Enemigas íntimas: lo que desvela la imagen de la silla de Soraya y Cospedal

  • Irene López Assor y Cristian Salomoni, expertos en comunicación no verbal, analizan la imagen más comentada de la celebración del 2 de mayo.
Soraya y Cospedal en la conmemoración del 2 de mayo
Soraya y Cospedal en la conmemoración del 2 de mayo

Una silla vacía, dos mujeres que no se miran y cuyos cuerpos parecen querer huir como dos imanes que se repelen. Ha sido la imagen del 2 de mayo del PP en plena crisis de partido y del Gobierno. Hasta sus ropas reflejan la distancia entre dos mujeres sobre las que gravita el PP y el Ejecutivo, pasteles Cospedal, azul chillón Soraya. Dos antagonistas que no esconden su rivalidad. Ni ante las cámaras, ni ante los suyos, ni en el peor momento de su partido. Son las dos 'chicas de Rajoy', las que estuvieron con él en el Congreso de Valencia de los cuchillos largos de 2008 y sus más leales pretorianas durante los últimos diez. Que no es poco viendo los cadáveres que ha dejado el líder en el camino. El jefe confía en ellas, pero la sintonía nunca surgió.

Soraya y Cospedal no se miraron el 2 de mayo
Soraya y Cospedal no se miraron el 2 de mayo, pero la scretaria general sí mira a la cámara.

Sus enfrentamientos han sobrevolado el Consejo de Ministros, con partidarios y detractores colocados estratégicamente en las carteras, y sus ambiciones han servido a Rajoy de cortafuegos hacia su persona. Ambas se contrarrestran. A Rajoy esta realidad no parece incomodarle. Cospedal es una mujer de partido, y Soraya, de Moncloa. La celebración del 2 de mayo ha vuelto a demostrar que su química es nula. Rajoy ha confiado en ambas, una tuvo que lidiar con la indemnización en diferido de Bárcenas y la otra con la crisis catalana. Cierto que ninguna salió airosa, pero el equilibrio y la confianza se mantienen.

No es de extrañar que además de Pablo Casado, sus nombres suenen para conservar Madrid. Y tampoco que este deje en su twitter fotos de las dos el día de la celebración... aunque la grande y más cercana sea con Soraya. Nada es casual en política.

Soraya y Cospedal, alta tensión
Soraya y Cospedal, alta tensión el 2 de mayo.

La escenografía del 2 de mayo dio juego. Ni siquiera obligadas a vender unidad en el partido lograron Soraya y Cospedal fingir más allá de la evidencia. Dos expertos analizan su lenguaje corporal y coinciden: la rivalidad es notoria e indisimulada. Irene López Assor  (www.irenelopezassor.com) psicóloga, grafóloga y directora de López-Assor Consultores analiza la relación entre ambas tras visualizar los vídeos y las fotos del 2 de mayo. Su análisis parece incuestionable. "Yo diría que Soraya quiere mostrar en su gestualidad que lo tiene todo controlado mientras que Cospedal expresa que quiere controlarlo todo. A la vista de su forma de moverse, evitarse y comportarse se puede hablar de "cierta rivalidad consciente".

Soraya sorprendió a todos acudiendo a la ceremonia con gafas de sol al estilo Audrey Hepburn. Se muestra así "segura de sí misma, con un movimiento corporal tan correcto como fluido. Esto significa que se sabe y le gusta ser el centro de atención . Sus gafas le dan un toque moderno, y llevarlas puede otorgarle un toque de distinción, "se las quita solo para saludar y luego se las pone otra vez. Es parte de su outfitz. Cuando está con el móvil y hablando a la vez con su compañera sigue reforzando la naturalidad y sobre todo de seguridad".

Cospedal, sin embargo, "está muy tensa , se siente especialmente observada, no busca ni quiere la complicidad de Soraya ni en sus miradas ni en su actitud . Todo el tiempo parece que al sentarse se abrazará las piernas con las manos como símbolo de control. Todo el tiempo vigila el ambiente como si estuviera adquiriendo información con su observación constante y analítica. Soraya da la imagen de que ya lo sabe todo y Cospedal no baja la guardia ni un minuto", destaca la analista de lenguaje gestual .

