, han decidido inadmitir a trámite la querella contra el juez Garzón, suspendido cautelarmente en sus funciones en la actualidad, por sostenerse en “afirmaciones vacuas y carentes de solidez”, según se indica en el auto hecho público hoy.
El litigio se inició el pasado mes de abril, cuando Romero envió una carta desde el Centro Penitenciario de Villabona (Asturias), en el que está internado por otros hechos, dirigida al magistrado del Tribunal Supremo Luciano Varela, quien instruía la causa contra Garzón por su investigación de los crímenes del franquismo. El escrito fue rechazado por tratarse de una mera carta que no cumplía los requisitos formales de una querella.
Aun así, tras designársele un abogado de oficio, Romero presentó ante el Tribunal Supremo una querella en la que recogía el contenido de su carta. Este nuevo escrito aseguraba que, cuando tras su detención en 1990 en el marco de la “Operación Nécora” fue llevado hasta el juzgado de Garzón, el magistrado le dijo supuestamente que “si no colaboraba” le mandaría “a un hotel de cinco estrellas”, donde lo iba a pasar “muy mal”.
Garzón le habría mostrado entonces una serie de fotografías para que identificara a los implicados en la “Operación Nécora”, algo que Romero Betanzos no hizo alegando que no conocía a nadie. La querella aseguraba que el juez “cumplió su amenaza” y ordenó el ingreso del detenido en prisión preventiva. En concreto, Romero fue enviado a la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), una prisión que considera “de la más peligrosas de España”.
En los 15 meses que estuvo preventivo, siempre según su relato, Garzón denegó todas sus peticiones y habría indicado a su abogado que no iba a darle “ni agua”.
ABSOLUCIÓN DEL SUPREMO
La Audiencia Nacional condenó a Romero a 12 años de prisión, a su entender “sin pruebas” y únicamente “debido a lo aportado” por Garzón en su contra. La condena fue finalmente revocada por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo en 1996, absolviendo al querellante.
Romero Betanzos también se quejaba en su escrito de que la indemnización que solicitó a la Administración de Justicia por el tiempo que pasó en prisión jamás le ha sido concedida.
El querellante llega a afirmar que por este motivo se vio “sumido en la ruina”, por lo que en el año 2003 “no tuvo más remedio que cometer el delito por el que ahora se encuentra en prisión”. La querella se cerraba con un comentario en el que Romero aseguraba que Garzón le daba “pena” por lo que “le está cayendo”.
Los magistrados del Supremo, tras declarar su competencia el caso debido a la condición de aforado de Garzón, rechazan de plano la querella por su “falta de precisión”.
El auto del Alto Tribunal destaca que la querella de Romero “hace una serie de afirmaciones que no solo no acredita, sino que son vagos y abstractos”, y subraya su “falta de claridad en cuanto a cuáles son los hechos”.
El Supremo tiene tres causas abiertas contra Garzón: por su investigación de los crímenes del franquismo; por haber ordenado grabar las conversaciones que mantuvieron en la cárcel los principales imputados en la trama de corrupción del "caso Gürtel" y sus abogados, y por no abstenerse en una querella contra los responsables del Banco Santander a pesar de que esta entidad bancaria subvencionó unos cursos que el juez impartió en Nueva York.

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