Entrevista a Rachid Ghanuchi, líder de los islamistas tunecinos: "No vemos contradicción entre Islam e igualdad"

  • Es el jefe del partido islamista moderado Ennahda, que encabeza la coalición gobernante en Túnez. Subraya que Islam y democracia no están reñidos. Cree que el problema primordial ahora es económico. Rachid Ghanuchi recibió a la información.com en la sede de su partido, en Túnez capital.
Rachid Ghanuchi, líder de Ennahda
Rachid Ghanuchi, líder de Ennahda
Paula Daibert
Paula Daibert, Túnez

Marginado durante el régimen del exdictador Zine al-Abidine Ben Alí, volvió a su país tras 22 años en el exilio británico. Fue tras la marcha del tirano a causa de la Revolución de los Jazmines que hace un año desencadenó la Primavera Árabe.

Su partido, el islamista moderado Ennahda, se legalizó en marzo de 2011 y obtuvo cerca de 40% de los asientos de la Asamblea Constituyente en las primeras elecciones democráticas celebradas en el país.

Los 70 años de Rachid Ghanuchi y sus más de 30 años de activismo político contrastan con la cantidad de jóvenes que trabajan y transitan por la sede del partido, tanto hombres como mujeres. Todas llevan el hiyab, el velo islámico. "Es una cuestión de libertad personal", comenta una de ellas.

Ghanuchi lidera este partido que gobierna el país desde octubre en coalición con dos formaciones seculares -Congreso por la República (CPR) y Ettakatol-, aunque Ennahda acordó que fuera otra persona de su partido la destinada a dirigir el país, Hamadi Yebali.

En tono sereno, y con previsiones para el futuro siempre apoyadas por la expresión Insh Allah ('si Dios quiere' en árabe), Ghanuchi garantiza en esta entrevista en exclusiva con lainformacion.com que la libertad de su pueblo estará garantizada en un país con la religión musulmana como principio básico e intrínsecamente unida al Estado.

¿Cuál es el principal desafío de Ennahda en sus doce meses de gobierno antes de las elecciones presidenciales?

La economía.

La mayoría de los tunecinos atribuye la revolución de hace un año al desempleo (16% de la población en 2010), la inflación (en torno al 4%) y la corrupción, según Arab Barometer. ¿Ha habido progreso en estas áreas?

El pueblo tunecino se deshizo de una dictadura y ahora es libre, la Policía trabaja dentro de la ley, ya no hay prisioneros políticos en Túnez, la prensa es libre y estos son progresos reales.

Sin embargo, todavía no hemos avanzado en los problemas económicos, es una cuestión de tiempo. Estos problemas no pueden solucionarse en un año, necesitamos por lo menos cinco.

Pero los tunecinos han depositado muchas esperanzas en el gobierno de Ennahda. ¿Qué puede hacer para no decepcionarlos antes de las elecciones a finales de este año?

Podemos empezar la lucha contra la corrupción, dar garantías legales para atraer inversiones extranjeras y locales. [También] financiar a pequeños y medianos empresarios, especialmente iniciativas de jóvenes tunecinos con diploma universitario pero desempleados [el 30% de los jóvenes tunecinos no tienen trabajo].

Podemos dar señales de que el Gobierno se toma en serio los principales problemas nacionales y empezar a solucionarlos. Yo creo que la popularidad de Ennahda aumentará para las próximas elecciones.

Pese a las diferencias ideológicas en el gobierno de coalición, ¿el presidente del CPR y el primer ministro, su compañero de Ennahda, Hamadi Yebali, están en el mismo barco?

Cada uno mantiene su ideología, pero estamos trabajando juntos y tenemos un programa de gobierno común. Todos los ministros están trabajando bajo la legitimidad del jefe de Gobierno, pero cada uno puede defender sus ideas en el Parlamento durante la elaboración de la Constitución.

¿Y qué tipo de Constitución quiere Ennahda para Túnez?

Defendemos un sistema parlamentario, basado en la pluralidad, en la ciudadanía, en los derechos humanos y en la cultura islámica, porque nuestro Estado no es secular: es musulmán, según la antigua Constitución.

El artículo 1 [que establece el Islam como religión oficial del Estado] se mantendrá. Los partidos se han puesto de acuerdo en mantenerlo, porque refleja la identidad musulmana tunecina.

¿A qué nivel debe la sharia (ley islámica) ser parte de la Constitución?

Al nivel en que la población esté de acuerdo. El Parlamento representa a la población y es la única fuente de legislación.

¿Cómo garantizará la nueva Constitución el respeto a las libertades de las minorías religiosas?

Todos los tunecinos son musulmanes. Hay una minoría judía, pero es considerada parte de Túnez y tiene todos los derechos ciudadanos. No vemos ningún tipo de contradicción entre Islam y modernidad, Islam y democracia, Islam e igualdad entre géneros y otras religiones.

¿Cómo describiría la situación actual del país un año después de la huída de Ben Alí?

Un estudio mostró que el 92% de los tunecinos son optimistas sobre el futuro. Tuvimos una revolución pacífica, en un año tuvimos elecciones libres, tenemos un gobierno de coalición y alcanzaremos los otros objetivos de la revolución: luchar contra los altos niveles de desempleo y establecer el desarrollo económico.

¿Qué espera de las relaciones entre Túnez y la Unión Europea?

Mantendremos los acuerdos comunes y ampliaremos las relaciones. Es una cuestión de geografía, compartimos el Mediterráneo.

¿Y las relaciones con los países del norte de África?

Esperamos activar la Unión Magrebí, que no tuvo resultados en los antiguos regímenes. Libia y Argelia [países vecinos a este y oeste] serán nuestros primeros socios.

¿Cuál es el próximo paso que debe darse en Siria y otros países árabes?

Es hora de un cambio en el mundo árabe, sea mediante una revolución o transformaciones internas, como en Marruecos, donde no hará falta una revolución si siguen las reformas.

Pero hay otros países donde el Estado se niega a cambiar, como en Siria. Allí está sucediendo una verdadera revolución que sin duda será exitosa. Tenemos que ayudar a los sirios a alcanzar sus objetivos y liberarse de su salvaje dictador [Bashar al Asad].

¿Cuál es la situación de los refugiados en Túnez que escaparon de la guerra libia?

Consideramos Libia y Túnez como uno. Durante la revolución, más de 1,5 millones de libios vinieron a Túnez, pero no se quedaron en un campo de refugiados. Fueron recibidos en nuestras casas y en nuestros corazones. Es un problema temporal.

¿Piensa usted concurrir a presidente en las próximas elecciones?

Espere y ya lo verá.

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