Hasta este viernes por las calles de Griñón, una localidad madrileña de 10.178 habitantes situada al sur de esta Comunidad, sonaba el himno de la legión. Hace unos meses sería algo chocante. Ahora, estaba (casi) justificado. Vox arrasó el pasado 28 de abril -en las elecciones generales-, con 1.548 votos, un 25,6% del total, y ya en las pasadas elecciones municipales -las de 2015- rascó algunos (159). Sin embargo, la extrema derecha no ha repetido éxito en esta localidad madrileña.
Pero, ¿por qué arrasó en las generales este partido y por qué es ahora la tercera fuerza política municipal? La respuesta está en el mismo Santiago Abascal, que tiene una vinculación muy estrecha con Griñón, una localidad que tiene tantos chalets como pymes y amantes de la caza. De hecho, ha sido pregonero dos veces de las fiestas patronales invitado por el CIG (Ciudadanos Independientes de Griñón) con el que ahora acaban de perder en las municipales. El CIG ha sacado 1.927 votos (un 38,26 %) y ocho concejales, el PP consigue 864 votos como segunda fuerza con el 17,16 % de los votos y Vox queda relegado al tercer puesto con 552 votos y consiguen solo dos concejales, los mismos que el PSOE. Con uno queda Unidas Podemos y Ciudadanos.
Y esta es otra de las peculiaridades de este municipio que muchos vecinos llaman con cierta sorna La Moraleja del Sur debido a su alto poder adquisitivo -28.936 euros por habitante-. De los nueve partidos que concurren a estas elecciones, tres son independientes. El CIG tiene 15 años de historia y lleva dos legislaturas en el poder -la última bajo el poder de José María Porras-, al que llegó tras una moción de censura al PP. El resto, surgen y se fusionan al calor de las inquinas municipales (en el CIG hay otras tres formaciones independientes adscritas).
"Teníamos claro que íbamos a arrasar. No nos daba miedo los datos de Vox de los pasados comicios electorales. A nosotros mismos Santiago Abascal nos parece un chico majísimo. Pero una cosa son las generales y otras las locales". Lo cuenta María Antonia Díaz, primera teniente de Alcalde del CIG y exalcaldesa de esta formación griñonense. María Antonia dice que los votantes de Vox son los desencantados del PP, un partido que en este municipio tiene a un exalcalde procesado por un delito ecológico y que, según la oposición en masa, fue el causante de una deuda del Ayuntamiento "que llegó a alcanzar los 25 millones", espeta.
El Consistorio de Griñón ha reducido esta deuda pública desde los 25 millones de euros que mantenía en 2011 a tan solo siete millones de euros a finales de 2018. La exalcaldesa intenta encontrar más explicaciones para el triunfo de Vox en la generales: "También la gente esta harta de la inmigración. Pero no porque haya mucha, las casas aquí son carísimas, sino por lo que ven por la tele". Unos flujos migratorios que no les tocan directamente y que desde los otros dos partidos independientes ven como algo residual. "Además la gente vota a Vox porque es muy taurina y muy de caza y eso influye", continúa. "Pero vamos que a Santiago Abascal le hemos aplaudido todo los partidos cuando ha venido a dar los mítines. Es muy buen chico".
Ahora, los datos. Griñón tiene una media de 919,53 de gasto por habitante, por encima de la media nacional (904,65 euros), según datos de Newtral. Sin embargo, las formaciones en la oposición se quejan de la falta de equipamiento público del municipio y los problemas de limpieza del consistorio. En este sentido, desde Alternativa para Griñón -formada tras una de las inquinas municipales-, denuncian la falta de mantenimiento adecuada de jardines, el tamaño de la biblioteca -solo para 30 personas y sin wifi- y los horarios de apertura de la oficina de Correos.
En cambio, hay otros líos municipales en los que también han querido meter baza. Es el caso de la piscina municipal, 'trending topic' del pueblo. Tras unas obras que pensaban finalizarse antes del pasado verano, las jornadas de puertas abiertas empezaron a solo cuatro días de los comicios municipales "casualmente". La teniente de alcalde lo justifica con las "sorpresas" encontradas durante las obras, pero desde el otro partido independiente, Regeneración Democrática de Griñón, aseguran que el hecho de que se haya abierto "gratis" ahora es electoralista. Y suma y sigue.
La vivienda, al igual que en el resto de la Comunidad de Madrid, tampoco se salva de las críticas en Griñón. Partidos como Ciudadanos, que es la primera vez que concurre a las municipales, denuncian la falta de vivienda para los jóvenes, en un municipio en el que la gran mayoría de los inmuebles son unifamiliares y adosados. "No hay suelo para los jóvenes", dice un representante de la formación naranja que aboga por la construcción de vivienda para este colectivo. En este sentido, también es un problema para los vecinos el pago del IBI, ya que según denuncian desde Regeneración Democrática de Griñón, lleva sin actualizarse desde 1997 y los valores catastrales no están actualizados. "Un chalet de 400.000 euros y tres plantas paga 1.200 euros al año", aseguran, algo que de revisarse se reduciría de forma muy importante.
Y siguen las inquinas políticas. Los naranjas están preocupados por el parecido de su marca y la del CIG, que hay que recordar que lleva ya 15 años en el municipio. "Pero nos llevamos todos muy bien, es solo en periodo electoral", dice la teniente de alcalde.
La historia del grupo municipal de VOX
La jornada electoral en Griñón se desarrollaba con total normalidad, pero había algo que no encajaba. Al comparar la propaganda electoral de Vox que poblaba las calles con la lista electoral que se daba en la biblioteca pública -una de las sedes de votación- los nombres del cabeza de lista no coincidían. En el caso de la papeleta, el número uno era Miguel Ángel Ortega, pero la cara visible como alcaldesa es la que aparece en segundo lugar, Rebeca Ortego. Un misterio más cómo que parte de la población tema la llegada del tren de cercanías de Renfe.
Y este es otro de los grandes temas de conversación del pueblo. Pese a que todos los partidos llevan en sus programas la petición a la Comunidad de Madrid de acercar la Renfe desde Humanes, a solo dos kilómetros, lo cierto es que los vecinos están divididos. Muchos, tomen nota, piensan que "la Renfe puede traer mala gente e inmigración al pueblo".
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