Deja la política estatal

El aterrizaje de Iglesias da inicio a una campaña electoral embarrada en Madrid

La salida del Gobierno del líder de Podemos facilita que todos los candidatos estén centrados en sus aspiraciones para las elecciones del 4 de mayo. La tensión y los mensajes subidos de tono, protagonistas.

El exvicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias
La marcha de Iglesias da inicio a una campaña electoral embarrada en Madrid
Agencia EFE | Chema Moya

Tras casi una década de tensión motivada por la crisis económica, la aparición de nuevos partidos y la pandemia de coronavirus, la política afronta ahora las que pueden ser sus semanas más tensas. La salida de Pablo Iglesias de su puesto de vicepresidente segundo del Gobierno permite que todos los candidatos ya estén centrados en las elecciones madrileñas del 4 de mayo. Unos comicios que se prevé sean toda una batalla de interés nacional, dado el empuje y la notoriedad de los aspirantes. Algo que han dejado claro estos mismos, que ya han empezado a sentar las bases con reproches entre ellos para la que se espera sea una de las campañas electorales más embarradas que se recuerdan. Y que es la que puede determinar si Pedro Sánchez acumula más poder o si el PP mantiene Madrid como su particular 'aldea gala' frente a los planes de Moncloa. 

El desembarco de Iglesias en la Comunidad de Madrid ha allanado el camino a que las descalificaciones de unos partidos a otros estén empezando a ser la norma. En el anuncio de su candidatura como 'número 1' de Unidas Podemos a la Asamblea de Madrid, el líder morado dejó claro que daba el paso para hacer frente a una posible coalición de los 'populares' y Vox. Algo que justificó con que esa posible alianza entre Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio era un "peligro para toda España". Por eso, aseguró que tenía que impedir que "estos delincuentes, que reivindican la dictadura, hacen apología del terrorismo de Estado y promueven la violencia contra los migrantes, tengan el poder". Por lo que este discurso anunciaba los choques que podrían venir en las próximas semanas. Tal y como está ocurriendo, vistas las palabras de unos y otros.

Una de las particularidades de esta campaña va a ser el 'cuerpo a cuerpo' que van a protagonizar los candidatos de PP y Unidas Podemos. Esta estrategia de Iglesias de buscar a Ayuso (de la que dijo que podría "acabar en prisión" desde el principio) ha sido correspondida por la presidenta madrileña en todo momento. La 'lideresa' del PP no ha esquivado la confrontación con el jefe de filas morado. Su llegada provocó cambiara su lema, pasando al "Comunismo o Libertad" del que presume ahora su partido. E incluso vaticinó que habría "semanas difíciles de calumnias, acoso y huelgas". Desde entonces, no paran de acordarse el uno del otro en cada intervención que hacen. Un conflicto que se espera que vaya a más, dado que el vicepresidente va a quedar liberado de las responsabilidades que tenía en el Gobierno central. Lo que les va a convertir en protagonistas absolutos, al ser Ayuso la más señalada desde la izquierda e Iglesias el más criticado desde la derecha. 

Los fichajes que ha hecho Unidas Podemos para su lista también contribuyen a que vaya a aumentar esa tensión con el PP. La incorporación del portavoz del Sindicato de Manteros, Serigne Mbaye, ha servido para que Génova se haya lanzado contra Iglesias. Todo porque consideran que suma a personas que están fuera de la legalidad, debido a la actividad de venta ambulante irregular que realiza este hombre de origen senegalés. La llegada de Mbaye se produce tras anunciarse la de Agustín Moreno, que también formará parte de la candidatura. Un activista que se dedicaba a la enseñanza que si por algo se ha caracterizado en estos años ha sido por su rechazo a la gestión educativa de la Comunidad de Madrid. Por lo que ha sido especialmente beligerante con Ayuso como ya lo fue con Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes. Perfiles que van a acrecentar esa crítica dura contra Ayuso y los suyos.

Gabilondo, la excepción de un tono elevado general

Esta guerra particular entre los dos únicos candidatos que han tenido responsabilidades de gobierno ha motivado que el resto hayan empezado a agriar sus intervenciones para dejar claro de qué lado están. En uno de los lados destaca el caso Más Madrid, que ha tenido que repensar parte de su estrategia por todo lo ocurrido en las últimas semanas. La llegada de Iglesias ha supuesto un golpe para sus intereses, debido a que este les ha arrebatado gran parte del foco mediático que esperaban tener como gran alternativa de izquierdas para la Comunidad de Madrid. Por lo que su candidata, Mónica García, está multiplicando aún más sus intervenciones. Y sobre todo, no para de lanzar guiños o reproches al PP de Ayuso por asuntos como su gestión de la pandemia o las políticas económicas. 

En una situación parecida se encuentra a Ciudadanos, que acude muy herido a estas elecciones por la desbandada de militantes y de cargos hacia el PP de Ayuso y Pablo Casado. Pero ni esto ni que la presidenta madrileña les expulsara del Consejo de Gobierno que compartían ha motivado un giro para el 4-M. Los naranjas y Edmundo Bal insisten en que su única opción es recuperar esa coalición con Ayuso, aun con la ruptura de relaciones entre Génova y la dirección de Inés Arrimadas. Algo que han acompañado de un rechazo a Ángel Gabilondo y a Iglesias, al asegurar que no apuntalarán un nuevo pacto como el que llevó a Pedro Sánchez a Moncloa. Unos planteamientos que responden a su interés de mantener a los votantes que puedan censurar un posible interés en pactar con el PSOE. Y que recuerdan a los de Vox, que ha dejado claro que estarían muy interesados en compartir lo que queda de legislatura como socios preferentes de los 'populares'. 

La única excepción de toda esta refriega política vuelve a ser el candidato socialista. Gabilondo ha hecho gala incluso de ser un "soso", que es lo que le acusan en numerosos foros por la oposición que ha realizado a Ayuso en los últimos dos años. Lo que no ha impedido que haya marcado distancia no solo con el PP y su aspirante. La forma de hacer política de esta última es la que también achaca a Iglesias, con el que descartó todo tipo de pactos por su estrategia electoral. Aunque está por ver si el líder socialista puede mantenerse al margen de lo que suceda hasta el día que se pongan las urnas. Los amagos de llegar al insulto personal ya se han producido. Y aún queda mes y medio para que todo pueda ir a más. 

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