En las elecciones del 28 de abril el 76% del electorado español salió de casa para votar y Pedro Sánchez fue el candidato designado para formar un gobierno. Tras el fracaso de las negociaciones y la frustración ante la falta de liderazgo en el Estado ¿volverán los españoles a las urnas? Una baja participación pudiera reducir los chances de varios colectivos de llegar con holgura a La Moncloa y el tamaño de su representación en la Cámara. Pero, esta noticia no es mala para todos.
El partido socialista se ha apoyado en los votantes para ganar en muchas ocasiones. El PSOE ha triunfado en cuatro de los cinco comicios más concurridos desde el inicio de la democracia y Felipe Gonzalez marcó un récord al llegar a La Moncloa con una movilización que rozó el 80%. Pero, si se repite el grado de abstención de la repetición electoral de junio 2016 (33,5%) las cifras del PSOE pudieran verse afectadas. Para evitar esto, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, se ha marcado como uno de sus objetivos de campaña lograr que el próximo domingo el 70% de los españoles acuda a la cita electoral.
A Ciudadanos también le conviene una concurrencia alta. Según el CIS, la mitad de su electorado duda en volver a apoyar a Rivera y el colectivo perderá al menos la mitad de los 57 diputados que obtuvo en abril. "La movilización y la participación serán claves en la repetición electoral del 10N", insisten desde el grupo. Fuentes del partido consideran que el debate y la campaña están empezando a mover a los indecisos y aseguran que siempre han tenido la capacidad de animar a sus votantes a ejercer su derecho en los momentos más difíciles. Esto está por verse pero las solicitudes de voto por correo desinflan la esperanza de ambos colectivos ya que han caído un 30% con respecto a abril.
El Partido Popular y Vox se podrían beneficiarían de un aumento en la abstención. Los votantes de izquierda pudieran entrar en una apatía electoral por la falta de acuerdo; mientras que la derecha hace campaña con sus programas y llama a sus simpatizantes a un "voto útil" para impedir un gobierno de Sánchez. Esto ya sucedió en Andalucía. Las elecciones de la Junta tuvieron una participación del 58% (la segunda más baja desde 1990) y acabó con 36 años de gobiernos socialistas.
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