
11 de enero de 2019. Pablo Casado coge su teléfono y abre una conversación de WhatsApp con su amiga Isabel Díaz Ayuso: "Isabel, quiero que seas la candidata a la Comunidad de Madrid". El presidente del PP apostaba así por una figura nueva e inesperada, a la que conocía de Nuevas Generaciones para intentar retener el principal bastión del partido, la Comunidad de Madrid, frente a un Pedro Sánchez ya surfeando en la cresta de la ola tras haber ganado sus primeras elecciones generales. Fue una decisión arriesgada, en la que pocos confiaron. Un órdago que salió bien. Mientras los populares se desplomaban en todo el país, que se teñía de rojo socialista, Ayuso y su 'partner', José Luis Martínez-Almeida, lograban mantener las fortalezas de Sol, la Comunidad, y de Cibeles, el Ayuntamiento. Estaba, aunque pocos lo veían, naciendo un fenómeno político digno de estudio, el ayusismo.
Explicar la trayectoria de Ayuso sin su escudero Miguel Ángel Rodríguez no tiene ningún sentido. Se conocieron cuando la ganadora de las elecciones decidió hacer un trabajo universitario sobre la política de comunicación del primer Gobierno del PP. "El uso de Twitter como herramienta política en organizaciones parlamentarias y de partido: el caso del PP de Madrid". La entonces estudiante venía de gestionar el perfil tuitero de 'Pecas', el perro de Esperanza Aguirre, cuando llamó a la puerta de MÁR, hombre fuerte por aquel entonces de Moncloa. El gurú vallisoletano había moldeado a José María Aznar desde sus inicios en la política castellanoleonesa y crecido con el líder en Madrid, primero en Génova y luego en la Presidencia. Ayuso quería saber cómo se organizaba la estrategia monclovita, cómo se preparaban los mensajes y, en definitiva, conocer el funcionamiento de la sala de máquinas del principal centro de poder político del país. Cuentan que los dos periodistas conectaron.
Años más tarde, cuando Casado le escribió ese WhatsApp, ella no lo dudó ni un minuto: descolgó el teléfono y contactó con Rodríguez. "Quiero que dirijas mi campaña", le dijo. Él aceptó, como externo. El PP no ganó pero gobernó y el móvil de MÁR volvió a sonar: "Quiero que te vengas a Sol". La presidenta no tuvo fácil convencerlo. Él llevaba una vida tranquila al frente de su propia compañía, Splendens Ibérica Producciones Audiovisuales. Organizaba actos, hacía documentales y, en ocasiones, incendiaba las redes sociales. Acusó, por ejemplo, en un tuit al padre de Ignacio Aguado, entonces únicamente líder de Ciudadanos en Madrid y posterior vicepresidente, de haber cobrado "por la cara" 102.000 euros de la Asamblea.

MÁR continuó trabajando en la sombra, desde fuera, pero meses más tarde, y ante una "campaña contra Ayuso" que empezaba a subir de tono por parte del Gobierno central, le dijo sí. "Para mis mensajes, para mi agenda, para mi trabajo, creo que es el que va a hacer el mejor papel en estos momentos", lo justificó ella en un movimiento por sorpresa en enero de 2020. Quedaban apenas dos meses para decretar el estado de alarma, el confinamiento, el colapso de los hospitales, el goteo incesante de muertes... Y el inicio de la batalla política con Pedro Sánchez e Iván Redondo.
Llegó la pandemia y Ayuso no atravesaba por su mejor momento político. Dicen en su entorno que hubo dos momentos especialmente complicados para ella: la enfermedad de su padre y todo lo que rodeó al caso del apartamento de Kike Sararola. Esto último fue un punto de inflexión para ella. La presidenta reunió a su equipo y les anunció que iban a pasar a la acción contra el Gobierno central. Eran los momentos más duros de la pandemia. Los hospitales, desbordados; los sanitarios, sin parar; los políticos, a la gresca. Fueron semanas de tomar decisiones y Ayuso eligió confrontar con Moncloa. Aplicar un modelo diferente, no sin pocos problemas.
Ayuso a su equipo: "No hay evidencia científica que indique que cerrando la hostelería bajarían los contagios"
Ayuso llegó a confrontar con su equipo de sanitarios, con Enrique Ruiz Escudero, el consejero. "No hay evidencia científica que indique que cerrando la hostelería bajarían los contagios", les dijo. Si fuera así, Madrid estaría cerrado. No lo hizo y el resultado político es este: la victoria abrumadora en las elecciones más poralizadas de su historia.
El equipo de Ayuso, en estos meses de confrontación se completa con más nombres. Son sus pretorianos. Uno de ellos es Javier Fernández-Lasquetty, responsable de Hacienda. Otro, Enrique Ossorio, al mando de Educación que suma desde esta semana la portavocía. El caso de Lasquetty es llamativo. Ayuso lo fichó de Génova, se lo 'arrebató' a Casado, ya que era su jefe de gabinete. Desde entonces se ha convertido en el responsable de la columna vertebral ideológica del Gobierno autonómico, con el liberalismo como bandera. Ayuso no va a parar de repetirlo durante la campaña, advierten.
Uno de los momentos culmen de Ayuso y Rodríguez de la pasada legislatura fue la cumbre de las banderas. Parecía una tregua política entre Moncloa y Sol pero lo sucedido después demostró que fue un mero gesto de cordialidad. Un miembro del Gobierno madrileño afirma que "si Ayuso no hubiera tenido a Miguel Ángel Rodríguez como jefe de gabinete Sánchez la habrían matado [políticamente]". Moncloa tenía desde agosto, veinte días antes del encuentro, un informe de la Abogacía del Estado que le daba potestad para confinar Madrid, en contra del criterio del Ejecutivo regional. Fue el clímax de la tensión.

Dicen en Sol que MÁR ha conseguido "moldear" a Ayuso en este año a su lado. "Le ha dado seguridad en sus momentos más complicados y le ha aconsejado con una visión a medio y largo plazo", afirma un cargo medio. Un dirigente de Génova añade que el gurú de Ayuso destaca porque "viene de la política antigua, esa de en la que se gana y se pierde; con Ayuso está arriesgando". La noche del 4-M se verá el resultado. En su debe, destacan, el carácter de Rodríguez: "Es una persona especial y con la que, en ocasiones, es complicado trabajar". Remarcan que "la lucecita" está encendida hasta bien entrada la noche y recuerdan que por el Gobierno autonómico ya han pasado tres directores de comunicación en menos de dos años.
Miguel Ángel Rodríguez también tuvo un papel protagonista como uno de los cocineros del adelanto electoral en Madrid para adelantarse a las mociones de censura de la oposición. Estuvo, junto a Ayuso, Casado y Teodoro García Egea, en el núcleo que tomó la decisión. En concreto, MÁR se encargó de preparar los trámites jurídicos en previsión de un conflicto en los tribunales. Desde mañana dirigirá el futuro de la nueva 'dama de hierro' del PP.
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