Cataluña y la desaceleración económica marcan las cuartas elecciones en 4 años

  • La convocatoria del 10 de noviembre, consecuencia de las negociaciones fallidas tras el 28 de abril, se arriesga a obtener otro bloqueo político.
Fotografía urnas elecciones / EFE
Fotografía urnas elecciones / EFE

Vuelta a empezar. Este 10 de noviembre, 37 millones de españoles están llamados a las urnas para volver a votar de nuevo apenas seis meses después. Una convocatoria que ya se ha convertido en habitual, debido a que las de este domingo son las cuartas elecciones generales en cuatro años. A lo que hay que sumar los procesos municipal, autonómico y europeo que se celebraron el pasado 26 de mayo. Pero estos comicios, resultado del fracaso en las negociaciones para formar gobierno tras el 28 de abril, llegan en un momento especialmente delicado. Por un lado, por la preocupación sobre la economía, que empieza a dar síntomas de enfriamiento y el temor a la recesión sobrevuela el ambiente. Y por otro, por la delicada situación en Cataluña, en la que la totalidad de los Mossos d'Esquadra y más de 2.000 policías vigilarán que la jornada electoral se desarrolle con normalidad.

Los sondeos publicados hasta el momento no apuntan precisamente a que el tablero de los últimos meses vaya a cambiar. El bloqueo continuaría de producirse los resultados a los que apuntan la mayoría de encuestas. Aunque el de Ipsos para La Información fue el primero que ponía sobre la mesa la posibilidad de que PP, Ciudadanos y Vox sumaran más escaños que PSOE y Unidas Podemos, a quien se podría sumar a Más País, que debuta en unas generales. Pero el panorama no está nada claro, especialmente por lo acontecido en las últimas semanas. Y por los cambios de postura de casi todos los líderes políticos en algunos aspectos, a los que hay que sumar la irrupción de Íñigo Errejón como parte importante al bloque de la izquierda.

El principal cambio con respecto a abril es que Pedro Sánchez ya no considera a Pablo Iglesias su "socio prioritario" para gobernar en coalición. El giro del presidente en funciones comenzó tras la investidura fallida, cuando desde ahí exigió a UP que le apoyaran sin ofrecerles carteras ministeriales. El partido morado se negó, e insistió en que debían entrar en el Ejecutivo en función de los diputados que habían obtenido. El desacuerdo abocó al bloqueo y a la repetición electoral. Aunque su objetivo es conseguir los escaños suficientes para gobernar en solitario, Sánchez ha optado por un discurso más amplio al asegurar que buscará acuerdos "con todas las formaciones", incluidos PP y Ciudadanos. Incluso ha propuesto modificaciones legales para que gobierne la lista más votada. El único al que ha vetado expresamente es a Vox, al que siempre se refiere como "ultraderecha" y a la que califica de "envalentonada". 

Precisamente Vox apunta a ser una de las más beneficiadas por este regreso a las urnas. La formación de Santiago Abascal tiene en su mano consolidarse en estas elecciones, ya que todos los sondeos apuntan a que puede ganar hasta 30 escaños más con respecto a los 24 que tiene ahora. En la misma línea ascendente está el PP de Pablo Casado, que puede corregir este 10-N ese peor resultado de su historia que obtuvo en abril. La formación conservadora está según las estimaciones cerca de los 100 asientos en el Congreso, lo que permitiría rebasar la famosa barrera psicológica. En un plano totalmente distinto se encuentra Ciudadanos, que puede afrontar unos malos resultados tras el gran éxito del 28-A, cuando cosechó 56 diputados. Ahora, a los de Albert Rivera les sitúan más cerca de los 20 que de los 30. 

También afronta esta cita con mucha expectación Unidas Podemos. Y no solo por conocer qué piensan los españoles de su papel en los últimos meses, con un acuerdo de gobierno fallido por medio, con sondeos que les sitúan cerca de los 40 parlamentarios. También porque Pablo Iglesias se enfrenta por primera vez en unas urnas a su exnúmero 2. Y es que en el partido morado están muy pendientes del debut de Más País, con Íñigo Errejón al frente, y que aspira a tener grupo parlamentario propio tras sus acuerdos con Compromís o Equo. La estrategia de uno para hablar del otro ha sido totalmente opuesta. Mientras Iglesias ha optado por avalar que Errejón se presente y ha evitado criticarle, este último sí le ha lanzado varios dardos y le ha acusado de haber bloqueado la formación de un gobierno progresista.

Los dos temas que marcan estas elecciones de bloques son importantes para el devenir del país aunque no sean nuevos. En primer lugar está la situación económica, debido a que afronta un enfriamiento que puede derivar en una desaceleración o incluso en una recesión. El Gobierno en funciones ya ha negado en varias ocasiones que haya que activar las alarmas, aunque Sánchez ha asegurado que están pendientes de la situación. Por el momento, los indicadores no son muy halagüeños. El dato de paro de octubre supuso la mayor subida de desempleados desde el año 2012 en el mismo mes. Además, Bruselas ha recortado la previsión de crecimiento, al bajarla del 2,1% al 1,9% que ahora estima. Otros indicadores también apuntan a que la economía está entrando en una fase complicada.

El otro punto de interés, e incluso de conflicto, está en Cataluña. Las protestas y la violencia posteriores a la sentencia del procés, además de la propia decisión del Tribunal Supremo, van a marcar los resultados e incluso los pactos posteriores. En la hemeroteca queda aquella frase de Gabriel Rufián dedicada a Sánchez e Iglesias, en la que les avisaba de que ir a elecciones podía suponer que no contaran con su abstención debido a la sentencia. También sobrevuela el ambiente las distintas posiciones que tienen los partidos sobre el papel del Govern que preside Quim Torra, que van desde recuperar el diálogo a la intervención de la autonomía a través del artículo 155 de la Constitución. Pero la principal inquietud está en el desarrollo de la jornada electoral, debido a las protestas que se esperan. Aunque la plataforma 'Tsunami Democratic' ha instado a que se respete el derecho al voto, las fuerzas de seguridad no se fían y habrá más de 12.000 agentes entre Mossos y Policías Nacionales para garantizar que todo transcurre según lo previsto.

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