Los electores españoles, cansados del "teatro" político

España busca un gobierno desesperadamente: el culebrón se ha prolongado por ocho meses y los electores están hastiados. Luego de ir a dos elecciones para nada, muchos de ellos exigen a los políticos que pongan fin a su "teatro".

"El bloqueo político desde diciembre es un cachondeo (burla), un teatro: ¡que los políticos paren ya y que lleguen a un acuerdo sí o sí!", reclama Alicia Gómez, una morena de 36 años, que muestra su desazón al ser preguntada sobre la falta de gobierno en España.

Esta vendedora de perfumes, que trabaja en el centro de Madrid cerca de la turística Plaza Mayor, ha votado siempre por los conservadores del Partido Popular: "Ha sido de familia, es como en el fútbol, cuando eres de un equipo no cambias, yo soy del PP y del Real Madrid".

Pero ahora, Alicia dice haber perdido la confianza en todos los políticos, incluso en su candidato, el jefe del gobierno saliente Mariano Rajoy.

Este miércoles, 66 días después de las últimas legislativas, Rajoy va a solicitar el voto de confianza de los diputados para formar un segundo gobierno, pero su fracaso está asegurado a falta de los apoyos necesarios para ser investido.

Sus propios electores le han comenzado a reprochar jugar a "ganar tiempo", mediante una guerra de desgaste frente a sus adversarios socialistas, para que acaben por dejarlo gobernar.

España votó en diciembre y en junio. En ambas ocasiones se impusieron los conservadores, aunque sin mayoría absoluta, por encima de los socialistas.

La amenaza de unas terceras legislativas, que tendrían que realizarse el 25 de diciembre, día de Navidad, ya ha sido elevada por el PP.

"Esta vez no iré a votar para que pase lo mismo", promete Alicia, al igual que otro electores de derecha e izquierda.

Los políticos "son unos sinvergüenzas, miran sus beneficios y no el bien del país", dice Jesús Ruiz, un albañil de 48 años.

Frente al palacio del siglo XVII que alberga al Ministerio de Asuntos Exteriores, va a reparar una fuente. Siempre votó por el Partido Socialista pero no está seguro de volverlo a hacer.

No alcanza a comprender por qué los dos grandes partidos han podido dejar pasar ocho meses sin ni siquiera comenzar una negociación.

En caso de una nueva elección, "yo tendré que votar", dice, "porque si no voto, no puedo protestar". Sobre todo para mostrar su descontento con las leyes laborales, ya que "despedir a un obrero no le cuesta nada a un empresario", deplora.

En el norte de la ciudad, en el barrio financiero, el tono es otro: a los pies del rascacielos más alto de España, tres jóvenes abogados, votantes de derecha, toman un café.

Dos de ellos apuestan a que "no habrá terceras elecciones" y se congratulan de que Rajoy haya logrado el domingo un acuerdo con los liberales del partido Ciudadanos.

"Los socialistas van a decir que no a Rajoy" en las votaciones del miércoles y el viernes, pronostica Jerónimo Callejo, abogado de 29 años, "pero en octubre se van a poner de acuerdo después de las elecciones" en el País Vasco.

Jerónimo se muestra no obstante mordaz con los conservadores, ya que aprueba su política económica pero no les ve "ninguna virtud" más allá de "saber gobernar". A su juicio, también tienen un defecto: "la corrupción".

En la otra punta de la capital, en el mercado municipal del barrio popular Puente de Vallecas, bastión de la izquierda, Aida Raez muestra su decepción como votante de Unidos Podemos que está "obsesionada por la corrupción".

"Los que roban más son los del PP, pero no les hace daño porque la gente les sigue votando. Mientras, estamos trabajando como burros e incluso no sabemos si tendremos una pensión de jubilación", afirma esta empleada de un supermercado de 32 años.

Aida está segura de que "va a haber nuevas elecciones y va a salir lo mismo, hasta que (los políticos) se cansen" de su propio juego.

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