Esta práctica se usa para la extracción de gases no convencionales, como el gas de esquisto, bombeando agua y productos químicos a alta presión en la roca, fracturándola para liberar los gases atrapados en ella.
Los australianos temen que los químicos que se utilizan en esta práctica puedan contaminar los suministros de agua subterránea y amenacen las industrias agrícolas.
El Gobierno de Victoria llevó a cabo una investigación desde el Parlamento en torno a las industrias de gases no convencionales, y a comienzos de año anunció que aprobaría una ley que prohíba de forma permanente este tipo de extracción de gas.
El Ejecutivo anterior introdujo una moratoria contra el 'fracking' en 2012, pero todavía hay varias compañías que tienen licencias de exploración para buscar depósitos de gas no convencional.
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