Embarazada escapa de terroristas tras enfrentamiento con fuerzas armadas Perú

  • Una mujer embarazada de 18 años, declaró haber escapado de una columna armada de Sendero Luminoso en el convulsionado Valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) después de seis meses de haber estado retenida, según manifestó en una entrevista publicada hoy.

Lima, 22 abr.- Una mujer embarazada de 18 años, declaró haber escapado de una columna armada de Sendero Luminoso en el convulsionado Valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) después de seis meses de haber estado retenida, según manifestó en una entrevista publicada hoy.

La joven, que ocultó su identidad por motivos de seguridad, logró escapar de sus captores durante los enfrentamientos que hubo la semana pasada entre los remanentes de Sendero y las fuerzas armadas peruanas, de acuerdo a un comunicado del Ministerio de Defensa.

Una columna de Sendero secuestró a 36 trabajadores del yacimiento de gas de Camisea, los liberó cuatro días después, pero hubo un par de enfrentamientos armados que dejaron dos policías y dos militares fallecidos, además de dos policías desaparecidos.

En declaraciones al diario La República, la muchacha relató que el año pasado un hombre le ofreció trabajo cocinando en un alejado poblado del selvático VRAE, al sureste de Perú, la zona donde se mueven las mafias del narcotráfico y columnas de Sendero.

Ella y otras tres adolescentes aceptaron el trabajo, pero tiempo después se dieron cuenta que no podrían volver y que no sólo cocinarían sino que serían convertidas en esclavas sexuales.

"De un grupo de 35, por los menos 20 éramos de las personas que habíamos sido llevadas con engaños. Para que no nos escapemos, nos ataban las muñecas con sogas, otras veces nos cortaban el brazo, o la pierna", dijo la joven al diario.

A un compañero que les aseguró a los demás que serían rescatados por el Ejército, lo mataron de inmediato, recordó la muchacha, embarazada de mellizos producto de las violaciones que sufrió en el campamento senderista.

Según la mujer, los terroristas tienen sus propias pozas de maceración y obligaban a las mujeres a pisar las hojas de coca, como parte del proceso de elaboración de la pasta básica de la cocaína, un paso antes de convertirse en cocaína.

Según la muchacha, este grupo tiene "fusiles, minas, bombas, armas grandes que no sé cómo se llaman pero que ellos dicen haberles quitado a los policías y soldados que matan".

La joven afirmó que los senderistas también tienen bajas, tras los enfrentamientos con las fuerzas del orden, pero que si no sobreviven, los entierran o los lanzan al abismo, para evitar "bajar la moral" al resto.

De acuerdo al relato de la joven, uno de los bombardeos lanzados por las fuerzas armadas contra el campamento en que se encontraba generó tal desconcierto en el grupo que aprovechó el momento para escapar.

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