El 'efecto Abascal': de cómo Vox resurgió del 0,2% de votos a revolucionar el 10-N

El presidente nacional de VOX y candidato a la Presidencia del Gobierno, Santiago Abascal interviene durante un mitin en Palma de Mallorca. /EFE / Atienza
El presidente nacional de VOX y candidato a la Presidencia del Gobierno, Santiago Abascal interviene durante un mitin en Palma de Mallorca. /EFE / Atienza

Se llama Santiago Abascal Conde, nació en Bilbao y es el hombre del que no se para de hablar en tertulias, tanto mediáticas como de barra de bar. Amenazó con revolucionar las elecciones de este 28 de abril al irrumpir con fuerza en el Congreso. Pero no es un recién llegado. Detrás de Vox hay mucho trabajo en la sombra de un equipo de fieles colaboradores que han acompañado a su líder en los últimos años de travesía por el desierto. Esta es una breve historia de cómo creció un partido que sorprende cada vez más. 

Elecciones de junio de 2016. Abascal se presenta por primera vez como candidato a la Presidencia del Gobierno. Lo hace después de fundar Vox en 2013. El partido decide que su cierre de campaña sea en Madrid, en pleno barrio de Salamanca. El presidente se acompaña de un entonces desconocido Javier Ortega Smith, de una joven llamada Rocío Monasterio, de la exjefa de gabinete de Ignacio Sánchez Galán, Mazaly Aguilar... El más reconocido era José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones secuestrado y tratado de forma inhumana por ETA. Apenas unas decenas de simpatizantes en un acto bajo el lema 'España grande otra vez'. Estas son las imágenes:

El resultado fue decepcionante para Vox. 0,2% de los votos (46.638), frente al 0,23% cosechado seis meses atrás. Cinco veces menos que el Pacma (284.848 papeletas). Así se expresó Abascal ese 26 de junio: "La manipulación de las encuestas con el 'sorpasso' de Podemos ha surtido efecto. La estrategia del miedo de Mariano Rajoy ha triunfado. Millones de españoles han votado con la nariz tapada [al PP]". A pesar del batacazo esa misma noche Abascal utilizó las redes sociales para confirmar que su partido iba a seguir en marcha y que no iban a desfallecer:

Después vino la travesía por el desierto. Tres años en los que Vox trabajó en silencio en su antigua modesta sede de Diego de León. Un pisito al que Abascal acudía a diario. En invierno hacía frío. Intentaron hacerse hueco en los medios de comunicación, pero no lo coseguían, salvo excepciones como Intereconomía. El líder concedía entrevistas donde replicaba lo mismo que está diciendo ahora en los mítines. Pero no tenía la repercusión que buscaban. Ortega Smith hacía lo propio y el resultado era lo mismo. Fue entonces cuando se dieron cuenta del poder de las redes sociales y de que se podían convertir en una magnífica forma de llegar al ciudadano.

Vox intentó hacerse hueco con algunas acciones sonadas. Por ejemplo, Abascal fue uno de los 'espontáneos' que se sumergió en las aguas españolas que rodean a Gibraltar para reflotar un bloque de hormigón que el Peñón había lanzado al mar para impedir la pesca de los faenadores españoles. Se lo llevó lejos de allí. Ortega Smith, por su parte, entró a nado en la colonia británica para colocar una bandera de España de grandes dimensiones. Pero los réditos electorales fueron escasos:

En Vox cuentan que un punto de inflexión en su trayectoria política vino cuando decidieron personarse como acusación popular en el juicio del 'procés'. Hay quien opina que fue su catapulta hacia la fama. Pero lo cierto es que se trata de un grupo de personas (que tanto en público como en la sombra) viene trabajando desde hace años para entrar en La Moncloa.

El mentor de Abascal: su padre

Santiago Abascal tiene un mentor. Es su padre, Santiago Abascal Escuza, un empresario de Amurrio que se metió en política con el PP y que tuvo que soportar los años más duros de ETA. Abascal padre era un hombre muy querido en el PP vasco. Fue concejal, juntero y diputado en Madrid por unos meses. En su vida privada sufrió el acoso de los terroristas, lo que provocó que su hijo vaya armado siempre con un revolver 'Smith & Wesson'. Fue la "actitud pasmada y pasmosa ante el desafío de los dirigentes separatistas" del PP de Rajoy lo que le llevó a abandonar su partido de toda la vida con esta carta enviada a Rajoy en 2013:

Han sido años de trabajo no correspondido, de mítines con altavoz, de equipos reducidos, de dirigentes que han tenido que compaginar su trabajo con el partido (el ejemplo más claro es el de Iván Espinosa de los Monteros)... Y ahora creen que ha llegado su oportunidad: el momento Vox que amenaza con revolucionar la política.

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