Cristian Salomoni, experto en comportamiento no verbal, coincide en sus criterios. "La rivalidad es notoria, nuestro cuerpo siempre nos delata, siempre nos acercamos a lo que nos gusta y nos alejamos de lo que no, de lo que nos puede hacer daño, o que nos aburre o sencillamente no va con nosotros". Sus cuerpos, es evidente, están "colocados lo más lejos posible". Esa silla vacía entre ambas es un "impactante reto semiótico no verbal. Sus cuerpos no se comunican, se esquivan", señala Salomoni.

El contacto visual también es símbolo de empatía. Durante el 2 de mayo, "pocas veces Cospedal y Soraya juntan sus miradas. La proxémica es la variable no verbal que estudia la distancia que tenemos con los demás, la de Soraya y Cospedal es muy lejana, poco amistosa, no es la distancia congruente para dos compañeras. Si enseñásemos estas fotos a una persona extranjera estoy seguro que diría que son de partidos políticos diferentes", señala Salomoni. Es evidente, pues, la falta de contacto físico.

Hasta su ropa refleja una evidente diferencia de personalidad, estilo y forma de ser. Cospedal es en su atuendo "más moderada, con una falda y una americana gris muy apropiada por una ministra de un ministerio bastante conservador como es el de Defensa. Y Soraya, más informal y desenfadada más extrovertida, aunque en línea con el evento".

Cospedal observa a Soraya mientras esta charla con Rajoy
Cospedal observa a Soraya mientras esta charla con Rajoy.

Cospedal no quiso perderse un 2 de mayo, al que Soraya suele acudir siempre. Era hora de demostrar que el delfín blanco, Cifuentes, había caído de la forma más cruel. Solo puede quedar uno en la línea de sucesión. Por eso ser cartel o no en Madrid, algo que decidirá Rajoy, podría ser un signo de cara al futuro si el gallego persiste en su intención de seguir o a quién quiere dejar a los mandos si da su ciclo por agotado (encuestas mandan). Que sea Margallo el primero que ve a Soraya como una gran candidata no se sabe si es fuego amigo o un movimiento en clave interna. Margallo no comulga con la vicepresidenta y lanza el dardo de que es ya que es "la número uno en popularidad" y una "excelente gestora, podría ser un cartel atractivo en Madrid".

Que se sepa, Soraya no ha gestionado nada. Margallo, hoy un verso suelto que dispara con bala, ha señalado que "ganar en una comunidad autónoma es una magnífica credencial para aspirar a la presidencia del Gobierno. La vicepresidenta tiene una ocasión de oro para medirse electoralmente. Todavía no ha encabezado, que yo sepa, ningún cartel, y las probabilidades en Madrid son muy altas". Se da la paradoja de que Cospedal sí ha ganado en una CCAA y ha gestionado.

Cierto es que Cospedal dio la cara por Cifuentes con un rotundo "tenemos que defender lo nuestro y a los nuestros", como secretaria general del partido, mientras que Soraya y su gente pasaron de puntillas, conscientes tal vez de que Cifuentes vivía la crónica de una muerte anunciada.

Como aviso a navegantes ahí quedan las palabras de Casado, el más firme candidato a ser cartel electoral en Madrid, que repartió besos, charla y fotos con todos, periodistas incluidos. El 12 de abril ya dejó en twitter una foto con títulos y estudios... para evitar que el caso Cifuentes se repita en su piel. Al menos, ha sobrevivido al primer asalto. "Son momentos complicados, tenemos que volver a reivindicar y recordar que el PP está por encima de cualquiera de nosotros", desveló. Más concreto fue Fernando Martínez Maíllo, coordinador general de los 'populares' que visto lo visto, o sea, la foto de marras, ha señalado que en política "tampoco se trata de que todo el mundo sea amigo íntimo". Está claro que Cospedal y Soraya son más 'enemigas íntimas' y no se esconden en disimularlo. Y ambas tienen armas de mujer.

Soraya y Cospedal el 2 de mayo
Cospedal y Soraya escoltan  el 2 de mayo al segundo de Cifuentes, Ángel Garrido, hoy al mando de la Comunidad de forma provisional.
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